España: Crisis económica y pensiones

La crisis financiera internacional, la más importante desde la Segunda Guerra Mundial, ha provocado que los mercados y las economías de los distintos países vivan una convulsión constante y de una magnitud desconocida hasta ahora. El crecimiento económico mundial, con la excepción de China, registra tasas negativas. Las economías de los países más industrializados están sufriendo una caída espectacular, cuya recuperación está prevista, en el mejor de los casos, para el año próximo.
En el Estado español, el Producto Interior Bruto bajó al 1,2% en 2008 y las previsiones para 2009 y 2010 son de crecimiento negativo. La tasa de inflación ha experimentado un descenso progresivo y continuado, hasta situarse en niveles mínimos, como consecuencia de la disminución del consumo de las familias. Y las tasas de desempleo aumentan hasta registros que parecían olvidados: 13,9% en el pasado ejercicio, con previsión de alcanzar el 17,4% y 19% en 2009 y 2010, respectivamente.
El creciente endeudamiento de los Estados para hacer frente a la crisis, la tendencia demográfica, con un incremento de la esperanza de vida de las personas y el envejecimiento consiguiente de la población, el aumento del número de desempleados -y por tanto, un menor número de cotizaciones- y las previsiones sobre la evolución del sistema público de pensiones de la Seguridad Social ponen en evidencia de nuevo la importancia creciente de los planes de pensiones complementarios.
La incidencia de esta crisis en el Estado del Bienestar va a ser evidente. De nuevo resurge la amenaza sobre las posibilidades de financiación de la Seguridad Social, con lo cual se pone de actualidad la necesidad de reabrir el debate político que precedió al acuerdo del Congreso de los Diputados del 6 de abril de 1995, el llamado Pacto de Toledo. Entre sus recomendaciones estaría la necesidad de impulsar los planes de pensiones complementarios, para cubrir el diferencial que hoy ya existe entre pensión y último salario.
No puede decirse que los patrimonios de los sistemas complementarios no estén también sufriendo las consecuencias de la crisis. Los planes y fondos de pensiones y las Entidades de Previsión Social Voluntaria se han visto afectados de lleno por esta situación a nivel mundial. Por primera vez desde su creación en 1983, y de acuerdo con los datos difundidos por la Federación de Entidades de Previsión Social Voluntaria de Euskadi, el patrimonio de las EPSV de la Comunidad Autónoma Vasca ha disminuido un 2,38%, hasta situarse en 16.632 millones de euros. En un ejercicio especialmente difícil, este descenso, en cualquier caso, es menor que el registrado tanto en el Estado (8,70%) como en el panorama mundial (16%).
Al concluir 2008, las Entidades de Previsión Social Voluntaria contaban con cerca de 1,2 millones de partícipes, lo que demuestra su sólida implantación en el País Vasco. En un ejercicio tan convulso como el precedente, el número de asociados se incrementó en casi un 6%, lo que significa un aumento de más de 66.000 personas. A pesar de los resultados negativos del pasado ejercicio, en ningún caso se debe perder la perspectiva, ni olvidar la esencia que dio origen a los planes de pensiones y a las EPSV: conseguir una pensión complementaria al sistema de Seguridad Social, que posibilite el mantenimiento de los niveles de poder adquisitivo de las personas jubiladas.
Ésta es la verdadera finalidad de las entidades de previsión social. El objetivo de la creación de una EPSV no reside, en ningún caso, en la obtención de beneficios fiscales en la realización del Impuesto sobre la Renta de la Personas Físicas; ni en la acumulación de un capital, rescatable en cualquier momento para su inversión en la adquisición de bienes de consumo o la inversión en bienes inmuebles, por muy necesarios que puedan ser para cualquier persona. Las aportaciones realizadas cada mes por empleados y empleadas están orientadas a generar un mayor poder adquisitivo futuro, una vez alcanza la situación de pensionista.
Para realizar un análisis o una valoración de las estrategias y decisiones que guían la gestión de los fondos de pensiones y de las Entidades de Previsión Social Voluntaria no se deben olvidar los principios para los que han nacido.
Es necesario, en consecuencia, mantener la vista en el horizonte de la vida laboral, más allá de qué rentabilidad se consiga en un determinado ejercicio económico. Por ello, cualquier inversión que se realice en un fondo de pensiones deberá valorarse a la finalización del periodo de aportaciones.
Cada persona, a la conclusión de su vida laboral, tendrá que analizar si la pensión complementaria abonada por la EPSV le permite disfrutar de una mejor calidad de vida. Un objetivo que constituye la esencia de los planes de pensiones y por el que trabajamos todas las personas que realizamos nuestra labor en las Entidades de Previsión Social Voluntaria.

fuente. http://www.diariovasco.com

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