EDAD MEDIA: Las Cruzadas Manifestaciones del Espíritu Medieval .
Las Cruzadas emprendidas por la Europa feudal en los siglos XI, XII y XIII , son un reflejo del espíritu religioso y caballeresco de la época. Su propósito es recuperar los Santos Lugares del dominio de los turcos seldyúcidas e impedir el avance de este pueblo mongólico sobre el Imperio de Oriente.
El Papa como jefe supremo de la cristiandad, tomó la iniciativa de impulsar la primera cruzada a raíz de una petición expresa de ayuda por parte de Alejo Comneno, emperador de Oriente.
El primer documento corresponde a la proclamación de la primera cruzada realizada por el Papa Urbano II en el Concilio de Clermont (Francia) y al que acudieron miles de prelados y señores feudales en noviembre de 1095.
El segundo documento es un relato griego sobre las cruzadas escrito en la época misma de su desarrollo.
Estos textos permiten apreciar por una parte el espíritu religioso y de cruzada de la época, así como algunos rasgos de barbarie que caracterizaban a los señores feudales.
a. Urbano II proclama la Primera Cruzada .
“Sabéis , amados hermanos, cómo el Redentor de la Humanidad, cuando tomó figura humana para nuestra salvación, magnificó con su presencia la Tierra Prometida y, con sus muchos milagros y su obra redentora, la hizo aún más memorable. Si bien el Señor, con justo juicio, permitió que la Ciudad Santa cayera, por los pecados de sus habitantes, en manos de los infieles; si bien ha permitido que se impusiera por algún tiempo el duro yugo de la servidumbre, no debemos creer que la ha repudiado y desechado por siempre. La cuna de nuestra salvación , la patria del Señor, el país materno de nuestra religión , está en poder de un pueblo impío. El impío pueblo de los sarracenos tiene subyugado bajo su tiranía los Santos Lugares que han sido pisados por los pies del Señor, y mantiene a los fieles sumidos en la servidumbre. Los que han penetrado en e santuario y han profanado el Santísimo. El pueblo que adora al verdadero Dios ha sido humillado; el pueblo elegido debe sufrir una opresión indigna. Los sacerdotes deben trabajar como esclavos; la ciudad de Dios debe pagar tributos. ¿ A quién no se le parte el alma, a quién no se le deshace el corazón? Amados hermanos, ¿ a quién no le brotan lágrimas de los ojos? El templo del Señor, del cual El en su celo expulsó a los mercaderes para que la casa de Su Padre no fuese una cueva de ladrones, se ha convertido ahora en sede del Diablo. La ciudad del Rey de los Reyes que ha dado a las otras leyes de la fe verdadera, debe servir a la superstición pagana.
Armados con el celo de Dios, queridos hermanos, tomad vuestras espadas, preparaos y sed hijos del Poderoso. Es mejor morir en la batalla que ver sufrir a nuestro pueblo y a los Santos. Quien sienta celo por la ley de Dios, que se unos una. Queremos ayudar a nuestros hermanos. Salid y el Señor estará con vosotros. Tomad las armas con que derramáis sangre hermana, contra los enemigos de la fe y del nombre cristiano. Los bandidos, ladrones, incendiarios y asesinos, no sabrán permanecer en el reino de Dios. Comprad con vuestra obediente entrega la gracia de Dios, para que pronto os perdone vuestros pecados con que habéis provocado su ira. Nosotros, por la misericordia divina y basados en los santos apóstoles Pedro y Pablo, perdonamos a todos los fieles cristianos que tomen las armas contra los paganos y se someten al peso de la cruzada, todas las penas que la Iglesia les ha impuesto por sus pecados. Y si alguien, después de haberse arrepentido sinceramente, muere allá, puede creer firmemente que recibirá el perdón de sus pecados y la vida eterna”.
Guillermo de Tito: Historia
b. Un relato griego sobre las cruzadas .
El emperador Alejo recibió informe de la llegada de numerosos ejércitos francos. El sintió temor de su llegada, porque conocía su irresistible manera de atacar, su carácter inestable y móvil y todas las características peculiares que son propias de los francos; y también sabía que eran siempre ávidos de dinero y que, según parecía, fácilmente desatendían sus compromisos, por cualquier motivo que apareciera…….Sin embargo, no perdió el ánimo, si no que preparó con todos los medios para que estuviera pronto para el combate en el caso que se presentara la ocasión.
Y , en efecto, los hechos mismos fueron más grandes y terribles aún que los rumores referentes a ellos. Pues todo el Occidente y todas las tribus bárbaras que viven entre el Adriático y las Columnas de Hércules se habían puesto en marcha y avanzaban a través de Europa hacia Asia…….
