Llaman a derribar muro de ribera occidental y terminar con asentamientos ilegales de Israel

Culminó la reunión de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe en apoyo a la paz israelo-palestina celebrada en Santiago de Chile, durante los días 11 y 12 de diciembre.

En la oportunidad, sus participantes llamaron a detener la violencia procedente de cualquiera de las partes, a controlar a los extremistas de ambas facciones y exigieron el completo cese de la expansión de los asentamientos en Jerusalén oriental y en sus alrededores, así como la confiscación de tierras y la destrucción de hogares palestinos, entre otros puntos. Así quedó registrado en los Comentarios Finales de este encuentro.

El documento de cuatro páginas, también subrayó la necesidad de derribar el muro de separación, con arreglo a la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia, el levantamiento del bloqueo de la Franja de Gaza y mejorar radicalmente la situación humanitaria. Asimismo, consignó la abolición del amplio y complejo sistema de puestos de control y cierres de la Ribera Occidental y el restablecimiento de la normal actividad económica y social, permitiendo que las instituciones palestinas de Jerusalén oriental reanuden su legítimo funcionamiento.

Cabe recordar que “la reunión de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe en apoyo a la paz israelo-palestina” fue organizada por el Comité para el ejercicio de los derechos inalienables del pueblo palestino, con la anuencia del Gobierno de Chile, y solicitada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, ONU.

Su objetivo, cuando se ha agudizado la crisis humanitaria en especial dentro de la Franja de Gaza, fue generar una acción internacional que incluyera a los Estados de América Latina y el Caribe, en apoyo a la paz entre israelíes y palestinos, para conseguir con esto una solución al conflicto, basándose en la idea compartida de dos Estados, Israel y Palestina, que convivan conjuntamente en condiciones de paz y seguridad.

Entre otros puntos de los Comentarios Finales, los participantes manifestaron su firme convicción de que el único camino posible era continuar las negociaciones y fortalecer el apoyo internacional al proceso y que no había otra alternativa sino una solución de dos Estados. Subrayaron que una condición crucial para el logro de un arreglo permanente del conflicto era el fin de la ocupación por parte de Israel del territorio palestino ocupado en 1967, incluida Jerusalén oriental.

A su vez, los participantes expresaron su esperanza de que las negociaciones entre israelíes y palestinos prosiguieran sin interrupción en el futuro inmediato y animaron al próximo Gobierno de los Estados Unidos a otorgar máxima prioridad al proceso de paz del Oriente Medio y a favorecer sin demora el diálogo entre ambas partes.

Es importante destacar que durante la mañana del viernes 12 de diciembre, miembros del Comité se reunieron con la presidenta chilena Michelle Bachelet, quien se comprometió a apoyar su trabajo y trabajar junto con otros países de la región para avanzar en una resolución pacífica al conflicto israelo-palestino.

Los organizadores de la Reunión expresaron sus agradecimientos a todos los participantes por su contribución a las deliberaciones, y a los oradores por compartir sus valiosos conocimientos. Finalmente, el Sr. Juan Pablo Lira, director general de política exterior del Ministerio de Relaciones exteriores de Chile, informó la constitución de un grupo de amigos de la paz entre Palestina e Israel que impulsará los principios básicos relativos a la cuestión Palestina, incluyendo el estricto cumplimiento de las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

En tanto, la sesión plenaria III realizada durante la tarde, contó con el debate de cinco expertos quienes analizaron “el apoyo de los países de América Latina y el Caribe a la solución permanente del conflicto israelo-palestino”. En la oportunidad, el debate estuvo centrando en el fomento del apoyo a los derechos inalienables del pueblo palestino mediante el sistema de las Naciones Unidas. También se analizaron las medidas adoptadas por los Estados de América Latina y el Caribe dentro del Movimiento de los Países no Alineados, la Organización de los Estados Americanos, la Comunidad del Caribe y otros mecanismos intergubernamentales, y por último, se examinaron iniciativas de la sociedad civil de la región.

