LA HOMEOPATIA

La Homeopatía se encuadra dentro de las llamadas Medicinas Naturales, porque sus tratamientos se componen de substancias totalmente naturales, en concentraciones completamente inocuas y se basa en preceptos que no contravienen las reacciones naturales del organismo. Sus fundamentos se afirman en la teoría del estímulo constante al sistema inmunológico para lograr su reacción y la curación espontánea del organismo, todo esto mediante elementos que se encuentren en la naturaleza, la cual en miles de millones de años ha tenido suficiente tiempo para ensayar, aprobando y descartando substancias, manteniendo sus características bien definidas y estables. El ser humano, en su corta existencia sobre la tierra, se ha arrogado la creencia de poseer la suficiente sabiduría para producir substancias creadas por él con moléculas sintéticas de características novedosas y aparentemente beneficiosas y mejores que cualquier medicación natural, probándolas algunos años en animales y luego en seres humanos, constatando finalmente su ineficacia y, lo que es peor, generando efectos indeseados, que a la postre, tornan peor el remedio que la enfermedad.

La medicina natural ha existido desde que el ser humano posee inteligencia y sus estudios se han dedicado durante siglos a la observación del efecto de alguna substancia sobre el organismo, adquiriendo notables experiencias que fueron transmitidas de generación en generación.Así nació en el siglo XVIII la terapéutica denominada "HOMEOPATÍA", que lleva dos siglos más de tiempo sanando dolencias que cualquier medicamento sintético conocido en el mercado farmacéutico.Ahora bien, veamos en qué consiste la Homeopatía:



UNA BREVE RESEÑA HISTORICA



La medicina como ciencia, se sabe que tuvo sus inicios en Grecia y se considera a Hipócrates el padre de la medicina, cuatrocientos años antes de Cristo. Su máximo descubrimiento fue que las enfermedades podían ser tratadas de dos maneras: Por sus contrarios o por sus semejantes.

Toda enfermedad es un conjunto de síntomas anormales que presenta un organismo y son producidos por la presencia de gérmenes, substancias extrañas o reacciones anómalas del mismo, que pueden ser combatidos de dos formas: Con substancias que producen los mismos efectos anormales o con elementos que producen efectos contrarios en el organismo.

Sin embargo, 100 años después de Hipócrates, otro médico griego, Galeno, desacreditó la teoría de los semejantes, validando sólo la de los contrarios; Galeno y sus seguidores atrasaron así en varios siglos a la medicina, que se fue convirtiendo paulatinamente en una práctica cruel y sanguinaria: Todo se hacía a base de sangrías, quemas, vómitos, ventosas, superpurgantes y drogas mal estudiadas. Se olvidó poco a poco el estudio de las plantas (Farmacognosia) y de hecho, todas las enfermedades resultaban finalmente incurables o se curaban por si solas.

A fines del siglo XVIII, vivía en Alemania el Dr. Samuel Christian Federico Hahnemann, muy descontento y asqueado de las prácticas médicas de sus contemporáneos, se retiró de su ejercicio y se dedicó a estudiar los textos médicos antiguos, principalmente aquellos que siguieron a la teoría de Hipócrates, como Paracelso y otros estudiosos de la materia, recopilando gran cantidad de información acerca de tratamientos de la medicina popular y estableció patrones comunes en los efectos curativos de las substancias empleadas.

Al cabo de muchos años de estudio, decidió experimentar con la Quina (China Callisaya), la corteza de árbol que se usaba para curar el paludismo y 1a malaria. Experimentando en si mismo, que estaba sano, Hahnemann descubrió que la quina producía un estado análogo al del paludismo. De esta manera Hahnemann prosiguió sus auto-experimentos con otras plantas y minerales: Ipecacuana, Mercurio, Yodo, Arsénico y muchos otros, provocándose sintomatologías de las más diversas índoles. Este hecho, de existir substancias que provocan los mismos síntomas que determinadas enfermedades, indujo a Hahnemann a probar con cantidades cada vez más pequeñas de substancia hasta lograr el efecto inverso, es decir, la mejoría del estado patológico (hoy se conoce como efecto paradójico).

Después prosiguió con otros enfermos, logrando curarlos sin sacarles sangre, aplicarles ventosas o súper-purgantes, lo que era Inconcebible en aquellos tiempos. Después de registrados innumerables éxitos por medio de este sistema, Hahnemann expuso al mundo médico su redescubrimiento con una frase en latín:

SIMILIA SIMILIBUS CURENTUR (los semejantes cúrense con los semejantes) Entre sus postulados más destacables pueden citarse por ejemplo:

· No existen enfermedades, sólo existen enfermos.