Los incidentes que se produjeron a la llegada de los bárbaros se sucedieron en el orden que he descrito y personas de inteligencia podían percibir que eran testigos de acontecimientos muy extraños. La llegada de este gentío no se produjo al mismo tiempo ni por el mismo camino……..Unos llegaron primero, otros a continuación y algunos les siguieron y así sucesivamente pasaron todos……Cuando los primeros empezaron a avanzar por los caminos de Lombardía el emperador reunió a algunos jefes de las fuerzas romanas y los envió a los lugares de Dyrraquio y Valona con instrucciones de dar cortés bienvenida a los francos…….y de recoger abundantes provisiones en todos los parajes a lo largo de la ruta; de seguirlos y de vigilarlos cuidadosamente durante todo el tiempo. Estos capitanes estaban acompañados de algunas personas que sabían la lengua latina, para que pudiesen arreglar cualquier disputa que se produjese entre ellos.
Los condes francos carecen, por naturaleza, de vergüenza, son violentos y, también por naturaleza, son ávidos de dinero, y son inmoderados en todo lo que desean, y su locuacidad es mayor que la de cualquier otra raza humana. En sus visitas al emperador no siguieron ningún orden, y se sucedieron ininterrumpidamente. Cuando entraban, no se sometían a ningún horario ni regulaban su conversación por el reloj de agua, como había sido la regla para los oradores, sino que cada uno, aunque fuese un don nadie hablaba con el emperador todo el tiempo que quería.
Como su carácter era así y como su conversación se alargaba mucho no sentían ninguna reverencia por el emperador, ninguno cedía el lugar a aquellos que venían después de él, sino que seguía hablando sin cesar…….Y al llegar la noche el emperador, que había permanecido sin comer durante todo el día se levantó de su trono para retirarse a su dormitorio particular, pero ni siquiera entonces se pudo librar de las molestias de los francos. Porque uno seguía al otro y no sólo aquellos que no habían sido escuchados durante el día, sino que los mismos de antes volvían, dando cualquier excusa para seguir hablando, mientras que el emperador se mantenía inmóvil en medio de los francos, y soportando tranquilamente su conversación que no se acababa nunca. Y se le podía ver sólo y sin alterar su compostura, respondiendo rápidamente todas sus preguntas. Y no había término para su insensata locuacidad. Cuando uno de los ministros trataba de hacerlos callar, el mismo emperador le impedía. Pues conociendo la natural irascibilidad de los francos temía que cualquier fútil pretexto pudiese dar origen a un grave conflicto que pudiera perjudicar el gobierno Romano. Y ciertamente era un admirable espectáculo. Pues como una estatua forjada en bronce o en hierro, permanecía sentado en su trono desde la tarde hasta la medianoche y a menudo hasta la tercera hora y ocasionalmente hasta que salieran los rayos de sol.
Ana Comnena : Alexíada
Fuente: De la Jara, Fernando; Duchens, Nancy; Frei R.T; Irene: “Antología de Documentos de Historia Universal”. CPEIP. Lo Barnechea, Santiago de Chile abril de 1991.
El Papa como jefe supremo de la cristiandad, tomó la iniciativa de impulsar la primera cruzada a raíz de una petición expresa de ayuda por parte de Alejo Comneno, emperador de Oriente.
El primer documento corresponde a la proclamación de la primera cruzada realizada por el Papa Urbano II en el Concilio de Clermont (Francia) y al que acudieron miles de prelados y señores feudales en noviembre de 1095.
El segundo documento es un relato griego sobre las cruzadas escrito en la época misma de su desarrollo.
Estos textos permiten apreciar por una parte el espíritu religioso y de cruzada de la época, así como algunos rasgos de barbarie que caracterizaban a los señores feudales.
a. Urbano II proclama la Primera Cruzada .
“Sabéis , amados hermanos, cómo el Redentor de la Humanidad, cuando tomó figura humana para nuestra salvación, magnificó con su presencia la Tierra Prometida y, con sus muchos milagros y su obra redentora, la hizo aún más memorable. Si bien el Señor, con justo juicio, permitió que la Ciudad Santa cayera, por los pecados de sus habitantes, en manos de los infieles; si bien ha permitido que se impusiera por algún tiempo el duro yugo de la servidumbre, no debemos creer que la ha repudiado y desechado por siempre. La cuna de nuestra salvación , la patria del Señor, el país materno de nuestra religión , está en poder de un pueblo impío. El impío pueblo de los sarracenos tiene subyugado bajo su tiranía los Santos Lugares que han sido pisados por los pies del Señor, y mantiene a los fieles sumidos en la servidumbre. Los que han penetrado en e santuario y han profanado el Santísimo. El pueblo que adora al verdadero Dios ha sido humillado; el pueblo elegido debe sufrir una opresión indigna. Los sacerdotes deben trabajar como esclavos; la ciudad de Dios debe pagar tributos. ¿ A quién no se le parte el alma, a quién no se le deshace el corazón? Amados hermanos, ¿ a quién no le brotan lágrimas de los ojos? El templo del Señor, del cual El en su celo expulsó a los mercaderes para que la casa de Su Padre no fuese una cueva de ladrones, se ha convertido ahora en sede del Diablo. La ciudad del Rey de los Reyes que ha dado a las otras leyes de la fe verdadera, debe servir a la superstición pagana.