Exposiciones de los expertos de la Sesión Plenaria III.

FARID SUWWAN, Embajador de Palestina en la Argentina, Buenos Aires, dijo que los Estados latinoamericanos y caribeños, así como sus organizaciones regionales supranacionales y sus diferentes bloques, OAS, MERCOSUR, UNASUR, CARICOM, se encuentran en una posición privilegiada para contribuir a un acuerdo de paz definitivo palestino-israelí, ya que la región comienza a adquirir un creciente peso político y económico internacional en este inicio de siglo XXI.

El señor Suwwan explicó que un Estado que defina la ciudadanía por la pertenencia a una religión es algo totalmente extraño a este continente, por lo que la mayoría de los Estados de esta región pueden aproximarse al conflicto palestino-israelí con un punto de vista exento de preconceptos culturales que, desafortunadamente, existen en otras áreas del mundo.

El embajador señaló el que el Mapa de Ruta y otras directrices acordadas son indicaciones del camino a seguir, por lo que el fallo principal ha sido el no haber previsto medidas preventivas y disuasorias, en caso de no cumplimiento de sus etapas, y no haber establecido garantías para el cumplimiento de acuerdos y la implementación de declaraciones de intenciones.

Por último, puntualizó que es necesario y urgente que los países del continente latinoamericano asuman una posición de mayor peso y protagonismo en la resolución del conflicto palestino-israelí, y esto puede darse a través de diferentes líneas de acción, tendientes a apuntalar a la economía palestina y a reforzar los mecanismos de conciencia civil y de solidaridad nacional.

Otras medidas –concluyó el Sr. Suwwan-, buscan conseguir un papel más importante de la comunidad de Naciones Latinoamericanas y Caribeñas en el mismo proceso de negociación, y finalmente, implementar disposiciones para denunciar y detener las violaciones al Derecho Internacional y al Derecho Humanitario.

FARID KAHHAT, Profesor de Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica del Perú se refirió, por un lado, a las percepciones públicas sobre el conflicto palestino-israelí en América Latina a través del análisis de algunas encuestas de opinión, y por otro, al papel que actores latinoamericanos desempeñaron en las Naciones Unidas.

En relación con la opinión pública latinoamericana, ejemplificó a través de dos encuestas internacionales aplicadas en Estados Unidos, México y el Perú, cómo la formulación de la pregunta puede ser determinando en los resultados. De esa manera, un resultado en apariencia robusto como lo fue el nivel de respaldo a Israel entre la opinión pública estadounidense, desciende de un 49% a un 21% en la otra encuesta.

Respecto del papel que actores latinoamericanos desempeñaron en las Naciones Unidas, recordó el que tuvo la región en el hito fundacional del actual conflicto en Medio Oriente. Tras el debate de esa época, 13 países de América Latina votaron a favor de la resolución de partición, 6 de ellos se abstuvieron y uno votó en contra. Si se tiene en cuenta –prosiguió el experto-, que el total de votos en favor fue de 33, en aquel entonces la ONU contaba con 57 miembros, los votos de América Latina fueron cruciales para explicar el resultado, puntualizó.

El Sr. Kahhat constató que desde entonces el peso específico de América Latina en la Asamblea General de la ONU fue menguando de manera paulatina y significativa, así como el peso específico de la Asamblea General como órgano de decisión de la ONU en el tema del conflicto palestino-israelí.

En su ponencia informó que respecto al proceso de paz existe la paradoja de la exclusión de Hamas como interlocutor válido porque no reconoce de manera incondicional el derecho de Israel a existir. Sin embargo, el Sr. Kahhat precisó que Israel ya existe como Estado y no hay nada que Hamas pueda hacer al respecto. En cambio, la construcción de asentamientos y del muro de separación por parte de Israel podría eventualmente hacer imposible la creación de un Estado palestino viable e independiente, concluyó el experto.

