BRIGADIER JOSÉ MIGUEL CARRERA VERDUGO

José Miguel Carrera V.
1813
1814
BRIGADIER JOSÉ MIGUEL CARRERA VERDUGO
General en Jefe del Ejército de Chile.
31 de Marzo de 1813 – 23 de Noviembre de 1813
28 de Agosto de 1814 – 02 de Octubre de 1814

En Chile la Primera Junta de Gobierno se instaló el 18 de septiembre de 1810 y el 25 de julio de 1811 regresaba a su Patria un joven llamado José Miguel Carrera Verdugo, perteneciente a una de las más ilustres familias del Reino. Nacido el 15 de octubre de 1785, fueron sus padres el Coronel de Milicias Reales Ignacio de la Carrera y Cuevas y doña Francisca de Paula Verdugo Fernández de Valdivieso y Herrera.

De acuerdo a las costumbres coloniales que se seguían en las familias nobles del Reino, a la edad de 9 años fue incorporado como cadete del Regimiento de Caballería del Príncipe en 1794 y en 1797 su nombre figura como Alférez y como Teniente en 1805.

En 1806 viajó a España, enrolándose en el Ejército español y en los Voluntarios de Madrid y los Húsares de Farnesio; hizo las campañas de 1808, 1809 y principios de 1810, participando en más de veinte hechos de armas, siendo los principales la ocupación de la ciudad de Mora, retirada de Consuegra, combates de Yébenes y en las acciones libradas en río Guadiana en la gran Batalla de Talavera y la Batalla de Ocaña, en cuya retirada fue herido el 19 de noviembre de 1809 y debió ser trasladado a Cádiz para su restablecimiento. Condecorado con la Cruz de Talavera, ascendió a Sargento Mayor del Regimiento de Húsares de Galicia y se le encargó su comando y reorganización lo que no alcanzó a realizar por su regreso a Chile, con motivo de los acontecimientos que culminaron con la Primera Junta de Gobierno el 18 de septiembre de 1810.

En Santiago participó, el 4 de septiembre de 1811 , en un complot que llevó al gobierno a la familia Larraín, contra cuyos miembros realizó otro movimiento el 15 de noviembre que lo llevó a formar parte de la nueva Junta de Gobierno, representando la provincia de Santiago. La disolución del Congreso, el 2 de diciembre, lo enemistó con don Juan Martínez de Rozas, representante de Concepción, por lo cual estuvo a punto de desencadenarse una guerra civil.

Evitado el conflicto, con mediación de don Bernardo O'Higgins, Carrera, presidente del Gobierno; se dedicó a realizar muchas reformas, beneficiosas para el país. Por decreto de 16 de enero de 1812 estableció la prensa, nombrando como redactor a fray Camilo Henríquez; sancionó la primera Constitución Política, denominada "Reglamento Constitucional de 1812"; el 4 de julio presentó a la Nación su nueva bandera nacional con los colores azul, blanco y amarillo, que simbolizaban el cielo, la nieve cordillerana y los trigales de Chile. También en aquella ocasión hizo lucir un escudo de armas que debía reemplazar al del Rey. Se preocupó de la enseñanza y para ello dispuso que los monasterios tuvieran escuelas de hombres y mujeres, creando un instituto de enseñanza, hoy Instituto Nacional. Dispuso el mejoramiento de los hospitales de Santiago y tomó otras providencias muy adelantadas para su época, transportando a Chile lo que había visto en Europa.

Cuando la expedición enviada por el Virrey del Perú, en marzo de 1813 a cargo del Brigadier Antonio Pareja, puso en peligro a la Nación, José Miguel Carrera asumió el puesto de General en Jefe del Ejército y combatió contra los realistas en Yerbas Buenas, San Carlos, Toma de Talcahuano y Sitio de Chillán. El fracaso del sitio de esta ciudad, emprendido en los meses del invierno y sin los elementos adecuados y la sorpresa de El Roble, que puso en primer plano al Coronel Bernardo O'Higgins, lo cual movió a la Junta de Gobierno de entonces a removerlo del comando del Ejército, sucediéndole el Brigadier O'Higgins.

Después de entregar el mando en Concepción, marchó a Santiago y en la madrugada del 3 de marzo fue hecho prisionero por los realistas y conducido a Chillán en compañía de su hermano Luis. El Tratado de Lircay suavizó la prisión de los hermanos, que aprovecharon la complicidad de altos jefes realistas para fugarse a Santiago. El Director Supremo Francisco de la Lastra ordenó su arresto, pero don José Miguel logró burlarlo y aprovechando el desprestigio en que habían caído las autoridades de la capital con motivo del pacto celebrado con el enemigo y con el auxilio de jefes militares de la ciudad, acaudilló un movimiento revolucionario, al amanecer del 23 de julio de 1814, que terminó con el gobierno de De La Lastra.