Armados con el celo de Dios, queridos hermanos, tomad vuestras espadas, preparaos y sed hijos del Poderoso. Es mejor morir en la batalla que ver sufrir a nuestro pueblo y a los Santos. Quien sienta celo por la ley de Dios, que se unos una. Queremos ayudar a nuestros hermanos. Salid y el Señor estará con vosotros. Tomad las armas con que derramáis sangre hermana, contra los enemigos de la fe y del nombre cristiano. Los bandidos, ladrones, incendiarios y asesinos, no sabrán permanecer en el reino de Dios. Comprad con vuestra obediente entrega la gracia de Dios, para que pronto os perdone vuestros pecados con que habéis provocado su ira. Nosotros, por la misericordia divina y basados en los santos apóstoles Pedro y Pablo, perdonamos a todos los fieles cristianos que tomen las armas contra los paganos y se someten al peso de la cruzada, todas las penas que la Iglesia les ha impuesto por sus pecados. Y si alguien, después de haberse arrepentido sinceramente, muere allá, puede creer firmemente que recibirá el perdón de sus pecados y la vida eterna”.
Guillermo de Tito: Historia
b. Un relato griego sobre las cruzadas .
El emperador Alejo recibió informe de la llegada de numerosos ejércitos francos. El sintió temor de su llegada, porque conocía su irresistible manera de atacar, su carácter inestable y móvil y todas las características peculiares que son propias de los francos; y también sabía que eran siempre ávidos de dinero y que, según parecía, fácilmente desatendían sus compromisos, por cualquier motivo que apareciera…….Sin embargo, no perdió el ánimo, si no que preparó con todos los medios para que estuviera pronto para el combate en el caso que se presentara la ocasión.
Y , en efecto, los hechos mismos fueron más grandes y terribles aún que los rumores referentes a ellos. Pues todo el Occidente y todas las tribus bárbaras que viven entre el Adriático y las Columnas de Hércules se habían puesto en marcha y avanzaban a través de Europa hacia Asia…….
Los incidentes que se produjeron a la llegada de los bárbaros se sucedieron en el orden que he descrito y personas de inteligencia podían percibir que eran testigos de acontecimientos muy extraños. La llegada de este gentío no se produjo al mismo tiempo ni por el mismo camino……..Unos llegaron primero, otros a continuación y algunos les siguieron y así sucesivamente pasaron todos……Cuando los primeros empezaron a avanzar por los caminos de Lombardía el emperador reunió a algunos jefes de las fuerzas romanas y los envió a los lugares de Dyrraquio y Valona con instrucciones de dar cortés bienvenida a los francos…….y de recoger abundantes provisiones en todos los parajes a lo largo de la ruta; de seguirlos y de vigilarlos cuidadosamente durante todo el tiempo. Estos capitanes estaban acompañados de algunas personas que sabían la lengua latina, para que pudiesen arreglar cualquier disputa que se produjese entre ellos.
Los condes francos carecen, por naturaleza, de vergüenza, son violentos y, también por naturaleza, son ávidos de dinero, y son inmoderados en todo lo que desean, y su locuacidad es mayor que la de cualquier otra raza humana. En sus visitas al emperador no siguieron ningún orden, y se sucedieron ininterrumpidamente. Cuando entraban, no se sometían a ningún horario ni regulaban su conversación por el reloj de agua, como había sido la regla para los oradores, sino que cada uno, aunque fuese un don nadie hablaba con el emperador todo el tiempo que quería.
Como su carácter era así y como su conversación se alargaba mucho no sentían ninguna reverencia por el emperador, ninguno cedía el lugar a aquellos que venían después de él, sino que seguía hablando sin cesar…….Y al llegar la noche el emperador, que había permanecido sin comer durante todo el día se levantó de su trono para retirarse a su dormitorio particular, pero ni siquiera entonces se pudo librar de las molestias de los francos. Porque uno seguía al otro y no sólo aquellos que no habían sido escuchados durante el día, sino que los mismos de antes volvían, dando cualquier excusa para seguir hablando, mientras que el emperador se mantenía inmóvil en medio de los francos, y soportando tranquilamente su conversación que no se acababa nunca. Y se le podía ver sólo y sin alterar su compostura, respondiendo rápidamente todas sus preguntas. Y no había término para su insensata locuacidad. Cuando uno de los ministros trataba de hacerlos callar, el mismo emperador le impedía. Pues conociendo la natural irascibilidad de los francos temía que cualquier fútil pretexto pudiese dar origen a un grave conflicto que pudiera perjudicar el gobierno Romano. Y ciertamente era un admirable espectáculo. Pues como una estatua forjada en bronce o en hierro, permanecía sentado en su trono desde la tarde hasta la medianoche y a menudo hasta la tercera hora y ocasionalmente hasta que salieran los rayos de sol.
Ana Comnena : Alexíada
Fuente: De la Jara, Fernando; Duchens, Nancy; Frei R.T; Irene: “Antología de Documentos de Historia Universal”. CPEIP. Lo Barnechea, Santiago de Chile abril de 1991.
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