Maridar Vinos con Habanos…
El pasado 25 de Febrero, en plena sesión de trabajo durante la celebración del XI Festival Internacional del Habano, acá en mi país, tuve la posibilidad de evaluar junto a un grupo de especialistas de diversas geografías; una alianza interesante: Vinos de España con Tabaco Cubano. Esta asociación trajo consigo una avalancha de criterios a favor y otros, con un ligero voto en desacuerdo. Modestamente quisiera poner a juicio las vivencias y criterios de muchos y el mío en particular.
Los Habanos, al igual que muchos vinos del mundo, son respaldados por una poderosa denominación, que los encierra cada vez más en el grupo selecto de placeres del ser humano. Sin lugar a dudas, son frutos únicos avalados por una interesante historia y por supuesto una desentrañadle red de factores encaminados a la comercialización, aun cuando la madeja principal sea el factor Calidad. Muchas han sido las alianzas propuestas para ambos: Vinos con casi todo lo que se presente en una mesa y hasta entornos diferentes y los Habanos como el protagonista de un sinnúmero de ocasiones. Rones, Brandies, Coñacs, Armagnac, etc., se han convertido en parejas de lujo para tales ocasiones, pero si analizamos los perfiles organolépticos de ambos productos, ciertamente cualquier amante del mundo de las asociaciones pensaría en no intentar con vinos de mesa y el potente humo de un cigarro.
Muchos aromas y sabores presentes en el vino se verían afectados por las notas picantes, torrefactas y de elegante fortaleza, presentes en un Puro Cubano. Otros pensarían en el efecto que ejerce el humo sobre las papilas gustativas, y hay quien incluso diría que es imposible maridarlos ya que el contraste excedería los umbrales, y obviamente solo quedaría el recuerdo de un solo actor. Muchos son los criterios respecto al tema, y amplia es la tela por donde cortar. Los Habanos en una mesa son considerados los reyes de la recta final y en cuanto a los vinos siempre había intentado con los fortificados, sobre todo aquellos que sufren una fermentación parcial y luego se encabezan. Recuerdo que defendiendo mi examen final de Sommelier, presente la alianza entre un Exquisito de Cohíba (33 X 126 mm) y un Late Bottled Vintage Graham’s Six Grapes, fabuloso maridaje, las notas dulces, avellanadas y alcohólicas de este Oporto se ensamblaban perfectamente con los destellos amargos y cedrosos de este Puro de calibre fino y corto recorrido, algo para recordar.
Cuando tuve la oportunidad de evaluar dos grandes vinos de la Casa Torres, el excelente Mas La Plana y el Torres Gran Coronas, pues no niego que pensé como muchos: Difícil Maridaje. Recordé las palabras de una gran amiga peruana, Victoria Santa Cruz: …. Lo mecánico no es penetrado por la palabra, no siente, no conecta y por lo mismo divide…. Y simplemente pensé como gran amante de este mundo: Intentar y Evaluar.
Algo importante sucedió, la interesante nota de barrica y los elegantes taninos de estos vinos no se ven afectados del todo con el contraste, diría que en boca nos dejan percibir la entrada agradable de una fumada sin dañar la percepción, eso si, recomiendo que la evaluación ocurra hasta principios del segundo tercio del Habano y que los puros estén en el umbral de los sabores suaves. Aun cuando sienta mayor prevalencia del humo en boca, los aportes del vino no desaparecen, solo se ensamblan.
Marcas como Hoyo de Monterrey, Fonseca, Quai D’Orsay, son meritorias de intento, y la curva de vida de los vinos a evaluar debe encontrarse en ascenso. Son sugerencias que a mi juicio funcionarían, y contrarrestan un poco la justificación netamente mercantil que muchos han brindado al asunto de estos maridajes.
Vale la pena intentarlo, significa una unión fabulosa entre culturas.
Autor: Alexander Aguirre Triana [sábado, 21 de marzo de 2009.]
Prof. Ppal Sommelier Escuela de Hoteleria y Turismo Pdte. Asociación de Sommeliers de Villa Clara Cuba
fuente. http://www.elcatavinos.com
Los Habanos, al igual que muchos vinos del mundo, son respaldados por una poderosa denominación, que los encierra cada vez más en el grupo selecto de placeres del ser humano. Sin lugar a dudas, son frutos únicos avalados por una interesante historia y por supuesto una desentrañadle red de factores encaminados a la comercialización, aun cuando la madeja principal sea el factor Calidad. Muchas han sido las alianzas propuestas para ambos: Vinos con casi todo lo que se presente en una mesa y hasta entornos diferentes y los Habanos como el protagonista de un sinnúmero de ocasiones. Rones, Brandies, Coñacs, Armagnac, etc., se han convertido en parejas de lujo para tales ocasiones, pero si analizamos los perfiles organolépticos de ambos productos, ciertamente cualquier amante del mundo de las asociaciones pensaría en no intentar con vinos de mesa y el potente humo de un cigarro.
Muchos aromas y sabores presentes en el vino se verían afectados por las notas picantes, torrefactas y de elegante fortaleza, presentes en un Puro Cubano. Otros pensarían en el efecto que ejerce el humo sobre las papilas gustativas, y hay quien incluso diría que es imposible maridarlos ya que el contraste excedería los umbrales, y obviamente solo quedaría el recuerdo de un solo actor. Muchos son los criterios respecto al tema, y amplia es la tela por donde cortar. Los Habanos en una mesa son considerados los reyes de la recta final y en cuanto a los vinos siempre había intentado con los fortificados, sobre todo aquellos que sufren una fermentación parcial y luego se encabezan. Recuerdo que defendiendo mi examen final de Sommelier, presente la alianza entre un Exquisito de Cohíba (33 X 126 mm) y un Late Bottled Vintage Graham’s Six Grapes, fabuloso maridaje, las notas dulces, avellanadas y alcohólicas de este Oporto se ensamblaban perfectamente con los destellos amargos y cedrosos de este Puro de calibre fino y corto recorrido, algo para recordar.
Cuando tuve la oportunidad de evaluar dos grandes vinos de la Casa Torres, el excelente Mas La Plana y el Torres Gran Coronas, pues no niego que pensé como muchos: Difícil Maridaje. Recordé las palabras de una gran amiga peruana, Victoria Santa Cruz: …. Lo mecánico no es penetrado por la palabra, no siente, no conecta y por lo mismo divide…. Y simplemente pensé como gran amante de este mundo: Intentar y Evaluar.
Algo importante sucedió, la interesante nota de barrica y los elegantes taninos de estos vinos no se ven afectados del todo con el contraste, diría que en boca nos dejan percibir la entrada agradable de una fumada sin dañar la percepción, eso si, recomiendo que la evaluación ocurra hasta principios del segundo tercio del Habano y que los puros estén en el umbral de los sabores suaves. Aun cuando sienta mayor prevalencia del humo en boca, los aportes del vino no desaparecen, solo se ensamblan.
Marcas como Hoyo de Monterrey, Fonseca, Quai D’Orsay, son meritorias de intento, y la curva de vida de los vinos a evaluar debe encontrarse en ascenso. Son sugerencias que a mi juicio funcionarían, y contrarrestan un poco la justificación netamente mercantil que muchos han brindado al asunto de estos maridajes.
Vale la pena intentarlo, significa una unión fabulosa entre culturas.
Autor: Alexander Aguirre Triana [sábado, 21 de marzo de 2009.]
Prof. Ppal Sommelier Escuela de Hoteleria y Turismo Pdte. Asociación de Sommeliers de Villa Clara Cuba
fuente. http://www.elcatavinos.com
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