Melinda Nadj Abonji, Premio Alemán del Libro 2010.Nació en Serbia, es hija de una familia húngara, creció en Suiza y escribe en alemán

Revelación serbo-húngara gana Premio Alemán del Libro


Nació en Serbia, es hija de una familia húngara, creció en Suiza y escribe en alemán: Melinda Nadj Abonji, Premio Alemán del Libro 2010, representa a una nueva generación de escritores que creció entre culturas.


“Pensaba que llovía, pero son mis ojos los que lloran”, con este verso de una canción húngara comenzó Melinda Nadj Abonji su discurso de agradecimiento por el Premio Alemán del Libro. La canción le gustaba mucho de niña, contó emocionada en Fráncfort. Su novela, Tauben fliegen auf ("palomas echan a volar"), es, entre otras cosas, un homenaje a su abuela húngara, la mujer con la que pasó los primeros años de su vida. Melinda Nadj Abonji nació en 1968 en Vojvodina, una ciudad serbia habitada en parte por una minoría húngara. En 1974, emigró con sus padres a Suiza.


Crecer en tierra extraña


Nadj Abonji comparte el destino de Ildiko, la protagonista de su novela: también la familia Kocsis le vuelve la espalda a la Yugoslavia socialista de Tito para asentarse en una aldea suiza. Con obstinación, los padres de Ildiko se desloman en su cafetería para ganar el sustento que les permita subsistir con sus dos hijas, y se esfuerzan por obtener un poco de reconocimiento. Aprueban un examen de ciudadanía y obtienen el pasaporte suizo: a primera vista, la historia de una integración exitosa.


Sin embargo, para la mayoría de sus vecinos los Kocsis siguen siendo “los balcánicos”. Cuando uno de los clientes del local paterno vierte sus excrementos en el bar, Ildiko se harta de la amabilidad a todo precio a la que presta servicio. La joven se muda a la gran ciudad e, insegura pero con suficiente autoestima, empieza a vivir su propia vida. Así comienza Tauben fliegen auf.


Los cruentos sucesos en la historia reciente de Europa sirven de trasfondo a la novela. La miseria en el socialismo, la guerra y el existir de las minorías son temas a los que recurre constantemente. Pero ante todo, la obra de Nadj Abonji describe la vida en diferentes culturas y los conflictos que esto provoca. Cuando Ildiko se dispone a partir, se da cuenta de que el nombre de su ciudad está escrito en tres idiomas: en serbocroata, en ruso y en húngaro. Tauben fliegen auf habla también del amor por el lenguaje, por el húngaro y por el alemán, y acerca del poder de la memoria.


Fomentando la literatura en alemán


Desde 2005, la Unión de Libreros Alemanes galardona con el Premio Alemán del Libro a la mejor novela en idioma alemán, y entrega la condecoración en la víspera de la apertura de la Feria del Libro de Fráncfort. Con este reconocimiento se trata de fomentar y dar a conocer la literatura en lengua germana. Cada vez es mayor la repercusión mediática del premio. Este año, los seis finalistas encontraron un gran eco en los medios.


La escritora y música Nadj Abonji no se barajaba como favorita entre los que alcanzaron la recta final del certámen. Más opciones de llevarse el premio parecía tener Peter Wawerzinek y su obra Rabenliebe (“amor de cuervos”), en la que relata su traumática niñez: su madre lo abandonó para huir de la antigua Alemania Oriental. También Thomas Lehr con su ambicioso proyecto novelístico September, fata morgana (“Septiembre, fata morgana”) ostentaba muchas posibilidades de ganar.


Escritores entre varias culturas


Lo que desde luego no diferenciaba a Nadj Abonji en la última etapa del concurso literario son sus raíces multiculturales. Tres de los seis candidatos finalistas eran en esta edición hijos de inmigrantes, una proporción que se repetía entre los primeros veinte seleccionados: autores que, si bien pronunciaron sus primeras palabras en otro idioma, escriben hoy en alemán.


Jan Faktor, por ejemplo, es hijo de una judía comunista y relata una infancia y una juventud en la Praga socialista; una mirada hacia atrás llena de humor y tristeza a la vez. Doron Rabinovici, que nació en Tel Aviv para luego emigrar a Viena, hace debatir a sus personajes acerca de la identidad judía y de los recuerdos verdaderos, haciendo gala de un humor intelectual que no deja de recordar a Woody Allen.


En el éxito de estos escritores se refleja una evolución que no ha pasado desapercibida en Alemania: la nueva literatura germana y, sobre todo, este otoño literario está marcados por narradores que viven entre diversas culturas, puede leerse en los suplementos culturales de varios periódicos alemanes. “Dejen que nos contemos nuestra historia para poder entendernos mejor”, se pidió tras la caída del Muro de Berlín, cuando se reveló cuán diferentes eran el Este y el Oeste de Alemania. Ahora, la apelación se extiende a toda Europa y aún más allá del Viejo Continente.


Autora: Gabriela Schaaf/ Cristina Papaleo


Editora: Luna Bolívar Manaut
fuente. http://www.dw-world.de

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