Síndrome de Melas

Síndrome de Melas












Nombre de la enfermedad


El síndrome de MELAS debe su nombre al acrónimo inglés de Myo Encephalopathy, Lactic Acidosis and Stroke-like episodes (encefalomiopatía mitocóndrica, acidosis láctea y episodios semejantes a la apoplejía). El síndrome de MELAS forma parte de un grupo de enfermedades raras llamadas encefalopatías mitocondriales (de la mitocondria).














Causas - Etiología


¿Que son las enfermedades mitocondriales (MM)?






La MM es una enfermedad con muchos aspectos diferentes. Se han identificado docenas de variedades de enfermedades mitocóndriales, con una compleja variedad de síntomas. Algunos síntomas pueden ser tan leves que a duras penas se notan, mientras otros ponen en peligro la vida.






Las enfermedades mitocóndriales afectan a las mitocondrias. La mitocondria es una parte fundamental de la estructura de la célula, ya que son responsables de producir la mayor parte de la energía que se necesita para que funcionen nuestras células mediante la producción de ATP (ácido adenosín trifosfórico). Para que se puedan desarrollar todos estos procesos las mitocondrias poseen más de 50 enzimas (sustancia proteíca capaz de activar una reacción química definida) diferentes y a su vez la mayoría de estas enzimas o complejos enzimáticos están integrados por más de 40 proteínas diferentes.






De hecho, proporcionan una fuente tan importante de energía que una célula humana típica contiene cientos de ellas. Una MM puede desconectar algunas o todas las mitocondrias, desconectando así esta fuente esencial de energía. Casi todas nuestras células dependen de las mitocondrias para tener una fuente estable de energía, de manera que una enfermedad mitocóndriales puede ser un trastorno de múltiples sistemas que afecta más de un tipo de célula, tejido u órgano. Los síntomas exactos no son los mismos para todos, porque una persona con una enfermedad mitocóndriales puede tener una mezcla única de mitocondrias sanas y defectuosas, con una distribución única en el cuerpo.






Cuando una célula se llena de mitocondrias defectuosas, no solamente se encuentra sin ATP, puede además acumular una cantidad de oxígeno y moléculas de combustible sin usar, con resultados potencialmente desastrosos. El exceso de moléculas de combustible es utilizado para producir ATP por medios ineficientes, lo que puede generar productos secundarios potencialmente dañinos como el ácido láctico. La acumulación de ácido láctico en la sangre (acidosis láctea) está asociada con la fatiga muscular y puede efectivamente dañar los músculos y tejidos musculares.






La ATP derivada de las mitocondrias proporciona la fuente principal de energía para la contracción de las células musculares y el disparo de las células nerviosas. Por ello, las células musculares y las células nerviosas son especialmente sensitivas a defectos mitocóndricos. Los efectos combinados de la privación de energía y la acumulación de toxinas en estas células probablemente dan lugar a los síntomas principales de las miopatías mitocóndriales y las encefalomiopatías.






¿Cuál es la causa del Síndrome de MELAS?






Las enfermedades mitocóndriales son hereradas, aunque a menudo afectan a miembros de la misma familia en formas diferentes, por eso, las enfermedades mitocóndriales no son contagiosas y no son causadas por nada que una persona hace. Son causadas por mutaciones, o cambios, en los genes.






La mayoría de los pacientes presentan una mutación puntual muy específica, aunque no exclusiva en la posición 3243 del gen del ARN t del DNA (ácido nucléico) mitocondrial, cuya identificación es de gran utilidad diagnóstica.














Datos relevantes


¿Qué manifestaciones produce?






El MELAS es un trastorno progresivo. Debido a que las células musculares y nerviosas tienen necesidades especialmente altas de energía, los problemas musculares y neurológicos son características comunes de las enfermedades mitocóndricas.






Los pacientes con MELAS pueden ser normales en los primeros años de la vida, pero poco a poco presentan retraso motor y de las etapas del desarrollo intelectual. Las fundamentales manifestaciones clínicas asociadas se dan entre los 5 y los 15 años de edad, y son: talla baja, vómitos, convulsiones por epilepsia focal o generalizada y finalmente episodios de hemiparesia (parálisis leve o incompleta de un lado del cuerpo) aguda que puede afectar a uno u otro lado de forma alternante.






