Casas de bambú en Colombia

Casas de bambú en Colombia
Objetivo del proyecto: construcción de edificios de bambú con fines sociales
Meta ecológica: rápida reforestación de la selva tropical, altos niveles de fijación de CO2
Tamaño del proyecto: 50.000 hectáreas de bosque de bambú
Capaz de crecer hasta 35 metros en tan sólo medio año, el bambú gigante es un auténtico "turbo" de la reforestación. Además, almacena 40 veces más CO2 por hectárea que un bosque convencional. La organización germano-colombiana “Escuelas para la vida” aprovecha el potencial del bambú. Construye escuelas, hogares y centros comunitarios. Ecología y compromiso social, todo en uno
La relación entre el hombre y el bambú se extiende en el tiempo hasta la más remota antigüedad. A lo largo de la historia, numerosos pueblos y civilizaciones han empleado el también conocido como "acero vegetal" para construir sus viviendas. Una tradición milenaria que mantiene su vigencia en determinadas regiones del mundo. Además, las extraordinarias características del bambú como material para la construcción y su carácter sostenible y los beneficios asociados que conlleva para el medio ambiente lo convierten en una interesante apuesta de futuro.
No todas las variedades de bambú son adecuadas para su uso en la construcción.
Numerosas ventajas
Ligero, flexible y a la vez extraordinariamente sólido. Son tan sólo algunas de las virtudes del bambú como material para la construcción. Virtudes que enumera Francisco Gallo en conversación con Deutsche Welle. Este colombiano de 43 años sabe de lo que habla. En primer lugar, porque es oriundo de Pereira, en pleno corazón de la zona cafetera de Colombia, donde el bambú crece silvestre y es ampliamente utilizado en la construcción de las viviendas de los campesinos. Además, este doctorado en Arquitectura y graduado en Administración del Medio Ambiente por la Universidad Tecnológica de Pereira, hace tiempo que encamina su trabajo hacia cuestiones relacionadas con el bambú como material para la construcción. Y lo hace con éxito: su proyecto de construcción de viviendas sostenibles a base de materiales derivados del bambú obtuvo en 2009 el prestigioso premio a la innovación con beneficio humano concedido por la Fundación Altran.
Más virtudes del bambú: no hay planta en el mundo que crezca más rápidamente, hasta 21 centímetros al día. En apenas medio año puede alcanzar los 35 metros de altura. Sin embargo, no será hasta que pasen unos tres años cuando el bambú alcanzará su madurez. A diferencia de lo que sucede con la madera, el bambú crece todo el tiempo y su cosecha no implica la desaparición de la planta. Tan sólo se corta el tallo de los troncos adultos, que vuelven a crecer rápidamente. El bambú, pues, es un cultivo sostenible que, además, cuenta con otras ventajas a nivel medioambiental. "Cuando utilizamos bambú en lugar de ladrillo, cemento o acero, evitamos una gran cantidad de emisiones de CO2. Más de 2 toneladas de dióxido de carbono por metro cúbico de material sustituido", explica Francisco Gallo. "Eso sin tener en cuenta el CO2 que la propia plantación fija de la atmósfera".
Del uso artesanal al industrial

Además, el bambú contribuye a la protección de la biodiversidad, combate la erosión, es biodegradable y regula el caudal hídrico. "Una sola hectárea de bambú regula el agua para abastecer a unas 150 personas", señala Gallo. El bambú crece en casi todos los continentes. Especialmente, en la franja intertropical. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no todas las variedades de bambú –en el mundo existen unas 1.250 especies botánicas- son adecuadas para su uso en la construcción. Se necesitan características muy particulares, como las que posee la guadua. Una variedad que Francisco Gallo conoce muy bien. No en vano, es la variedad predominante en Colombia. "Allí decimos 'siembre su casa'", explica el arquitecto colombiano para ilustrar la importancia de la guadua en su país en lo que a la construcción de edificios se refiere.
Estamos hablando, sin embargo, del uso artesanal del bambú. Pero, ¿qué hace falta para que el "acero vegetal" se consolide algún día como una alternativa sostenible a la construcción a base de acero, cemento y ladrillo? "De entrada, hay que conseguir una industrialización sostenible de los procesos. Tenemos que saber, por ejemplo, qué resistencia ofrece un módulo determinado o qué aislamiento es capaz de conseguir ante la intemperie. En definitiva, equiparar al bambú a cualquier otro material de ingeniería", explica Gallo.
Todo ello, claro está, supone una inversión tecnológica muy importante. También hay que superar obstáculos en materia de legislación. Por ejemplo, en lo que se refiere a la certificación de materiales para mercados tan exigentes como el europeo. Un proceso en el cual el sector de la madera, con siglos de tradición industrial, aún aventaja al bambú.

La barrera del imaginario colectivo
Por último, pero no menos importante, el bambú como material para la construcción deberá combatir la imagen que de él se tiene en muchos países industrializados. "Cuando se habla de bambú, la imaginación de mucha gente vuela a películas ambientadas en Vietnam, en una isla del Pacífico, muy tropicales, con construcciones en las cuales la gente quisiera pasar las vacaciones pero donde no querrían vivir", afirma Francisco Gallo. Sin duda, el argumento ecológico puede ayudar a popularizar el bambú. Y, por qué no, también el económico: "actualmente, no se puede decir que sea más económico construir con bambú. Sin embargo, a lo largo del ciclo de vida de una edificación, sí que resulta más económico. El bambú, por ejemplo, es mejor aislante térmico, lo que ayuda a reducir los costos de calefacción".
Por último, la construcción a base de bambú puede resultar una fuente de crecimiento económico para los países productores, por lo general, economías emergentes o en vías de desarrollo. "Se generan oportunidades de empleo, asociadas por ejemplo a la transformación de la fibra de bambú en nuevos materiales constructivos, como paneles, vigas o columnas. Además, no se requiere ni grandes maquinarias ni una gran infraestructura", argumenta Gallo. Todo ello, teniendo en cuenta que en los países en vías de desarrollo el sector de la construcción genera alrededor del 21% del Producto Interior Bruto (PIB), casi el triple de la media global -8%-. Países, además, que en las próximas décadas concentrarán la mayor parte del crecimiento urbano mundial. La expresión "siembre su casa" podría tener más sentido que nunca.
Autor: Emili Vinagre

fuente: http://www.dw-world.de

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