España: La esperanza de vida crece en Gipuzkoa

Llegar a los cien años? Lo que hasta hace no mucho era casi una quimera está dejando de ser un dato demográfico excepcional. Bien es cierto que sólo unos pocos viven para soplar las cien velas, pero este colectivo, el de los centenarios, está engordando a pasos agigantados. Una genética privilegiada y el avance de la Ciencia y la Medicina son algunas de las razones que permiten alargar unas vidas que hace varias décadas eran extraordinarias si llegaban a octogenarias. Ahora, hasta en el Instituto Vasco de Estadística están barajando la posibilidad de crear una categoría más específica que aquella que contabiliza de forma generalizada a los que tienen cien o más años. Porque ya son unos cuantos...
A orillas del Bidasoa se debe vivir bien, porque en la actualidad sólo en Irun viven trece personas con cien o más años. Y hasta finales de 2010, otros seis iruneses pueden sumarse a este club. En la residencia Txara de San Sebastián hay trece centenarios. Las brisas que refrescan las calles donostiarras también deben ser propicias para marcar hitos de longevidad. A uno de enero de este año, en la capital guipuzcoana había censados 58 mujeres y 4 hombres centenarios. En el interior del territorio, idem de idem. El año pasado, 111 guipuzcoanos cumplieron cien años, a los que habría que sumar los que ya superaron el siglo con anterioridad. En 1999, había 57 centenarios en total.
No es fácil recabar datos globales sobre el número de centenarios en Gipuzkoa, porque no hay estadísticas unificadas. Algunos ayuntamientos sí tienen cifras accesibles sobre el número de vecinos que cada año llegan a los cien, un hecho ya no tan singular pero que sigue siendo todo un acontecimiento incluso con reconomiento institucional en forma de ramo de flores o placa. En Irun, por ejemplo, desde el 8 de julio del año 2000 hasta finales de julio 32 vecinos ha superado esa edad. Algunos ya han fallecido. En Donostia, el número de centenarios ha aumentado un 24% en los últimos cuatro años, al pasar de 50 a 62.
La Diputación contabiliza cada año el número de guipuzcoanos que llegan al siglo, excepto los de Donostia e Irun. En 2000 alcanzaron esa edad 22 personas; en 2009 fueron 54, a los que habría que sumar otros 46 en San Sebastián y 11 en la ciudad fronteriza.
Aunque pueda sonar paradógico, el fuerte incremento del número de centenarios también se constata en las estadísticas de defunciones. Según los datos del Eustat, en 1998 fallecieron en Gipuzkoa 12 personas -todas ellas mujeres- de cien o más años. En 2008, último año con cifras disponibles, murieron 43, de ellos 5 varones. Conclusión: el porcentaje de centenarios guipuzcoanos que han perdido la vida se ha disparado un 258% en una década.
84,6 años de media
Cada vez vivimos más. De hecho, en Gipuzkoa la esperanza da vida de las mujeres ha pasado de los 78,9 años del inicio de la década de los 80 hasta los 84,6 de 2006, año con últimos datos disponibles del Eustat. En los hombres, el incremento también ha sido notable: de 71,9 a 77,6 años.
Según una reciente investigación llevada a cabo por la Universidad de Boston y el Instituto de Tecnología Biomédica de Italia, la genética es determinante para saber quién va a vivir más de cien años. Así, según el estudio publicado en 'Science', 150 marcadores genéticos pueden pronosticar, con un 77% de acierto, si una persona llegará o no a los cien años.
Pero no es sólo cuestión de genes. Una vejez saludable, vienen a decir los autores del trabajo, refleja la influencia combinada de factores ambientales, el estilo de vida (ejercicio, dieta...) y factores genéticos.
También habría que tener en cuenta las emociones. Al menos así se desprende de la investigación que está realizando la psicóloga Igone Etxeberria, que está analizando 'Las emociones en personas muy mayores', una de las líneas de trabajo de Ingema, el instituto gerontológico de Matia Fundazioa. Para llevar a cabo la tesis doctoral, dirigida por Itziar Etxebarria y Javier Yanguas, está manteniendo entrevistas con guipuzcoanos que han superado los 85 años y también centenarias. Obtiene datos cuantitavos que luego compara con guipuzcoanos sexagenarios.
