Festival de Cine de Málaga , Juan Diego recibió Premio Málaga
Cuando el reloj rozaba la medianoche en un largo sábado de cine, Juan Diego hizo gala de la generosidad que le caracteriza y subió a recoger el Premio Málaga de manos de Antonio Banderas con la intención de arrodillarse ante él. Sin embargo, no le dio mucho tiempo a hacerlo, porque cuando vino a darse cuenta el que ya estaba haciéndole la reverencia desde el suelo era su amigo, el vecino malagueño de Hollywood.
En una gala presentada por sus compañeros en 'Los hombres de Paco' Pepón Nieto y Adriana Ozores, la entrega del galardón estuvo precedida por las intervenciones dedicadas al homenajeado por otra media docena de profesionales del cine, entre los que se encontraban Fernando Chinarro, Michelle Jenner, Víctor García León, María Asquerino, Marisa Paredes y el propio Antonio Banderas.
Mientras estos hablaban, Juan Diego aguardó su momento de gloria sentado en un asiento de la cuarta fila en el patio de butacas del malagueño Teatro Cervantes. Allí fue, por momentos, el único que en todo el auditorio se abanicaba con un papel, y también el primero en reírse y en aplaudir las ocurrencias o sentidas palabras que le fueron transmitiendo quienes glosaron su figura.
A medida que se acercaba el instante cumbre, se veía como el actor sevillano se frotaba las manos, consciente de que el momento de subir al escenario empezaba a estar a la vuelta de la esquina.
Esto empezó a quedar patente en intervenciones como la de la actriz y ex presidenta de la Academia de Cine Marisa Paredes, quien se remontó unos años en el tiempo hasta situarse en largas noches compartidas con Juan Diego, en las que "calientes de alcohol" terminaban recitando versos de Federico García Lorca, Miguel Hernández o Pablo Neruda.
Luego, le tocó el turno a Antonio Banderas, quien metido en la piel de maestro de ceremonias leyó un extenso discurso en el que recurrió, "por cuestiones de edad", a unas gafas. Durante su intervención, atravesó las cuatro décadas de carrera del sevillano y describió al milímetro el instante en el que empezó la amistad entre ambos.
Fue una noche de los 80 en la que "con las corbatas desatadas y las lenguas afiladas" compartieron una prolífica velada en la que terminaron de conocerse con la certeza de que serían buenos amigos. Entretanto, Banderas no escatimó palabras de cariño y se deshizo en elogios: "Es incuestionable que es uno de nuestros grandes actores. Juan Diego es lúcido, vehemente, profundo, indiscutiblemente andaluz y, por lo tanto vivo...".
Trabajo conjunto
A continuación, el actor sevillano le devolvió la papeleta a Antonio Banderas y encontró las claves de "su ambición desmedida" en el hecho de que "conserve como los niños una luz y una curiosidad especiales que le llevan a una búsqueda constante del conocimiento en este oficio, porque él no sólo es un actor, sino un auténtico hombre de cine, lo que ha quedado demostrado con la dirección de auténticas películas de autor como 'El camino de los ingleses', en la que tuve la suerte de trabajar".
"Recuerdo perfectamente la primera vez que lo vi, fue en una obra de teatro en la que trabajaba con Alfredo Alcón y me dije: 'Aparte de guapísimo, este Antonio Banderas es un pedazo de actor, el muy cabrón'".
Al igual que hizo con Banderas, Juan Diego fue contestando a cada uno de los compañeros que habían hablado antes de él, en momentos en los que se le vio emocionado aunque él lo disimuló diciendo que lo que se veía en su rostro era "sudor". Con su acento andaluz y una peculiar oratoria que le llevó a no escatimar gritos, el homenajeado compartió el premio con toda la gente con la que ha trabajado a lo largo de su trayectoria, entre los que contabilizó en torno a medio centenar de directores y medio millar de actores.
El momento más emocionante llegó cuando se refirió a la reciente retirada de María Asquerino y la invitó a acercarse a él para compartir el Premio Málaga con ella.
fuente. http://www.elmundo.es
En una gala presentada por sus compañeros en 'Los hombres de Paco' Pepón Nieto y Adriana Ozores, la entrega del galardón estuvo precedida por las intervenciones dedicadas al homenajeado por otra media docena de profesionales del cine, entre los que se encontraban Fernando Chinarro, Michelle Jenner, Víctor García León, María Asquerino, Marisa Paredes y el propio Antonio Banderas.
Mientras estos hablaban, Juan Diego aguardó su momento de gloria sentado en un asiento de la cuarta fila en el patio de butacas del malagueño Teatro Cervantes. Allí fue, por momentos, el único que en todo el auditorio se abanicaba con un papel, y también el primero en reírse y en aplaudir las ocurrencias o sentidas palabras que le fueron transmitiendo quienes glosaron su figura.
A medida que se acercaba el instante cumbre, se veía como el actor sevillano se frotaba las manos, consciente de que el momento de subir al escenario empezaba a estar a la vuelta de la esquina.
Esto empezó a quedar patente en intervenciones como la de la actriz y ex presidenta de la Academia de Cine Marisa Paredes, quien se remontó unos años en el tiempo hasta situarse en largas noches compartidas con Juan Diego, en las que "calientes de alcohol" terminaban recitando versos de Federico García Lorca, Miguel Hernández o Pablo Neruda.
Luego, le tocó el turno a Antonio Banderas, quien metido en la piel de maestro de ceremonias leyó un extenso discurso en el que recurrió, "por cuestiones de edad", a unas gafas. Durante su intervención, atravesó las cuatro décadas de carrera del sevillano y describió al milímetro el instante en el que empezó la amistad entre ambos.
Fue una noche de los 80 en la que "con las corbatas desatadas y las lenguas afiladas" compartieron una prolífica velada en la que terminaron de conocerse con la certeza de que serían buenos amigos. Entretanto, Banderas no escatimó palabras de cariño y se deshizo en elogios: "Es incuestionable que es uno de nuestros grandes actores. Juan Diego es lúcido, vehemente, profundo, indiscutiblemente andaluz y, por lo tanto vivo...".
Trabajo conjunto
A continuación, el actor sevillano le devolvió la papeleta a Antonio Banderas y encontró las claves de "su ambición desmedida" en el hecho de que "conserve como los niños una luz y una curiosidad especiales que le llevan a una búsqueda constante del conocimiento en este oficio, porque él no sólo es un actor, sino un auténtico hombre de cine, lo que ha quedado demostrado con la dirección de auténticas películas de autor como 'El camino de los ingleses', en la que tuve la suerte de trabajar".
"Recuerdo perfectamente la primera vez que lo vi, fue en una obra de teatro en la que trabajaba con Alfredo Alcón y me dije: 'Aparte de guapísimo, este Antonio Banderas es un pedazo de actor, el muy cabrón'".
Al igual que hizo con Banderas, Juan Diego fue contestando a cada uno de los compañeros que habían hablado antes de él, en momentos en los que se le vio emocionado aunque él lo disimuló diciendo que lo que se veía en su rostro era "sudor". Con su acento andaluz y una peculiar oratoria que le llevó a no escatimar gritos, el homenajeado compartió el premio con toda la gente con la que ha trabajado a lo largo de su trayectoria, entre los que contabilizó en torno a medio centenar de directores y medio millar de actores.
El momento más emocionante llegó cuando se refirió a la reciente retirada de María Asquerino y la invitó a acercarse a él para compartir el Premio Málaga con ella.
fuente. http://www.elmundo.es
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