La mayoría de los fumadores precisa de unos cinco intentos para dejar su hábito
PONFERRADA. La mayoría de los fumadores precisa de entre cuatro y cinco intentos hasta dejar el hábito, según los 150 expertos que participaron a lo largo de los dos últimos días en el Congreso Regional, organizado por la Sociedad Castellano y Leonesa de Medicina de Familia y Comunitaria (socalemFYC) y centrado en la problemática del tabaquismo y las terapias que actualmente se realizan en los centros de salud y hospitales.
El profesional de enfermería Pedro Sánchez Ingelmo, quien participó en la mesa sobre «Abordaje integral del tabaquismo en Atención Primaria», se mostró optimista en cuanto que considera «que el nuevo contexto social está posibilitando que el tabaco se relacione con cuestiones negativas y no positivas como sucedían anteriormente». No obstante, su experiencia al frente de grupos de terapia en el Centro de Salud de Bembibre (León), le llevó a asegurar que el primer problema que presenta el tabaquismo es detectarlo y abordar al fumador. «Hay que saber que no todo el mundo quiere dejar de fumar y que cada persona debe ser tratada de forma individual porque sus circunstancias y sus motivaciones van a ser diferentes», indicó, para añadir que ha comprobado que «realizarles una cooximetría (prueba para calcular el porcentaje monóxido de carbono en aire expirado) suele empujar al fumador a intentar abandonar el tabaco porque se sensibiliza de la realidad de las consecuencias de este hábito en su salud».
Los fracasos de anteriores intentos o, sobre todo en el caso de las mujeres jóvenes el temor a un incremento del peso, suelen ser las principales excusas que esgrimen los fumadores. «Es cierto que existe un incremento de peso de entre tres y cuatro kilos derivados de una mejora en la capacidad para degustar los sabores pero nada que no pueda controlarse», aseguró Sánchez Ingelmo, quien también reconoció «que en la mayoría de los casos se precisan de entre cuatro y cinco intentos hasta conseguir convertirse en un exfumador», realidad que no se contempla hasta alcanzar un mínimo de doce meses sin fumar.
El éxito de una terapia debe estar acompañada de un protocolo de actuación que los sanitarios deben conocer y esforzarse en realizar. «No sirve con preguntar si alguien fuma y decirle que debe dejarlo, creo que los sanitarios debemos dedicar al menos tres minutos para contactar con el enfermo, informarle sobre los riesgos para su salud de forma contundente y seria, saber su grado de motivación y en caso de existir empezar el protocolo de actuación que básicamente busca entrenar al fumador frente al proceso que va a acometer», explica Pedro Sánchez.
Prepararse para el «tropiezo»
Una cuestión importante antes de iniciar un tratamiento de deshabituación tabáquica es descartar contraindicaciones, «como es el caso de patologías psiquiátricas activas u otras adicciones», en cuyos casos es posible que no sea recomendable abandonar el tabaco.
A pesar de que el síndrome de abstinencia tan sólo dura entre tres y cuatro semanas los tratamientos también deben contemplar el desliz. «Siempre existe la posibilidad de sufrir un tropiezo del que debemos haber informado antes de su posibilidad y, sin quitarle importancia, sí saber cómo hacerle frente», aconseja este sanitario quien sabe que el 80 por ciento de las recaídas empieza por no saber qué hacer frente a ese desliz.
La Fundación Ciudad de la Energía fue la sede oficial de este congreso de medicina, a lo largo de dos días, donde se desarrolló un amplio programa científico compuesto por cinco talleres de contenido teórico-práctico, tres mesas redondas, y un foro debate.
fuente. http://www.abc.es
El profesional de enfermería Pedro Sánchez Ingelmo, quien participó en la mesa sobre «Abordaje integral del tabaquismo en Atención Primaria», se mostró optimista en cuanto que considera «que el nuevo contexto social está posibilitando que el tabaco se relacione con cuestiones negativas y no positivas como sucedían anteriormente». No obstante, su experiencia al frente de grupos de terapia en el Centro de Salud de Bembibre (León), le llevó a asegurar que el primer problema que presenta el tabaquismo es detectarlo y abordar al fumador. «Hay que saber que no todo el mundo quiere dejar de fumar y que cada persona debe ser tratada de forma individual porque sus circunstancias y sus motivaciones van a ser diferentes», indicó, para añadir que ha comprobado que «realizarles una cooximetría (prueba para calcular el porcentaje monóxido de carbono en aire expirado) suele empujar al fumador a intentar abandonar el tabaco porque se sensibiliza de la realidad de las consecuencias de este hábito en su salud».
Los fracasos de anteriores intentos o, sobre todo en el caso de las mujeres jóvenes el temor a un incremento del peso, suelen ser las principales excusas que esgrimen los fumadores. «Es cierto que existe un incremento de peso de entre tres y cuatro kilos derivados de una mejora en la capacidad para degustar los sabores pero nada que no pueda controlarse», aseguró Sánchez Ingelmo, quien también reconoció «que en la mayoría de los casos se precisan de entre cuatro y cinco intentos hasta conseguir convertirse en un exfumador», realidad que no se contempla hasta alcanzar un mínimo de doce meses sin fumar.
El éxito de una terapia debe estar acompañada de un protocolo de actuación que los sanitarios deben conocer y esforzarse en realizar. «No sirve con preguntar si alguien fuma y decirle que debe dejarlo, creo que los sanitarios debemos dedicar al menos tres minutos para contactar con el enfermo, informarle sobre los riesgos para su salud de forma contundente y seria, saber su grado de motivación y en caso de existir empezar el protocolo de actuación que básicamente busca entrenar al fumador frente al proceso que va a acometer», explica Pedro Sánchez.
Prepararse para el «tropiezo»
Una cuestión importante antes de iniciar un tratamiento de deshabituación tabáquica es descartar contraindicaciones, «como es el caso de patologías psiquiátricas activas u otras adicciones», en cuyos casos es posible que no sea recomendable abandonar el tabaco.
A pesar de que el síndrome de abstinencia tan sólo dura entre tres y cuatro semanas los tratamientos también deben contemplar el desliz. «Siempre existe la posibilidad de sufrir un tropiezo del que debemos haber informado antes de su posibilidad y, sin quitarle importancia, sí saber cómo hacerle frente», aconseja este sanitario quien sabe que el 80 por ciento de las recaídas empieza por no saber qué hacer frente a ese desliz.
La Fundación Ciudad de la Energía fue la sede oficial de este congreso de medicina, a lo largo de dos días, donde se desarrolló un amplio programa científico compuesto por cinco talleres de contenido teórico-práctico, tres mesas redondas, y un foro debate.
fuente. http://www.abc.es
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