Sr. IBRAHIM AL-ZEBEN, Embajador de Palestina en Brasil en su presentación dijo que América Latina, con todo su bagaje cultural y político, con millones de descendientes árabes y judíos, puede ser un escenario idóneo para acoger un proceso de entendimiento y reconciliación.

A nivel político así como desde la sociedad civil, explicó el Sr. Al-Zeben, se pueden promover y patrocinar actividades y encuentros entre las comunidades árabes y judías lo que será de gran ayuda para que desempeñen un papel positivo en el conflicto. Señaló que los integrantes de las comunidades deben ser incentivados y orientados, como ciudadanos, a observar el derecho internacional y no apoyar la ocupación y la violencia.

Por otra parte, precisó la necesidad de fomentar el turismo religioso equitativo para desarrollar este sector, pues explicó que Palestina depende en gran medida de esta actividad. Sostuvo que crear una infraestructura turística adecuada y competente ofrecerá oportunidades de trabajo y vida digna a millares de palestinos.

En su presentación, hizo notar que la actitud oficialista de Latinoamérica y del Caribe, en su mayoría, ha sido notablemente pro israelí y tímidamente pro Palestina. Destacó el ejemplo de Costa Rica que estableció relaciones diplomáticas basadas en la resolución 181 de la Asamblea General, reconociendo al Estado de Palestina, que no fue creado, lado a lado de Israel, desde 1948. Al ser cuestionado por esta decisión, manifestó su apego al derecho internacional. El Sr. Al-Zeben dijo que es hora que todos los países que han votado por dicha resolución, reconozcan a su otra mitad, otorgándole al segundo gemelo, Palestina, su certificado de nacimiento.

Sra. ARLENE CLEMESHA, Profesora de Cultura Árabe de la Universidad de Sao Paulo y miembro del Instituto de Cultura Árabe explicó que los países de América Latina y el Caribe, que sostienen una tradición de apoyo a las causas de las naciones oprimidas en lucha por la liberación nacional, como es el caso de Palestina, no logran traducir ese apoyo en acciones concretas y efectivas.

En este contexto político –prosiguió la experta-, hoy se firman tratados de libre comercio con Israel, se compran armas y alta tecnología de Israel, así como las universidades establecen acuerdos de cooperación y se enorgullecen de un activo intercambio académico e intelectual. Explicó que en la mayoría de los casos, nada de eso se da por un supuesto deseo de los gobiernos de la región, pero sí por presión de los segmentos corporativos. En la actualidad, hay casi 200 firmas israelíes establecidas en Brasil, precisó la Sra. Clemsha.

En su ponencia, informó que en la región hay renovadas energías e iniciativas de la sociedad civil en defensa de la implementación de los derechos palestinos. Se trata de pasar del activismo de calle, como marchas y demostraciones en plaza pública que tuvieron gran importancia en el pasado, a la iniciativa institucional y detentora de una o más estrategias de acción.

En resumen, se puede decir que la sociedad civil en la región se está integrando paulatinamente a la principal estrategia de acción da la sociedad civil mundial. Una estrategia no-violenta como llamados a boicots, desincentivar inversiones y sanciones contra el Estado de Israel hasta que cumpla con sus obligaciones bajo la ley internacional.

Sra. LISA KAUFMAN, Miembro del Foro de Familiares de fallecidos israelíes y palestinos, miembro de Peace Now en Jerusalén, habló sobre la necesidad de trabajar como se ha hecho hasta ahora en la reconciliación de los pueblos de Palestina y de Israel, aún antes de que las partes alcancen una solución de paz.

Dijo que el actual conflicto, sumado con actos de violencia, retrasa y dificulta un pronto acuerdo de paz. A su juicio, el verdadero desafío para todos es incorporar la mayor cantidad de elementos que sea posible para lograr la reconciliación ahora, dejando atrás las hostilidades y contribuir a la construcción de la paz.

