Senador Carlos Ignacio Kuschel Silva y la crisis económica
Las dificultades, confusión, adaptación y ajuste de la economía internacional nos van a llegar. Algunas ya están aquí. Nuestras materias primas de exportación ya han bajado de precio. El cobre de 4 dólares está en menos de tres, por otra parte el costo de producir cobre en Chile se elevó a niveles que no sabemos si alcanzaran sólo para los “trabajadores” del cobre.
Como ha pasado en otras crisis, junto a la baja del precio de los productos suban las tasas de interés, falta liquidez. Cada quién se quiere proteger con “platita en la mano”. En el caso de Chile, la crisis nos pilla con un fuerte rebrote inflacionario, de alza de precios por un excesivo y desordenado gasto público, repetido por varios años que ha reducido la tasa de crecimiento de la economía, la productividad, elevado los precios y elevado las tasas de interés. Esto afecta al tipo de cambio en distintos sentidos.
Chile es un país abierto al mundo más que otros. En episodios anteriores Chile crecía aún cuando el mundo se contrajera. Ahora Chile ha crecido poro cuando el mundo crece mucho. Al crecer poco el mundo, Chile va a crecer menos aún a no ser que hagamos reformas y cambios que no se han hecho en oportunidades más propicias.
Si nos compran menos, nos pagan menos, nuestros costos son más altos por los aspectos laborales, energéticos, tributarios, administrativos entonces Chile ya es más pobre. La crisis (oportunidad) ya llegó.
Pero tenemos dólares acumulados como nunca en crisis anteriores. Tenemos un Banco Central “independiente” y tenemos capacidad para endeudarnos, en realidad no tenemos deudas.
Hasta ahora las medidas económicas de nuestro país van al ritmo de la manada de las demás naciones como si nuestra productividad, estructura de costos, versatibilidad y disposición de energías fueran apropiadas. No estamos actuando en aspectos en los que también hay que accionar porque la productividad de Chile no deja de caer desde el episodio de 1998-99, llamado crisis asiática.
Por otra parte vemos que los perspicaces y facilistas políticos creen que gastando más, mientras tengamos se ayuda. También creen que es mejor tener más regiones, provincias, comunas y parlamentarios.
Chile está bien pero no tanto. Cada día que pasa somos más pobres que el anterior (por lo menos mientras escribo esto).
Sin embargo todo lo que no hemos hecho podemos hacerlo. Lo mal hecho hay que hacerlo bien. Lo que nos falta podemos conseguirlo. Podemos tener mejores gobiernos comunales y mejor gobierno nacional. Podemos y debemos votar con inteligencia, criterio y calidad. La democracia puede ser mejor si somos menos ignorantes. Si de nosotros depende no cometamos errores. Lamentablemente otros países van a tomar medidas erradas y demagógicas. No lo hagamos nosotros. Que la crisis sea una oportunidad en el sentido asiático oriental.
Las dificultades y los golpes nos alcanzan pero podemos recuperarnos antes que otros y llegar al futuro más rápido y mejor.
El hacer más de lo mismo nos mantendrá perdiendo posiciones relativas. Es la oportunidad como agentes económicos y como agentes políticos de tomar un camino mejor que nos lleve más rápido a mejores condiciones de vida, evitando perder empleos y generaciones de jóvenes como lo hicimos cuando las vacas estaban gordas.
Como ha pasado en otras crisis, junto a la baja del precio de los productos suban las tasas de interés, falta liquidez. Cada quién se quiere proteger con “platita en la mano”. En el caso de Chile, la crisis nos pilla con un fuerte rebrote inflacionario, de alza de precios por un excesivo y desordenado gasto público, repetido por varios años que ha reducido la tasa de crecimiento de la economía, la productividad, elevado los precios y elevado las tasas de interés. Esto afecta al tipo de cambio en distintos sentidos.
Chile es un país abierto al mundo más que otros. En episodios anteriores Chile crecía aún cuando el mundo se contrajera. Ahora Chile ha crecido poro cuando el mundo crece mucho. Al crecer poco el mundo, Chile va a crecer menos aún a no ser que hagamos reformas y cambios que no se han hecho en oportunidades más propicias.
Si nos compran menos, nos pagan menos, nuestros costos son más altos por los aspectos laborales, energéticos, tributarios, administrativos entonces Chile ya es más pobre. La crisis (oportunidad) ya llegó.
Pero tenemos dólares acumulados como nunca en crisis anteriores. Tenemos un Banco Central “independiente” y tenemos capacidad para endeudarnos, en realidad no tenemos deudas.
Hasta ahora las medidas económicas de nuestro país van al ritmo de la manada de las demás naciones como si nuestra productividad, estructura de costos, versatibilidad y disposición de energías fueran apropiadas. No estamos actuando en aspectos en los que también hay que accionar porque la productividad de Chile no deja de caer desde el episodio de 1998-99, llamado crisis asiática.
Por otra parte vemos que los perspicaces y facilistas políticos creen que gastando más, mientras tengamos se ayuda. También creen que es mejor tener más regiones, provincias, comunas y parlamentarios.
Chile está bien pero no tanto. Cada día que pasa somos más pobres que el anterior (por lo menos mientras escribo esto).
Sin embargo todo lo que no hemos hecho podemos hacerlo. Lo mal hecho hay que hacerlo bien. Lo que nos falta podemos conseguirlo. Podemos tener mejores gobiernos comunales y mejor gobierno nacional. Podemos y debemos votar con inteligencia, criterio y calidad. La democracia puede ser mejor si somos menos ignorantes. Si de nosotros depende no cometamos errores. Lamentablemente otros países van a tomar medidas erradas y demagógicas. No lo hagamos nosotros. Que la crisis sea una oportunidad en el sentido asiático oriental.
Las dificultades y los golpes nos alcanzan pero podemos recuperarnos antes que otros y llegar al futuro más rápido y mejor.
El hacer más de lo mismo nos mantendrá perdiendo posiciones relativas. Es la oportunidad como agentes económicos y como agentes políticos de tomar un camino mejor que nos lleve más rápido a mejores condiciones de vida, evitando perder empleos y generaciones de jóvenes como lo hicimos cuando las vacas estaban gordas.
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