Niños prematuros: nacer luchando por sobrevivir

Cada año se registran en España unos 500.000 nacimientos, de ellos el 7,5 por ciento, unos 37.500, son prematuros, es decir, se producen antes de la semana 37 de gestación y con un peso muy inferior al normal. En concreto, los expertos distinguen entre prematuros, aquellos que pesan más de 1500 gr., y grandes prematuros, cuyo peso es inferior a los 1.500 gr., al nacer.

El niño prematuro tiene un coste psicológico, familiar, social y laboral difícil de cuantificar en términos económicos, además de un coste económico para el sistema de salud, que inicialmente se puede situar en algo más de 1.200 euros diarios hasta el momento del alta hospitalaria, pero que continuará a lo largo de toda su vida debido a las posibles secuelas que puede acarrear a lo largo de los años y cuyo coste para el sistema sanitario es complicado establecer.

Pero esta cifra es poca comparado con el coste psicológico para la familia y para el propio niño cuando su desarrollo conlleva secuelas, que serán principalmente respiratorias, visuales, neurológicas, auditivas, o de comportamiento. Y es que la necesidad de cuidados especiales que estos niños tienen puede ser de por vida.

Por todo ello, la implantación de los cuidados centrados en el desarrollo del bebé prematuro implica un trabajo multidisciplinar muy importante, que abarca al equipo de neonatología (neonatólogos, enfermeras, auxiliares) psicólogos, terapeutas, pediatras, y como no, a los padres, a los que es preciso involucrar en el cuidado del neonato.



Tratamientos de fertilidad, estrés y maternidad tardía, las causas
De la década de los 90 a nuestros días la prematuridad ha subido dos puntos porcentuales (del 6 a cerca del 8 por ciento). Esta se ha debido, especialmente, al incremento de los tratamientos de fertilidad, que originaron un aumento considerable de los partos múltiples, y a la masiva incorporación de la mujer al mercado laboral con lo que ello conlleva: aumento del estrés y maternidad tardía. También existen otros factores internos como problemas de placenta, miomas uterinos, etc.

A este respecto, el jefe de pediatría del Hospital Universitario Arnau de Vilanova, Eduard Solé, señala que lo que más incrementa el estrés y la maternidad tardía es el pequeño prematuro, no tanto el gran prematuro, de menos de 28 semanas. Los niños nacidos entre 35 y 38, "son niños de poco problema y aquí sí que se ve un poco la relación con el trabajo, con el estrés, y con los embarazos múltiples que en lugar de 38 semanas duran 36".

Sin embargo, si bien es cierto que si la cifra de nacimientos de niños prematuros han aumentado considerablemente en las últimas décadas, también lo ha hecho el número de estos bebés que sobreviven. De hecho, hace unos años era impensable que niños de 500 gramos o de 25 semanas de gestación sobrevivieran, y ahora no sólo sobreviven sino que lo hacen con una vida libre de secuelas.

En concreto, según los resultados de un estudio del Hospital Universitario de Lund en Suecia que se publicó el pasado año en la revista 'Journal of the American Medical Association', la supervivencia de los bebés más prematuros que nacen entre las semanas 22 y 26 de gestación y sobreviven al menos un año alcanza el 70 por ciento. Los autores explicaban que la tasa de bebés prematuros está creciendo en todo el mundo y han aumentado los avances en la medicina del periodo alrededor del nacimiento (perinatal) que permiten la supervivencia de aquellos que nacen de forma más anticipada.



Cómo afrontarlo
Neonatólogos, pediatras, enfermeras, psicólogos, terapeutas, logopedas… se enfrentan, cada día, al reto de mejorar la supervivencia de los niños que nacen prematuros y los cuidados de estos bebés y sus familias durante su estancia en el hospital y su desarrollo posterior.

Desde el punto de vista profesional, el neonatólogo del Hospital Vall d´Hebron Josep Perapoch, considera fundamental avanzar en la aplicación de los cuidados centrados en el desarrollo del niño prematuro durante su estancia en el Hospital e implementar el mayor número de medidas dirigidas a disminuir el estrés del prematuro.

