ESPAÑA:, LA RIOJA: Vino con sabor de antaño
Lagares, prensas, cubas de madera de enormes dimensiones, galerías excavadas en la roca a gran profundidad... Todo para elaborar un vino de gran calidad y regusto centenario. Veintiséis calados de Medrano abrieron sus puertas por primera vez en un recorrido que congregó durante la mañana de ayer a decenas de vecinos y visitantes. A pesar de que el tiempo no acompañó demasiado (la lluvia estuvo presente de forma intermitente durante la visita), fueron muchos los que se interesaron por conocer mejor estos espacios que han albergado la elaboración de vinos, en muchos casos, desde hace generaciones.
Desde las once de la mañana, los participantes en esta actividad se congregaron en la llamada Fuente de las Bolas para, previo pago de siete euros, conseguir su copa para catar los vinos, el práctico portacopas y el ticket para la degustación posterior, de choricillo y panceta.
No era lo único con lo que pudieron acompañar el vino quienes lo probaron. En cada uno de los calados los anfitriones disponían mesas con aperitivos de todo tipo ya que, como se suele decir, con vino la comida pasa mejor.
Tradición
Estos anfitriones mostraron sus bodegas con perfecta cortesía e hicieron hincapié en que se trata de espacios familiares donde, antes que ellos mismos, hicieron vino sus padres, abuelos e incluso bisabuelos. Es el caso de Jesús Carlos Pérez, 'Colero', cuyo calado es «más que centenario, porque ya era antiguo en tiempos de mi bisabuelo». El espacio lo preside una enorme cuba con capacidad para 10.000 litros. «Las armaron aquí mismo, hay otra de 6.800 litros y otra de 4.500», explicaba.
Pérez considera que este evento es «una buena ocasión para promocionar nuestros vinos, porque aquí en Medrano siempre se han hecho buenos caldos y esperamos repetir esto más años». Por su parte, el calado de la familia de Ignacio Sáenz, «el más grande del cerro», con bonitos arcos de sillería, cuenta con una prensa de más de 60 años. «Era la más moderna y la que más vino sacaba», comentaron sus propietarios. No en vano, la máquina la firmaba Marrodán y Rezola.
Pérez y Saénz, al igual que el resto de propietarios de calados, mostraron a quienes visitaron el lugar los utensilios y el proceso de elaboración del vino. Después llegaba el momento de llenar las copas, catas que han contado con la colaboración de bodegas y cooperativas de otras localidades, como Entrena, Navarrete o Alesanco.
Todo en un ambiente familiar, como el nombre de las bodegas: Narro, Amarra, Tomás, Constan, Chimbero, Jesús Gonzalo, Kinto, Colero, Fifilla, Chufas, Santiago, Emilio, Chomin, Roberto, José Antonio, Blas, Vicente, Garras, Miguel, José Miguel, Lumi, Fini, Reina, Jesusín y Luisito.
«Medrano tiene tradición de bodegas y quien nos visita puede encontrar lagos circulares, prensas antiguas, utensilios de antaño», promocionaban, para el año próximo David Díez y Elena Reyes, miembros de la organización.
FUENTE. http://www.elcorreodigital.com/
Desde las once de la mañana, los participantes en esta actividad se congregaron en la llamada Fuente de las Bolas para, previo pago de siete euros, conseguir su copa para catar los vinos, el práctico portacopas y el ticket para la degustación posterior, de choricillo y panceta.
No era lo único con lo que pudieron acompañar el vino quienes lo probaron. En cada uno de los calados los anfitriones disponían mesas con aperitivos de todo tipo ya que, como se suele decir, con vino la comida pasa mejor.
Tradición
Estos anfitriones mostraron sus bodegas con perfecta cortesía e hicieron hincapié en que se trata de espacios familiares donde, antes que ellos mismos, hicieron vino sus padres, abuelos e incluso bisabuelos. Es el caso de Jesús Carlos Pérez, 'Colero', cuyo calado es «más que centenario, porque ya era antiguo en tiempos de mi bisabuelo». El espacio lo preside una enorme cuba con capacidad para 10.000 litros. «Las armaron aquí mismo, hay otra de 6.800 litros y otra de 4.500», explicaba.
Pérez considera que este evento es «una buena ocasión para promocionar nuestros vinos, porque aquí en Medrano siempre se han hecho buenos caldos y esperamos repetir esto más años». Por su parte, el calado de la familia de Ignacio Sáenz, «el más grande del cerro», con bonitos arcos de sillería, cuenta con una prensa de más de 60 años. «Era la más moderna y la que más vino sacaba», comentaron sus propietarios. No en vano, la máquina la firmaba Marrodán y Rezola.
Pérez y Saénz, al igual que el resto de propietarios de calados, mostraron a quienes visitaron el lugar los utensilios y el proceso de elaboración del vino. Después llegaba el momento de llenar las copas, catas que han contado con la colaboración de bodegas y cooperativas de otras localidades, como Entrena, Navarrete o Alesanco.
Todo en un ambiente familiar, como el nombre de las bodegas: Narro, Amarra, Tomás, Constan, Chimbero, Jesús Gonzalo, Kinto, Colero, Fifilla, Chufas, Santiago, Emilio, Chomin, Roberto, José Antonio, Blas, Vicente, Garras, Miguel, José Miguel, Lumi, Fini, Reina, Jesusín y Luisito.
«Medrano tiene tradición de bodegas y quien nos visita puede encontrar lagos circulares, prensas antiguas, utensilios de antaño», promocionaban, para el año próximo David Díez y Elena Reyes, miembros de la organización.
FUENTE. http://www.elcorreodigital.com/
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