Desconocido como jefe del Gobierno por las fuerzas del Ejército que se encontraban en Talca, hubo de enfrentar un movimiento en su contra que terminó con la victoria de Tres Acequias. En ese momento la presencia de un emisario del nuevo jefe realista enviado por el Virrey, Brigadier Mariano Osorio, aunó los esfuerzos de los patriotas, uniendo a Carrera y a O'Higgins en la defensa del Reino, pero la falta de tiempo para organizar las fuerzas y la escasez de material de guerra, hizo que sucumbieran en Rancagua las fuerzas patriotas y Carrera debió emigrar con los restos del Ejército a Mendoza.

Enemistado con el Gobernador de Mendoza, Coronel Mayor José de San Martín, fue reducido a prisión y enviado a Buenos Aires. Después de algunas vicisitudes decidió viajar a los Estados Unidos con el deseo de encontrar los medios necesarios para reconquistar Chile. Allí se entrevistó con el Presidente de esa nación, Mr. James Madison y con muchas otras personalidades influyentes, y gracias a la ayuda que le dispensó el Comodoro David Porter y los miembros de la Logia San Juan, a la que ingresó en Nueva York, se contactó con la firma Darcy y Didier, logrando organizar una escuadrilla de cuatro naves, en la que izó la bandera de Chile, azul, blanco y amarillo. Traía consigo una apreciable cantidad de armas, municiones y pertrechos y varios oficiales franceses para servir sus propósitos. Arribó a Buenos Aires en febrero de 1817.

El Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de La Plata, Brigadier Juan Martín de Pueyrredón lo retuvo mientras se realizaban las operaciones de San Martín en Chile y cuando se conoció el triunfo de Cacabuco, Pueyrredón, miembro prominente de la Logia Lautarina, actuó contra él reduciéndolo a prisión, al mismo tiempo que conquistaba a los oficiales que venían en la expedición, ofreciéndoles cargos en el Ejército argentino o de los Andes. Arrestado a bordo del bergantín "Belén", logró ganarse la voluntad de su Comandante, Manuel de Monteverde, el que, convencido de la injusticia con que se le trataba, le facilitó su fuga a Montevideo, donde fue a residir bajo la protección del General portugués Carlos Federico Lecor, con el que tuvo una gran amistad.

Cuando sus hermanos fueron asesinados en Mendoza por el Gobernador Toribio Luzuriaga y por Bernardo Monteagudo, el 8 de abril de 1818, su dolor lo desahogó en su pluma. Descubiertos los manejos monarquistas de Pueyrredón y San Martín, ayudados por el Congreso de las Provincias Unidas y la Logia Lautarina, Carrera inundó Buenos Aires y las comarcas cercanas de escritos y panfletos, denunciándolos como enemigos de la causa americana. Las autoridades de Buenos Aires pidieron al Gobierno de Montevideo su expulsión y entrega y el General Lecor lo ayudó a huir para salvarse.

Sin medios económicos, concibió la audaz idea de unirse a los caudillos de las provincias del norte de Buenos Aires, discordes con el gobierno central y soplar el fuego de la guerra, para destruir la Constitución Unitaria de 1819. Así fue como a comienzos de julio de 1819, llevando consigo 400 pesos en plata, dos pistolas, su sable y 4.000 varas de cinta color punzó, en las que había escrito este lema: Federación o Muerte, se presentaba en el campamento del General Francisco Ramírez, en Gualeguaychú. No tardó en conquistar el afecto de este recio gaucho y desde entonces, hasta su muerte, conservó su amistad.

Enviado por Ramírez cerca del General Estanislao López, Gobernador de Santa Fe, consiguió inclinarlo a la guerra contra Buenos Aires y ésta se inició el 7 de octubre de 1819. La batalla de Cepeda entre las fuerzas de Ramírez, López y otras menores, entre las que se contaba una División chilena organizada por Carrera, destruyó a las tropas porteñas y los caudillos entraron vencedores en Buenos Aires. Carrera había obtenido su objetivo, gracias a su pluma y a sus dotes superiores de caudillo. Sus escritos habían causado la caída de Pueyrredón, el Congreso se encontraba disuelto y la Logia Lautarina se había convertido en los Caballeros de América. Un gobernador amigo suyo ocupaba el poder, don Manuel de Sarratea y el Tratado del Pilar consagraba el régimen federal, hoy motivo de la grandeza de ese pueblo. Cláusulas secretas del Tratado, en el que fue mentor, pusieron a su disposición a todos los chilenos que servían en las fuerzas de Buenos Aires y con ellos formó una fuerza de 700 hombres, a la que dio el título de Ejército Restaurador. Armas, equipo y dinero le fueron entregados por el Gobernador Sarratea, en cumplimiento de los acuerdos secretos.
Con su fuerza y la de López unidas, venció a Soler en la Batalla de Cañada de la Cruz, cuando éste se quiso oponer a Sarratea y asistió al nuevo sitio de Buenos Aires el 28 de junio de 1820.