“Lo primero que les estresa a los niños en la incubadora es perder el contacto con su madre, además de otras cosas como los ruidos, las luces, las manipulaciones y el dolor. En España intentamos avanzar en la implementación de los cuidados centrados en el desarrollo y la familia para mejorar el desarrollo del niño y, al mismo tiempo, que los padres se conviertan en los principales protagonistas de los mismos”, concluye este experto.

Por su parte, el doctor Joan Vidal, del hospital Arnau de Vilanova, afirma que hace falta entender las circunstancias especiales de cada bebé para garantizar el estímulo que permitirá un desarrollo adecuado del cerebro. "Si cogemos el ejemplo de casos extremos como, por ejemplo, los de bebés con parálisis cerebral y los seguimos hasta la etapa adulta, observaremos que una correcta atención durante los primeros años de vida permite posteriormente una vida adulta plena aunque con las limitaciones propias de esta discapacidad".



Y una vez en casa...
Otro de los problemas a los que hacer frente ante el nacimiento de un bebé prematuro es que éste no sólo necesita unos cuidados especiales en las unidades de neonatología de los hospitales, sino que también los necesitará una vez en casa, algo que a los padres puede generar una gran inseguridad.

“La experiencia de la prematuridad hace que, en cierto momento, los padres sientan desconcierto, desinformación, miedo y “shock”. Por ello es necesario formar a los padres y brindarles todo el apoyo para afrontar una situación cada día más común en nuestra sociedad”, señala Carmen Fernández Etreros, madre de un niño prematuro y presidenta de una de las asociaciones de padres de niños prematuros de España, APREM.

Así, una vez fuera del hospital, es cuando el pediatra de Atención Primaria debe ser vigilante y punto clave en los cuidados posteriores de estos niños, nacidos prematuramente. Para ello, debe conocer cómo es el desarrollo habitual de estos niños, las características de su evolución, las variantes que presentan con respecto a la normalidad, los problemas que pueden aparecer y los signos de alarma que pueden ayudar a identificarlos con precocidad.

Asimismo, tal y como destaca la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), hay que asegurarse de que estos niños estén en un programa de seguimiento (que de forma ideal debería extenderse hasta la adolescencia) y acudan a los controles; también se debe prestar apoyo a la familia y evitar repeticiones innecesarias de pruebas. En los programas de seguimiento se realizan múltiples cribados y recomendaciones con objeto de mejorar en lo posible la evolución a medio y largo plazo de los niños.



¿Se puede evitar?
Además de lograr la mejor atención y los mayores cuidados para este tipo de bebés, los expertos destacan que otra de las claves está en luchar contra la prematuridad. Para ello, es importante un diagnóstico correcto, distinguir entre lo que es fisiológico de lo que es patológico, pues muchas amenazas de parto pretérmino, en torno a un 15 por ciento, finalmente no lo son.

Con respecto a la madre, siempre cabe recordar la importancia, a la hora de evitar cualquier problema durante el embarazo y el parto, de mantener unos hábitos de vida los más saludables posibles. Así, además de llevar una dieta adecuada y realizar el ejercicio físico que le recomiende su ginecólogo, es muy importante no fumar durante la etapa de gestación, ya que está demostrado que el tabaquismo aumenta el riesgo de tener un parto prematuro.

Y si se confirma el diagnóstico, es fundamental retrasar lo más posible el parto “con ingreso hospitalario, instrucciones, sueros y medicación para frenar las contracciones o por lo menos conseguir que el parto se demore unas horas o una semana, algo vital para el feto porque nos da tiempo para el traslado a un centro adecuado o para administrar medicamentos que le ayuden a madurar”, afirma el doctor Txantón Martínez-Astorquiza, presidente de la Sección de Medicina Perinatal.

“La medicación no tiene secuelas, ante se utilizaba una medicación que era eficaz pero con efectos secundarios importantes (edemas de pulmón, taquicardias), pero ahora se ha sustituido por una que es tan eficaz o más, y tiene escasos efectos secundarios. Es muy segura para la mujer y en muchos casos conseguimos que la paciente llegue a término”, continúa este experto, que añade que “es algo más cara, pero asumimos el gasto pues sacar adelante a un prematuro supone mucho dinero, y es mucho mejor la prevención cueste lo que cueste”.


fuente: http://www.saludalia.com

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