Se da la casualidad de que los tres últimos han afectado a zonas reconocidas por sus extraordinarios vinos.
Ruth de andrés
enóloga
Este invierno nos ha dejado algunos ejemplos de lo devastadora que puede ser nuestra madre naturaleza cuando más que madre parece madrastra. El terremoto de Haití, el de Chile, la tormenta ciclogénica en Burdeos o las inundaciones y los corrimientos de tierra en la isla de Madeira son algunos de los casos que nos han estremecido a todos. Se da la casualidad de que los tres últimos han afectado a zonas reconocidas por sus extraordinarios vinos. Madeira, famosa por sus vinos fortificados, basados en elaboraciones singulares típicas de la zona y que envejecen largamente, sufrió este invierno unas fortísimas inundaciones que provocaron corrimientos de tierra y el desbordamiento del río Funchal, incapaz literalmente de canalizar semejante tromba de agua. Es precisamente a la orilla de este río donde muchos productores envejecían sus grandes y antiquísimos vinos, algunos de casi cien años. Eestos grandes vinos, conservados cerca del río, han sido los más afectados. Otro caso, ha sido la famosa tormenta perfecta que sufrimos este mes de febrero. Parece que la perfección que alcanzó esta tormenta que llamamos Xynthia fue total en el sudoeste francés afectando a la población de Burdeos y sus famosos viñedos. Por suerte, la época del año es bastante tranquila para el viñedo: viñas arrancadas y fuertemente inclinadas fue el balance menor de Xynthia.
Sin duda, el caso más preocupante ha sido el chileno. Hay que tener en cuenta que el sector vitivinícola es uno de los más importantes en ese país que emplea miles de personas. El epicentro del seísmo se produjo en la región de Maule, una de las regiones vitícolas chilenas, y ha afectado también a otras como Bio Bio y Casablanca. Las autoridades estiman que se ha perdido alrededor del 12,5% del vino almacenado, lo que supone unos 125 millones de litros y se traduce en 200 millones de euros. Muchas de las viñas desparecieron literalmente bajo la tierra, otras viñas aparecieron arrancadas del suelo y los sistemas de irrigación, imprescindibles en el caluroso y seco Chile, no funcionaban por falta de electricidad. Muchas bodegas han quedado completamente destruidas ya que la construcción típica es una especie de adobe y toda la maquinaria aplastada debajo de ellas. Además, el desastre coincidió con el arranque de la vendimia en Chile. Recordemos que al ser el hemisferio sur, la vendimia es en primavera. Esto hace que haya sido aún más complicado volver a la normalidad sin dar por perdida esta añada 2010.
Pero como en todo, siempre hay algo positivo que se puede hacer, algo que devuelve la esperanza. Como por ejemplo, la iniciativa de Mouton Rostchild. Sin duda, Mouton-Rostchild es uno de los grandes ch¢teaux franceses que además tiene la curiosa costum bre de incluir en la etiqueta una obra de arte de un pintor reseñable cada año distinto. Así, hay etiquetas firmadas por Picasso, Dalí, Kandinsky... en 1986, el artista invitado fue un pintor haitiano. Esto dio la idea de organizar una subasta benéfica con magnums de esta edición de 1986 y donar la recaudación al pueblo haitiano. Se llegaron a pagar 3.800 dólares por una botella que no sabemos si sabrá a gloria, pero seguro que aliviará a quien más pueda necesitarlo.
fuente: http://www.diariodeleon.es
enóloga
Este invierno nos ha dejado algunos ejemplos de lo devastadora que puede ser nuestra madre naturaleza cuando más que madre parece madrastra. El terremoto de Haití, el de Chile, la tormenta ciclogénica en Burdeos o las inundaciones y los corrimientos de tierra en la isla de Madeira son algunos de los casos que nos han estremecido a todos. Se da la casualidad de que los tres últimos han afectado a zonas reconocidas por sus extraordinarios vinos. Madeira, famosa por sus vinos fortificados, basados en elaboraciones singulares típicas de la zona y que envejecen largamente, sufrió este invierno unas fortísimas inundaciones que provocaron corrimientos de tierra y el desbordamiento del río Funchal, incapaz literalmente de canalizar semejante tromba de agua. Es precisamente a la orilla de este río donde muchos productores envejecían sus grandes y antiquísimos vinos, algunos de casi cien años. Eestos grandes vinos, conservados cerca del río, han sido los más afectados. Otro caso, ha sido la famosa tormenta perfecta que sufrimos este mes de febrero. Parece que la perfección que alcanzó esta tormenta que llamamos Xynthia fue total en el sudoeste francés afectando a la población de Burdeos y sus famosos viñedos. Por suerte, la época del año es bastante tranquila para el viñedo: viñas arrancadas y fuertemente inclinadas fue el balance menor de Xynthia.
Sin duda, el caso más preocupante ha sido el chileno. Hay que tener en cuenta que el sector vitivinícola es uno de los más importantes en ese país que emplea miles de personas. El epicentro del seísmo se produjo en la región de Maule, una de las regiones vitícolas chilenas, y ha afectado también a otras como Bio Bio y Casablanca. Las autoridades estiman que se ha perdido alrededor del 12,5% del vino almacenado, lo que supone unos 125 millones de litros y se traduce en 200 millones de euros. Muchas de las viñas desparecieron literalmente bajo la tierra, otras viñas aparecieron arrancadas del suelo y los sistemas de irrigación, imprescindibles en el caluroso y seco Chile, no funcionaban por falta de electricidad. Muchas bodegas han quedado completamente destruidas ya que la construcción típica es una especie de adobe y toda la maquinaria aplastada debajo de ellas. Además, el desastre coincidió con el arranque de la vendimia en Chile. Recordemos que al ser el hemisferio sur, la vendimia es en primavera. Esto hace que haya sido aún más complicado volver a la normalidad sin dar por perdida esta añada 2010.
Pero como en todo, siempre hay algo positivo que se puede hacer, algo que devuelve la esperanza. Como por ejemplo, la iniciativa de Mouton Rostchild. Sin duda, Mouton-Rostchild es uno de los grandes ch¢teaux franceses que además tiene la curiosa costum bre de incluir en la etiqueta una obra de arte de un pintor reseñable cada año distinto. Así, hay etiquetas firmadas por Picasso, Dalí, Kandinsky... en 1986, el artista invitado fue un pintor haitiano. Esto dio la idea de organizar una subasta benéfica con magnums de esta edición de 1986 y donar la recaudación al pueblo haitiano. Se llegaron a pagar 3.800 dólares por una botella que no sabemos si sabrá a gloria, pero seguro que aliviará a quien más pueda necesitarlo.
fuente: http://www.diariodeleon.es
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