En una situación posterior del conflicto, los líderes de las partes en disputa están en condiciones de iniciar un proceso de reconciliación e instalar mecanismos para su implementación. Sin embargo, durante las primeras etapas de este proceso ésta no es una posibilidad real, lo que deja a las organizaciones de la sociedad civil como las encargadas para asumir esta responsabilidad, dijo la Sra. Kaufman.

Destacó que mientras se busca avanzar en las negociaciones de paz, grupos e individuos en ambos lados se encuentran y participan conjuntamente en diversas actividades de cooperación en iniciativas de paz, justicia, desarrollo, medio ambiente, educación y los proyectos humanitarios. A través de estas acciones –precisó la experta- están promoviendo, de manera indirecta, la reconciliación entre ambas comunidades, la israelita y la palestina.

La Sra. Kaufman concluyó explicando que la asimetría de la situación entre los israelíes y los palestinos tiene un efecto sobre estos esfuerzos, actividades y proyectos, y esta situación está haciendo cada vez más desafiante trabajar juntos en un plano de igualdad.

Comentarios finales de los organizadores



1. La reunión de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe en apoyo a la paz israelo-palestina se celebró en la sede de la CEPAL en Santiago, los días 11 y 12 de diciembre de 2008, bajo los auspicios del Comité para el ejercicio de los derechos inalienables del pueblo palestino. En ella participaron expertos de reconocido prestigio internacional, tanto israelíes como palestinos, representantes de Estados Miembros de las Naciones Unidas y de observadores ante la Organización, parlamentarios, representantes del sistema de las Naciones Unidas y de otras organizaciones intergubernamentales y representantes de la sociedad civil y de los medios de comunicación.

2. La reunión tuvo por objeto convocar un mayor apoyo internacional, en particular entre los Estados de América Latina y el Caribe, para los esfuerzos por continuar el proceso político israelo-palestino y lograr una solución al conflicto sobre la base de una visión compartida de dos Estados, Israel y Palestina, que convivan en paz y seguridad. Los participantes analizaron los distintos modos de consolidar los esfuerzos internacionales en pro de la paz y de crear sinergias entre ellos y examinaron la forma en que los Estados de América Latina y el Caribe podían contribuir eficazmente a esos esfuerzos mediante sus actividades en mecanismos nacionales e intergubernamentales.

3. Los participantes señalaron que en el año 2008 se cumplían 60 años desde que los palestinos habían sido despojados de sus derechos, o la Nakba, en que cientos de miles de palestinos habían sido obligados a abandonar sus hogares y propiedades por las hostilidades entre árabes e israelíes de 1948. Destacaron que, al cabo de 60 años, el pueblo palestino seguía privado de sus derechos nacionales inalienables, entre ellos el derecho a la libre determinación y a su propio Estado independiente en todo el territorio palestino ocupado en 1967, incluida Jerusalén oriental. Actualmente los refugiados palestinos inscritos en el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNRWA) suman más de 4,6 millones. Aún no reclaman su derecho inalienable a regresar y permanecen en el limbo en países vecinos del Oriente Medio, esperando que se llegue a una solución justa y duradera a su situación. Los participantes reiteraron la permanente responsabilidad de las Naciones Unidas en la cuestión de Palestina hasta que se resuelva en todos sus aspectos, de conformidad con el derecho internacional.

4. Los participantes celebraron el nivel de compromiso que las principales partes interesadas, incluidas las de América Latina y el Caribe, demostraron tanto en la conferencia de Anápolis y en la conferencia de donantes realizada en París en 2007 como posteriormente, gracias a las cuales se reanudaron las negociaciones permanentes entre israelíes y palestinos y se renovó el apoyo sustancial a la Autoridad Palestina y a su programa de desarrollo y reforma económica. Los participantes lamentaron el hecho de que no se hubiera cumplido la meta fijada de llegar a un arreglo permanente para fines de 2008. Al mismo tiempo, manifestaron su firme convicción de que el único camino posible era continuar las negociaciones y fortalecer el apoyo internacional del proceso y que no había otra alternativa sino una solución biestatal.

