La agricultura en los países en desarrollo debe hacerse “climáticamente inteligente” afirma un nuevo informe de la FAO

La agricultura en los países en desarrollo debe hacerse “climáticamente inteligente” para hacer frente al doble desafío de alimentar a un planeta más caliente y más poblado, afirma un nuevo informe de la FAO.

Se espera que el cambio climático reduzca la productividad, estabilidad e ingresos agrícolas en muchas zonas que ya experimentan elevados niveles de inseguridad alimentaria. Por ello será necesario que la producción agrícola mundial aumente en más de un 70 por ciento en las próximas cuatro décadas para que se satisfagan las necesidades alimentarias de la creciente población mundial. según Agricultura “climáticamente inteligente”: políticas, prácticas y financiación para la seguridad alimentaria, adaptación y mitigación.

“Aumentar la producción agrícola, reducir las pérdidas post-cosecha, y mejorar los canales de distribución alimentaria en los países en desarrollo siempre han sido grandes desafíos. El cambio climático eleva el listón de forma significativa. Es necesaria una transformación a fondo de la agricultura”, afirmó Alexander Mueller, Subdirector General de Agricultura de la FAO.

"No obstante, no debemos olvidar que ya existen numerosas prácticas inteligentes con respecto al clima que resultan efectivas y que podrían ponerse en marcha en los países en desarrollo, tal y como señala este informe”, añadió Mueller.

Transformación en múltiples frentes

El informe de la FAO describe diversos ámbitos que necesitan cambios en la agricultura.

La agricultura necesita producir más alimentos, gastar menos, y facilitar a los campesinos el llevar sus productos a los consumidores. .

La agricultura debe hacerse más resistente a fenómenos perjudiciales como sequías e inundaciones. Para ello es clave mejorar la gestión agrícola y el uso de los recursos naturales como el agua, la tierra, los bosques, los nutrientes del suelo y los recursos genéticos.

Resulta necesario reducir la vulnerabilidad de las comunidades agrícolas a los desastres climáticos y adoptar sistemas de alerta y de seguros que puedan ayudarles a hacer frente al cambio climático.

Finalmente, la agricultura debe determinar cómo reducir su impacto medioambiental -incluyendo la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero – sin poner en peligro la seguridad alimentaria y el desarrollo rural.

El informe de la FAO describe diversas actividades y prácticas actualmente en uso que abordan estas necesidades (pinche aquí para más información).

Gran agujero financiero

El informe de la FAO afirma que se necesitará realizar una inversión considerable para cubrir las carencias de conocimientos y datos, investigar y desarrollar tecnologías adecuadas, y establecer incentivos para garantizar la adopción de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes.

También se necesitará financiación para reconstruir los sistemas nacionales de extensión, a menudo descuidados y que son claves para proporcionar apoyo institucional y creación de capacidad a los campesinos que estén efectuando una transición a la agricultura climáticamente inteligente.

Pero la FAO advierte de que actualmente los recursos disponibles son insuficientes para financiar los esfuerzos con los que ayudar a la agricultura y los campesinos a prepararse ante el cambio climático, especialmente en los países en desarrollo.

“El cambio climático aumentará la inversión total necesaria para alcanzar la seguridad alimentaria, pero los recursos financieros actualmente disponibles son claramente insuficientes” y “la financiación climática – tanto la actual como la que está siendo sometida a debate – no tiene explícitamente en cuenta las necesidades específicas de la agricultura de los países en desarrollo”, sostiene el informe. Es poco probable que los recursos públicos o privados sean suficientes; la innovación a la hora de combinar estos recursos será un desafío para los mecanismos financieros actuales.

El informe recoge las estimaciones del Banco Mundial para los costes anuales de adaptación al cambio climático en la agricultura de los países en desarrollo, ascendiendo a 2 500 – 2600 millones de dólares EE.UU. al año entre 2010 y 2050, así como la estimación de la CMNUCC para la inversión y flujos financieros adicionales necesarios para la mitigación en el sector agrícola de los países en desarrollo, y que asciende a 14 000 millones de dólares al año hasta 2030.

Mejores políticas, instituciones más fuertes

El informe de la FAO también defiende la necesidad urgente de mayor coherencia a la hora de formular políticas relativas a la agricultura, la seguridad alimentaria y el cambio climático.

“Las políticas en estos tres ámbitos afectan a los pequeños sistemas productivos y la falta de coherencia puede impedir que se aprovechen sinergias”, afirma, subrayando la necesidad de establecer mecanismos que permitan el diálogo entre los responsables de las políticas que trabajan en estos ámbitos.

También es preciso mejorar los mecanismos para proporcionar datos y conocimientos a los campesinos para facilitar su adaptación.

En el pasado los sistemas de extensión agrícola fueron un canal clave para difundir información y conocimientos a los agricultores pero, según advierte el informe, están en declive en muchos países en desarrollo. El sistema de Escuelas de Campo para Agricultores, fomentado por primera vez por la FAO, ofrece un canal adicional para promover la transferencia de conocimientos y la adopción de técnicas agrícolas “climáticamente inteligentes”.

Además, el informe señala que los sistemas efectivos de derechos de uso, acceso y propiedad son fundamentales para mejorar la gestión de los recursos naturales.

Y se deberían buscar nuevos tipos de seguros accesibles y asequibles que pudieran ayudar a los campesinos a afrontar los efectos del cambio climático.

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