Sus manifestaciones clínicas fundamentales son: encefalomiopatía, acidosis láctica (estado metabólico en el que existen cantidades anormales de ácido lácticos), y episodios recidivantes de isquemia cerebral transitoria (que se manifiestan como jaquecas semejantes a la migraña, vómitos y (con menos frecuencia) convulsiones y puede llevar a daño cerebral permanente.).






Su evolución aparece salpicada por episodios de cefalea (dolor de cabeza) recidivante de tipo migrañoso, diabetes mellitus, alteraciones visuales, demencia progresiva secundaria a infartos cerebrales múltiples y acidosis láctica que se pone de manifiesto durante los episodios agudos. Los síntomas visuales pueden incluir: hemianopsia (visión alterada o ceguera para la mitad del campo visual), y ceguera cortical (deterioro de la visión debido a las lesiones existentes en en el área de la corteza cerebral, que regula la visión).






¿Cómo se diagnostica?






Ninguno de los síntomas distintivos de las enfermedades mitocóndriales (debilidad muscular, intolerancia al ejercicio, deterioro del oído, ataxia, convulsiones, discapacidades de aprendizaje, cataratas, defectos del corazón, diabetes y crecimiento atrofiado) son exclusivos de las enfermedades mitocóndriales. Sin embargo, una combinación de tres o más de estos síntomas en una persona constituye una fuerte indicación de enfermedad mitocóndrica, especialmente cuando los síntomas afectan más de un sistema de órganos.






El examen físico típicamente incluye pruebas de fuerza y resistencia, tales como una prueba de ejercicio. El examen neurológico puede incluir pruebas de reflejos, visión, habla y habilidades básicas de cognición.


Dependiendo de la información obtenida durante la historia personal y los exámenes, el médico puede proceder a efectuar pruebas más especializadas que pueden detectar anormalidades en los músculos, el cerebro y otros órganos.






La biopsia muscular muestra generalmente, aunque no siempre, como se creía en un principio, las características “fibras rojo rotas”, que son de gran ayuda para el diagnóstico. Además de la biopsia muscular, pueden utilizarse técnicas no invasivas para examinar el músculo sin tomar una muestra del tejido. Por ejemplo, una técnica llamada espectroscopía de resonancia magnética de fósforo muscular (MRS) puede medir los niveles de fosfocreatina y ATP (que a menudo se agotan en músculos afectados por enfermedades mitocóndriales).






La tomografía computarizada muestra, en algunos pacientes, áreas hipodensas en los hemisferios cerebrales, durante los episodios agudos y calcificaciones en los ganglios basales. También se puede emplear la TC y la RNM para valorar el músculo.






Una prueba de sangre puede ser ordenada para que el laboratorio pueda buscar un aumento de lactato o moléculas de combustible sin usar, en la sangre o en el líquido cefalorraquídeo (liquido que baña el cerebro y la médula espinal).






Finalmente, una prueba genética puede determinar si una persona tiene una mutación genética que causa enfermedades mitocóndriales. Idealmente, la prueba se hace utilizando material genético extraído de la sangre y de una biopsia muscular. Es importante saber que, aunque un resultado positivo de la prueba puede confirmar el diagnóstico, un resultado negativo no es necesariamente significativo.






¿Cómo se cura?


Aunque se trata de una enfermedad muy poco común, muchos de sus síntomas son comunes en la población general, tales como problemas del corazón, convulsiones y diabetes. Por lo tanto, ya existen buenos tratamientos médicos que ayudan a manejar muchos de los síntomas.






Algunos tratamientos nuevos y menos comprobados tratan de reparar o pasar por alto las mitocondrias defectuosas. Estos tratamientos consisten en suplementos dietéticos basados en tres sustancias naturales que se presentan en la producción de ATP en nuestras células: la creatina, la carnitina, y la coenzima Q10.






La creatina, la L-carnitina y los suplementos coQ10 son a menudo combinados en un "cóctel" para el tratamiento de enfermedades mitocóndricas.






Pronostico






En los pacientes con el síndrome completo (con expresión de todas las manifestaciones clínicas fundamentales) el pronóstico es malo.














Asociaciones nacionales e internacionales relacionadas con la enfermedad


Federación Española de Asociaciones de Enfermedades Raras (FEDER)


C/ Enrique Marco Dorta, 6 local. 41018-Sevilla


Teléfono: 954 98 98 92


FAX: 954 98 98 93


Correo-e: f.e.d.e.r@teleline.es


Línea de Atención: 902 18 17 25 / info@minoritarias.org


fuente: http://www.saludalia.com/ 





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