· La gente se enferma por debilidad de su fuerza vital.

· No hay dos enfermos iguales, cada uno presenta su síndrome propio, individual y subjetivo.

Desde esa época hasta hoy día, la Homeopatía ha evolucionado constantemente hasta alcanzar el nivel actual, en el que se ha experimentado con más de 2.000 substancias de los tres reinos naturales, aplicándose exitosamente tanto en los países más avanzados como en los más atrasados del mundo.



NOCIONES BASICAS DE HOMEOPATIA



Cualquier anomalía o patología se presenta mediante un síndrome particular que cada individuo percibe con subjetividad y puede denominarse como único y sin igual. Este cuadro de síntomas puede estar provocado por virus, bacterias o cualquier otra perturbación extraña o desconocida a las defensas naturales del organismo, las cuales no han reaccionado lo suficientemente rápido y eficaz ante esta amenaza, debiendo recurrir a medidas excesivamente drásticas para liquidar o evitar la propagación y proliferación del elemento contaminante. Algunas de estas medidas adoptadas por el cuerpo son: La fiebre, los dolores, los mareos, la pus, los vómitos, las diarreas, las hinchazones, en fin, todos los síntomas con los cuales se describe una enfermedad. Cabe destacar que para un mismo diagnóstico clínico, es decir, para una misma enfermedad dos individuos pueden presentar diferentes síndromes subjetivos y por lo tanto sus cuadros pueden diferir bastante entre si, a pesar de estar afectados por el mismo mal. Esta es la razón por la cual la Homeopatía no considera enfermedades sino enfermos y se dedica a estudiar la sintomatología particular de cada enfermo para compararla con la del remedio.

Cada remedio debe haber sido probado, analizado y clasificado de acuerdo a la patogenesia que provoca en el organismo sano, confeccionándose la lista de todos los síntomas presentados por el paciente, sin excepciones. Comúnmente se distinguen dos aspectos fundamentales en las patogenesias: El síndrome orgánico y el síndrome mental. Para algunos autores el cuadro mental tiene la primera importancia, ya que la gran mayoría de las enfermedades evolutivas se dan a conocer primero en la esfera mental por lo que este tipo de síntomas sería más indicativo que las señales orgánicas. Sin embargo, los síntomas orgánicos son los que causan las molestias de los pacientes.

Basado en esta premisa, se dividió el ciclo evolutivo de una enfermedad en tres fases:

1) Fase sensorial o mental

2) Fase funcional

3) Fase lesional

En la primera fase, la sensorial, el individuo no presenta anomalías orgánicas, ya que en esa etapa el desarreglo es solamente mental o emocional, por lo que su detección se hace muy difícil, dado que las alteraciones psíquicas generalmente carecen de importancia y no son molestas para el paciente.

En la segunda fase, la funcional, el individuo registra molestias y síntomas que revelan algún desajuste orgánico, sin embargo al efectuarse exámenes y análisis minuciosos no se detecta ninguna afección medible: los exámenes de laboratorio resultan negativos.

En la tercera fase, la lesional, el individuo presenta desórdenes orgánicos debido a alteraciones lesionales en órganos del cuerpo. Los cambios son palpables y los exámenes de laboratorio resultan positivos.

Esta teoría corrobora la tesis que tratando a un individuo en la fase sensorial basándose en sus síntomas mentales exclusivamente, se logra restablecer su equilibrio vital evitando así la gestación de una enfermedad orgánica. Naturalmente que es la fase más difícil de detectar.

Es obvio que estamos hablando del sistema inmunológico afectado, que revela su debilidad a través de señales subjetivas que a veces ni el propio individuo es capaz de reconocer y con un estímulo certero podemos volver a su estado normal de vigilancia.

Por eso es absolutamente falso sostener que todo contagio proliferará irremediablemente, ya que hay individuos que no contraen un contagio aunque estén constantemente expuestos a él, sin embargo otros tan sólo con un ínfimo contacto se contagian inmediatamente. Durante siglos ha sido el enigma de los inmunólogos buscar el porqué algunas personas son más resistentes que otras y por qué a veces pierden esta inmunidad sin explicación aparente alguna.


fuente: http://www.hahnemann.cl

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