«Lo que queremos saber es cómo son las emociones, cómo se relacionan con la salud y con otras variables psicológicas. Y también cómo se regulan» explica la psicóloga, que se encuentra en la fase de recogida de datos. Según los resultados preliminares, que son orientativos, «parece ser que sí hay una relación entre las emociones positivas y la longevidad». Etxeberria ha constatado que las emociones positivas -como la alegría, la ilusión, el entusiasmo, el interés, el tener ganas de hacer cosas, etcétera- descienden a medida que se avanza en edad, pero las negativas -estar irritable, nervioso, triste, irascible, sentirse solo, temeroso...-, «que son las que se esperaría que aumentaran, porque se va perdiendo la capacidad funcional, la sensorial, porque se sufren limitaciones y pérdidas, porque muere el marido, los amigos, e incluso se sobrevive a los hijos, en esa situación cabría esperar que esas emociones negativas aumentaran, pero no lo hacen. Hay cierta estabilidad, se mantienen. Y siempre las positivas están por encima de las negativas, puntúan más, por lo que hay un buen balance emocional», explica.
En sus entrevistas con centenarios, la psicóloga se ha percatado de que la personas mayores recuerdan más lo positivo y «van borrando lo negativo».
Sentirse bien cuidado
Los participantes en este estudio, para el que se quiere recabar el mayor número de voluntarios posible (los interesados pueden llamar al 943224643), no tienen deterioro cognitivo, ya que han de ser capaces de responder al cuestionario, pero lo normal es que sí tengan alguna limitación a nivel funcional y necesiten de cierta ayuda. «Aún siendo la situación de cada uno distinta, como grupo hay características comunes, y es que se agarran a lo positivo. Te transmiten que se sienten bien cuidados, que tienen a su familia alrededor, reconocen que para la edad que tienen no pueden pedir más, y vienen a decirte que se sienten en paz».
Para Etxeberria, este contacto con las personas mayores de Gipuzkoa está resultando muy enriquecedor: «Cada caso es diferente, pero en general es gente que ha sufrido mucho. Han pasado guerras, enfermedades, la pérdida de hijos, de maridos, de amigos, han tenido que salir de su pueblo... Una vida dura y sacrificada. Pero una persona que ha tenido todas esas pérdidas y vivencias te dice: 'ahora estoy tranquilo, porque he trabajado todo lo que tenía que trabajar, estoy acompañado de mi familia y estoy bien cuidado. ¿Qué más se puede pedir?'. Viven cada día como un regalo, porque son conscientes de que ya han vivido mucho. Pero no lo dicen con amargura».
El sentirse arropado por la gente cercana es uno de los aspectos que más valoran las personas centenarias. «Para ellos la familia es muy importante. Incluso si están ingresados en una residencia, que la hija o el hijo les vaya a visitar es muy importante. Lo que les reconforta es saber que están ahí, aunque no pasen a verles todos los días».
Otra de las características de este colectivo cada vez más numeroso es la rutina del día a día. «Desde la perspectiva de un joven puede parecer una vida monótona, aburrida. Pero es así como están más tranquilos, porque les permite controlar la situación. De lo contrario, se perturban con facilidad, por lo que buscan la simplicidad. Es donde mejor se sienten».




LAS CIFRAS

84,6

años es la esperanza de vida de las guipuzcoanas. Ha crecido 5,7 años en 25 años. En el caso de los hombres, se ha pasado de 71,9 a 77,6 años.

86,44

años de expectativa de vida alcanzaron el año pasado las japonesas, de nuevo una cifra récord por vigesimoquinto año consecutivo. Los japoneses tienen la espearnza en 79,59 años.

258%

ha aumentado el porcentaje de guipuzcoanos de más de cien años que ha muerto en una década. Se ha pasado de los 12 de 1998 a los 43 de 2008


fuente: http://www.diariovasco.com

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