5. En opinión de los participantes las negociaciones indudablemente debían sustentarse en mejoras tangibles de la situación sobre el terreno. En lo inmediato, había que detener la violencia procedente de cualquiera de las partes, tanto los ataques militares israelíes como los actos de terror y destrucción, y había que controlar a los extremistas de ambas facciones. La expansión de los asentamientos en Jerusalén oriental y en sus alrededores debía cesar por completo, así como la confiscación de tierras y la destrucción de hogares palestinos. El muro de separación debía derribarse, con arreglo a las opiniones consultivas de la Corte Internacional de Justicia. El sitio de la Franja de Gaza debía levantarse y la situación humanitaria debía mejorar radicalmente. El amplio y complejo sistema de puestos de control y cierres de la Ribera Occidental debía abolirse y restablecerse la normal actividad económica y social. Debía permitirse que las instituciones palestinas de Jerusalén oriental reanudaran su legítimo funcionamiento.

6. Los participantes subrayaron que una condición crucial para el logro de un arreglo permanente del conflicto era el fin de la ocupación por parte de Israel del territorio palestino ocupado en 1967, incluida Jerusalén oriental. Debía permitirse al pueblo palestino establecer su Estado soberano e independiente en este territorio, con Jerusalén oriental como capital, así como ejercer sus derechos inalienables.

7. Los participantes manifestaron su profunda preocupación por la situación sobre el terreno, sobre todo en lo que se refiere a las consecuencias humanitarias para la población palestina en Gaza como resultado del cierre del territorio. Señalaron que durante la mayor parte del tiempo se había mantenido el período de seis meses de calma en Gaza y el sur de Israel, pero que recientemente se había interrumpido. Los participantes alentaron con firmeza a las partes a mantener la calma y a ampliarla a otros lugares del territorio palestino ocupado. Sin embargo, expresaron su alarma puesto que no se había logrado mejorar la situación en Gaza, ya que Israel no había levantado el cierre casi completo del territorio. Estimaban que toda futura mejora de la situación en Gaza y sus alrededores dependía en gran medida de la voluntad política de Israel y de su buena disposición para normalizar la vida en la Franja.

8. Los participantes hicieron un llamado a los líderes de Palestina, a los líderes de todas las facciones y a todos los palestinos a unirse en apoyo del Presidente Abbas y su gobierno, y a resolver sus diferencias políticas de manera pacífica. Los participantes favorecían la idea de celebrar un amplio diálogo nacional apoyado en medidas de fomento de la confianza para iniciar un proceso de recuperación de la unidad nacional y de reunificación de Gaza y la Ribera Occidental bajo la Autoridad Palestina. Era de suma importancia que las diversas organizaciones y facciones palestinas pusieran los intereses nacionales y las aspiraciones del pueblo palestino por encima de todo interés partisano. Los participantes creían firmemente que la unidad del pueblo palestino era una condición esencial para alcanzar una solución viable a la cuestión de Palestina.

9. Los participantes expresaron su profunda preocupación de que Israel, la Potencia ocupante, no estuviera cumpliendo con el Cuarto Convenio de Ginebra en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén, en lo concerniente a su obligación de proteger a la población civil bajo la ocupación. La aplicabilidad de ese Convenio había sido confirmada reiteradamente por la Conferencia de las Altas Partes Contratantes, así como por la Asamblea General, el Consejo de Seguridad y la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas. Los participantes también subrayaron la ilegalidad de la continua expansión de los asentamientos por parte de Israel y pidieron la paralización inmediata de todas las actividades de asentamiento y el desmantelamiento de todos los puestos avanzados de asentamiento.

