MAR DEL PLATA El festival comenzó con buen cine
MAR DEL PLATA (De nuestro enviado especial, Juan Carlos Di Lullo).- Los últimos rayos del sol de una tarde espléndida de la primavera marplatense iluminaban las estructuras que se montaron en la amplia plaza seca que preside una estatua del almirante Brown y que divide los clásicos edificios del Casino y del ex Hotel Provincial.
A diferencia de otros años, en el comienzo de esta 24ª edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata no hubo inclemencias del tiempo ni apurados técnicos tratando de ultimar detalles ya encima del horario previsto para la iniciación de las actividades.
Sin embargo, la austera ceremonia de iniciación se demoró más de una hora, y se llegaron a escuchar los clásicos aplausos que indican que la paciencia había llegado a su límite, la paciencia de la multitud que se apiñaba en el hall del Auditorium marplatense, que en merecido homenaje lleva el nombre de Astor Piazzolla. Tampoco hubo este año una transmisión en directo por la televisión de la llegada de los invitados y de los miembros del jurado y las autoridades del Festival (las figuras de la llamada "farándula" brillaron por su ausencia).
Cuando finalmente se dio acceso a la sala, una nueva e inexplicable espera provocó una vez más el aplauso impaciente de los presentes, hasta que se apagaron las luces del enorme teatro y en el escenario la tarea de un ballet folclórico provocó una ovación y clamorosos vítores por parte de los espectadores.
Luego de las palabras de las autoridades provinciales presentes y del intendente marplatense, Gustavo Pulti, fue distinguido el director del Festival, José Martínez Suárez; él mismo tuvo la tarea de declarar la apertura oficial de la muestra. Fiel a su estilo directo y hasta campechano, Martínez Suárez interpretó el verdadero sentimiento de los presentes y resumió: "Ya se ha dicho lo que había que decir, ustedes deben estar esperando que empiece la película y me van a odiar si es que me demoro, así que: adelante con la proyección".
Poco después de las 22 (el acto se había programado para las 20.30) finalmente se abrió el telón, se apagaron las luces y se vio por primera vez en esta semana de cine algo que ya es una marca de fábrica de la reuniones marplatenses: el pequeño corto que identifica a la correspondiente edición del festival.
En esta oportunidad, se trata de una breve animación sobre fondo blanco, en la que objetos diseñados en negro hacen una apropiada síntesis que parte de un antiguo kinetoscopio (aquellos ingenios que daban la ilusión del movimiento al mostrar sucesivas imágenes de un objeto) y termina con la entrada en cuadro de elementos íntimamente vinculados con el rodaje: spots de iluminación, una silla, micrófonos, y la aparición final de la marca del festival, con un pequeño logotipo que recorta en un círculo de color la inconfundible silueta del lobo marino esculpido en piedra, un sello inequívoco de la ciudad anfitriona.
Y a continuación, se proyectó "A serious man" ("Un hombre serio"), la última producción de los talentosos hermanos Joel y Ethan Coen, un filme excelente que confirma todas las virtudes de los creativos realizadores, guionistas y productores norteamericanos.
Si este es un anticipo del nivel que tendrá el Festival, debemos prepararnos para una semana inolvidable. Por la salud del único Festival de clase A que existe en esta región del planeta, que así sea.
fuente: http://www.lagaceta.com.ar
A diferencia de otros años, en el comienzo de esta 24ª edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata no hubo inclemencias del tiempo ni apurados técnicos tratando de ultimar detalles ya encima del horario previsto para la iniciación de las actividades.
Sin embargo, la austera ceremonia de iniciación se demoró más de una hora, y se llegaron a escuchar los clásicos aplausos que indican que la paciencia había llegado a su límite, la paciencia de la multitud que se apiñaba en el hall del Auditorium marplatense, que en merecido homenaje lleva el nombre de Astor Piazzolla. Tampoco hubo este año una transmisión en directo por la televisión de la llegada de los invitados y de los miembros del jurado y las autoridades del Festival (las figuras de la llamada "farándula" brillaron por su ausencia).
Cuando finalmente se dio acceso a la sala, una nueva e inexplicable espera provocó una vez más el aplauso impaciente de los presentes, hasta que se apagaron las luces del enorme teatro y en el escenario la tarea de un ballet folclórico provocó una ovación y clamorosos vítores por parte de los espectadores.
Luego de las palabras de las autoridades provinciales presentes y del intendente marplatense, Gustavo Pulti, fue distinguido el director del Festival, José Martínez Suárez; él mismo tuvo la tarea de declarar la apertura oficial de la muestra. Fiel a su estilo directo y hasta campechano, Martínez Suárez interpretó el verdadero sentimiento de los presentes y resumió: "Ya se ha dicho lo que había que decir, ustedes deben estar esperando que empiece la película y me van a odiar si es que me demoro, así que: adelante con la proyección".
Poco después de las 22 (el acto se había programado para las 20.30) finalmente se abrió el telón, se apagaron las luces y se vio por primera vez en esta semana de cine algo que ya es una marca de fábrica de la reuniones marplatenses: el pequeño corto que identifica a la correspondiente edición del festival.
En esta oportunidad, se trata de una breve animación sobre fondo blanco, en la que objetos diseñados en negro hacen una apropiada síntesis que parte de un antiguo kinetoscopio (aquellos ingenios que daban la ilusión del movimiento al mostrar sucesivas imágenes de un objeto) y termina con la entrada en cuadro de elementos íntimamente vinculados con el rodaje: spots de iluminación, una silla, micrófonos, y la aparición final de la marca del festival, con un pequeño logotipo que recorta en un círculo de color la inconfundible silueta del lobo marino esculpido en piedra, un sello inequívoco de la ciudad anfitriona.
Y a continuación, se proyectó "A serious man" ("Un hombre serio"), la última producción de los talentosos hermanos Joel y Ethan Coen, un filme excelente que confirma todas las virtudes de los creativos realizadores, guionistas y productores norteamericanos.
Si este es un anticipo del nivel que tendrá el Festival, debemos prepararnos para una semana inolvidable. Por la salud del único Festival de clase A que existe en esta región del planeta, que así sea.
fuente: http://www.lagaceta.com.ar
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