El fracaso del sitio de Buenos Aires en el mes de julio y la sorpresa de sus fuerzas por Dorrego el 2 de agosto de 1820 en San Nicolás, marcaron la declinación de su estrella y más tarde el Tratado de Benegas, suscrito entre López y el Gobernador de Buenos Aires, General Martín Rodríguez, lo obligaron a huir hacia el sur y refugiarse con sus escasas fuerzas en las tolderías de los indios Ranqueles, indígenas que lo designan su PICHI REY.
Dos meses estuvo en las tolderías de los Ranqueles y a comienzos de febrero de 1821 se puso en movimiento hacia San Luis, buscando el camino hacia Chile. Solicitó paso a los Gobernadores de Córdoba y San Luis y éstos respondieron movilizándose contra él. Obligado a combatir, venció al Gobernador de Córdoba, General Juan Bautista Bustos, en Chajá y al Coronel Luis Videla con las fuerzas de San Luis en la Ensenada de las Pulgas y ocupó la capital de la provincia. Desde San Luis inició una nueva campaña para unirse al General Francisco Ramírez, "El Supremo Entrerriano", que lo llamó a emprender una acción contra Buenos Aires. El nombre de José Miguel Carrera llenaba la pampa y todos deseaban su destrucción. La campaña con Ramírez fracasó por la obstinada resistencia que opuso Córdoba y los caudillos se separaron después de Cruz Alta, en la que no pudieron tomar el campo atrincherado de Bustos.

Carrera se retiró hacia el oeste y retomó a San Luis después de derrotar a las fuerzas de Mendoza, mandadas por el Coronel Bruno Morón, en el sangriento combate al arma blanca de Río Cuarto. Morón murió en el campo de batalla y la alarma llegó hasta el solio del Director Supremo de Chile. O'Higgins vio el peligro para su Gobierno, empeñado en la liberación del Perú y en el sur del país combatiendo a las hordas de Benavides en la Guerra a Muerte. Reunió escasos medios y los remitió a Mendoza, mientras don José Miguel Carrera, obsesionado en su regreso a Chile, se puso en campaña para cruzar la cordillera, enfrentando a las fuerzas de los Gobernadores de Mendoza y San Juan, que le negaron el permiso para atravesar sus territorios.

El 21 de agosto de 1821 inició la marcha al frente de 500 hombres y se internó en las ásperas y desoladas sierras de Cuyo y el 31, con sus caballos cansados y en un terreno desfavorable, atacó a los 800 hombres que Mendoza le opuso con el Coronel de Milicias José Albino Gutiérrez en el Médano, siendo derrotado. La retirada hacia Jocolí terminó con la traición del Comandante cordobés Manuel Arias y hecho prisionero, fue conducido a Mendoza, donde un tribunal militar, designado por el Gobernador Tomás Godoy Cruz, lo condenó a muerte.

La vista fiscal estampó lo siguiente: "Adoptó el plan de destruir el Gobierno y Congreso de las Provincias Unidas, aunque sea a costa de entregar éstas a la dominación portuguesa. Al abrigo de este gabinete, desde Montevideo inundó el país de libelos incendiarios contra dichas autoridades y las de Chile, acompañadas de caricaturas las más indecentes, que ponían en ridículo los gobiernos de ambos estados, sin dispensar aun las personas del vencedor de los Andes y Libertador del Perú; por este medio y el auxilio de dos jefes de las mismas provincias, a quienes logró alucinar con EL SISTEMA DE LA FEDERACION, a cuya sombra trazaba sus negros planes, consiguió destruir al gobierno y envolver a todos los pueblos en la más espantosa anarquía y desgracias del año veinte y parte del veintiuno". Su diestra pluma había conseguido su objetivo.

Conducido a la plaza de Mendoza a mediodía del 4 de septiembre de 1821 fue pasado por las armas junto con el coronel Felipe Alvarez y el soldado Monroy, que mató a Morón en Río Cuarto. La altivez con que encaró el patíbulo hizo decir al doctor Clemente Godoy, padre del Gobernador de Mendoza, que Carrera había muerto como un héroe de Plutarco.

Bibliografía Recomendada:
JORGE CARMONA YAÑEZ: "Carrera y la Patria Vieja". Santiago. Instituto Geográfico Militar, 1952.

TOMAS DE IRIARTE "Memorias Militares". Buenos Aires. Imprenta y Librería de Mayo. 1868. Tomo II

MANUEL REYNO GUTIERREZ "José Miguel Carrera. Su vida, Sus vicisitudes, Su época". Santiago. Empresa editora Quimantú. 1973.

EULOGIO ROJAS MERY "El General Carrera en el exilio" 2ª ed. Santiago, Imprenta Cultura, 1955.

BENJAMIN VICUÑA MACKENNA "El ostracismo de los Carrera. Los Generales José Miguel y Juan José y el Coronel Luis Carrera. Episodio de la Independencia de Sud. América". Santiago, imprenta del Ferrocarril, 1857.


Texto gentileza , Ejército de Chile

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