10. Los participantes recordaron que en la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia de 2004 se establecía claramente la situación ilegal que resulta de la construcción del muro de conformidad con el derecho internacional e insistieron en que había que derribarlo. Hicieron hincapié en la necesidad de que la comunidad internacional tomara medidas más firmes que cuestionaran la presencia del muro en el territorio palestino ocupado. Los participantes destacaron que debía apoyarse plenamente el mandato del Registro de las Naciones Unidas de los daños y perjuicios causados por la construcción del muro en el territorio palestino ocupado y que este mandato debía implementarse sin demora.

11. Los participantes coincidieron en que, para resolver el conflicto israelo-palestino y lograr una paz duradera en toda la región, era absolutamente primordial llegar a una solución negociada sobre la cuestión de Jerusalén, basada en el derecho internacional. Asimismo, mostraron una profunda preocupación por las políticas y medidas adoptadas por Israel en Jerusalén oriental, en particular las órdenes de demolición dictadas contra propiedades de los palestinos, la expulsión de los palestinos que viven en Jerusalén de esa ciudad y la separación de la ciudad del resto de la Ribera Occidental mediante la expansión de los asentamientos y la construcción del muro. A este respecto, señalaron que la cuestión del estatuto de Jerusalén como parte del territorio palestino ocupado únicamente podía solucionarse mediante negociaciones y de plena conformidad con las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas.

12. Los participantes opinaron que la experiencia de los países de América Latina y el Caribe en su lucha por la independencia y la soberanía, así como sus avances hacia la independencia económica y el desarrollo sostenible, podían aprovecharse en el proceso político conducente a lograr una solución biestatal. Subrayaron además el importante papel desempeñado por América Latina y el Caribe en los amplios esfuerzos realizados por continuar el proceso político y resolver el conflicto israelo-palestino. En este contexto, pidieron a los países de América del Sur y Centroamérica que aumentaran su contribución al proceso de paz del Oriente Medio e intensificaran su participación en los foros regionales e internacionales. Se destacó el papel del Grupo de Estados de América Latina y el Caribe en las Naciones Unidas, en particular en el Consejo de Seguridad y la Asamblea General, y el de sus parlamentos y parlamentarios nacionales en apoyo a una solución pacífica del conflicto israelo-palestino.

13. En la reunión se informó a los participantes de las diversas iniciativas emprendidas por la sociedad civil en la región para apoyar la paz entre israelíes y palestinos y solidarizarse con el pueblo palestino, y se felicitó a sus representantes por su empeño en ayudar a los palestinos sobre el terreno y los palestinos refugiados en otras partes a enfrentar las consecuencias de la ocupación. Los participantes alentaron a las grandes comunidades de árabes y judíos de Chile y otros países de la región a mantener su compromiso y seguir colaborando con el movimiento mundial de organizaciones de la sociedad civil para poner fin a la guerra, la violencia y la ocupación.

14. Los participantes reiteraron que la única forma de lograr una solución amplia, justa y duradera al conflicto israelo-palestino era de conformidad con el derecho internacional y sobre la base de las resoluciones del Consejo de Seguridad 242 (1967), 338 (1973), 1397 (2002) y 1515 (2003) y demás resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas. La Iniciativa de Paz Árabe seguía siendo un elemento fundamental para lograr la paz en la región y debía aprovecharse. El apoyo constante de la comunidad internacional era esencial para hacer avanzar las negociaciones, en particular, el esfuerzo firme y sostenible del Cuarteto y los socios comerciales de ambas partes. Se expresó la esperanza de que las negociaciones entre israelíes y palestinos prosiguieran sin interrupción en el futuro inmediato. Animaron al próximo Gobierno de los Estados Unidos a otorgar máxima prioridad al proceso de paz del Oriente Medio y a favorecer sin demora el diálogo entre ambas partes.

15. Los participantes expresaron su reconocimiento y gratitud al Gobierno de Chile y a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe por haber acogido la reunión de las Naciones Unidas y por la ayuda y el apoyo prestados al Comité y a la Secretaría de las Naciones Unidas para la preparación y celebración de esa reunión.

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