DESTACAN AL EMPLEO COMO FACTOR PRINCIPAL PARA PROMOVER EL TRABAJO DECENTE E INCREMENTAR EL DESARROLLO HUMANO
Pese a la reciente mejora en casi todos los indicadores de trabajo decente en Brasil, un estudio constató que se mantienen importantes déficits: las tasas de desempleo siguen altas, especialmente entre mujeres, negros, jóvenes y en el área urbana; la tasa de informalidad continúa elevada, pese al aumento de los niveles de ocupación y empleo formal; y, además, la cobertura de la Seguridad Social se mantiene baja.
La publicación “Emprego, Desenvolvimento Humano e Trabalho Decente: A experiência brasileira recente” (Empleo, desarrollo humano y trabajo decente: la experiencia brasileña reciente), fue presentada por las oficinas en ese país de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Brasilia. Es el primer informe conjunto preparado por esas agencias de la ONU en Brasil.
Según la experiencia internacional el combate contra la pobreza y la desigualdad depende, en gran parte, del crecimiento económico sustentable. Esta condición, sin embargo, no es suficiente, también debe considerarse la manera en que la riqueza es creada y distribuida. En este sentido, un eslabón articulador entre crecimiento y desarrollo humano es la generación de empleo.
Entre 1990 y 2006 hubo importantes cambios en el mercado laboral brasileño, determinados por las variaciones en la producción y las reformas adoptadas, según el informe. En los últimos años, se dio una mejor relación producto/empleo, un significativo incremento del nivel general de ocupación, especialmente del empleo formal, un leve aumento en los rendimientos del trabajo y una mayor valoración de la escolaridad en la contratación.
Para analizar el trabajo decente se seleccionaron 28 indicadores. El estudio hace un ejercicio cuantitativo sobre la relación entre trabajo decente y desarrollo humano. Destaca que el trabajo decente mejora el nivel de bienestar social (medido por el Índice de Desarrollo Humano, IDH). Examina también las políticas públicas que actúan sobre el déficit de trabajo decente y que, por lo tanto, refuerzan el desarrollo humano y el crecimiento económico.
Finalmente, se entregan varias recomendaciones: la necesidad de asegurar un crecimiento económico sustentable como condición para la generación de empleo y para la búsqueda del trabajo decente; establecer políticas que respeten los derechos fundamentales en el ámbito laboral; ampliar la protección social; promover la equidad y combatir la discriminación y, principalmente, fortalecer el diálogo social entre los diferentes actores de la economía.
La publicación “Emprego, Desenvolvimento Humano e Trabalho Decente: A experiência brasileira recente” (Empleo, desarrollo humano y trabajo decente: la experiencia brasileña reciente), fue presentada por las oficinas en ese país de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Brasilia. Es el primer informe conjunto preparado por esas agencias de la ONU en Brasil.
Según la experiencia internacional el combate contra la pobreza y la desigualdad depende, en gran parte, del crecimiento económico sustentable. Esta condición, sin embargo, no es suficiente, también debe considerarse la manera en que la riqueza es creada y distribuida. En este sentido, un eslabón articulador entre crecimiento y desarrollo humano es la generación de empleo.
Entre 1990 y 2006 hubo importantes cambios en el mercado laboral brasileño, determinados por las variaciones en la producción y las reformas adoptadas, según el informe. En los últimos años, se dio una mejor relación producto/empleo, un significativo incremento del nivel general de ocupación, especialmente del empleo formal, un leve aumento en los rendimientos del trabajo y una mayor valoración de la escolaridad en la contratación.
Para analizar el trabajo decente se seleccionaron 28 indicadores. El estudio hace un ejercicio cuantitativo sobre la relación entre trabajo decente y desarrollo humano. Destaca que el trabajo decente mejora el nivel de bienestar social (medido por el Índice de Desarrollo Humano, IDH). Examina también las políticas públicas que actúan sobre el déficit de trabajo decente y que, por lo tanto, refuerzan el desarrollo humano y el crecimiento económico.
Finalmente, se entregan varias recomendaciones: la necesidad de asegurar un crecimiento económico sustentable como condición para la generación de empleo y para la búsqueda del trabajo decente; establecer políticas que respeten los derechos fundamentales en el ámbito laboral; ampliar la protección social; promover la equidad y combatir la discriminación y, principalmente, fortalecer el diálogo social entre los diferentes actores de la economía.
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