CAMBIO CLIMÁTICO COSTARÍA AL MENOS 1% DEL PIB ANUAL A PAÍSES DE AMÉRICA LATINA

CEPAL presentó en Cancún un informe sobre los potenciales costos económicos del fenómeno en la región para fines de siglo, de no tomarse

acciones globales de mitigación.







(8 de diciembre, 2010) El cambio climático provocaría una pérdida equivalente a alrededor de 1% del producto anual entre 2010 y 2100 en los países de la región, si no se logra un consenso global en torno a acciones de mitigación, señala el informe de la CEPAL La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe. Síntesis 2010.



El estudio, que considera que el calentamiento global será un factor condicionante esencial en las características y opciones del desarrollo económico de este siglo en la región, fue presentado hoy en el marco de la XVI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (conocida como COP 16), que se realiza en Cancún, México.



El informe entrega un complemento del análisis socioeconómico de las implicaciones del cambio climático, sobre la base de los estudios nacionales y sectoriales que se están desarrollando en la región. Su versión inicial fue presentada por la CEPAL en la anterior conferencia mundial (COP 15), realizada en 2009 en Copenhague.



El informe 2010 señala que en los países templados de la región el cambio climático provocaría una pérdida equivalente a alrededor de 1% del producto anual entre 2010 y 2100 en el escenario de más altas emisiones analizado (A2 del Panel Intergubernamental de Cambio Climático), costo que sería mayor en los países andinos, de Centroamérica y el Caribe.



El 1% del PIB es superior al porcentaje anual promedio que los gobiernos de la región gastan en investigación y desarrollo (0,63% del PIB en 2007) y al presupuesto de la mayoría de los ministerios de medio ambiente.



En su informe de 2009, la CEPAL ya había advertido que el cambio climático global costaría en torno al 137% del PIB de 2007 de América Latina y el Caribe para 2100. En otras palabras, el crecimiento se verá reducido sin una mitigación global seria y si no se implementan planes nacionales de adaptación y mitigación al cambio climático.



“El cambio tecnológico espontáneo no va a ser suficiente para reducir las concentraciones globales de gases de efecto invernadero. Se requiere una reforma profunda de los mercados nacionales y globales para que funcionen correctamente desde el punto de vista del cambio climático, es decir, que actúen en favor de una economía menos intensa en carbono, en el marco de un desarrollo sostenible con igualdad e inclusión social”, dijo Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.



“Esto requiere una sucesión de pactos público privados de gran alcance, y los consensos sociales que los hagan viables”, agregó.



El informe 2010 señala que, a pesar de ser la segunda región del mundo que menos emite gases de efecto invernadero (GEI), América Latina y el Caribe podría sufrir consecuencias significativas del impacto del cambio climático sobre la población, los ecosistemas y las actividades económicas.



La región es altamente vulnerable a eventos climáticos extremos, al aumento de la temperatura, modificaciones en los patrones de precipitación, reducción de la criósfera (superficie de la Tierra cubierta por hielo), alza del nivel de mar, sequías, inundaciones y huracanes.



Si no se toman las medidas necesarias, para fines de siglo se prevén pérdidas importantes en el sector agrícola, en la biodiversidad y fuertes presiones sobre la infraestructura de la región.



Centroamérica es una subregión altamente vulnerable al cambio climático por su situación socioeconómica, su exposición a eventos extremos y su alta biodiversidad.



Para 2100 la CEPAL calcula que en Centroamérica, el incremento de la temperatura atmosférica y del mar, la reducción y la inestabilidad del régimen de lluvias, el aumento del nivel del mar, las sequías y huracanes, tendrán repercusiones en la producción, la infraestructura, los medios de vida, la salud y la seguridad de la población, además de debilitar la capacidad del ambiente para proveer recursos y servicios vitales.



El costo acumulado del fenómeno a 2100 en el escenario más pesimista es equivalente a US$73.000 millones, aproximadamente 54% del PIB centroamericano de 2008 a valor presente, con una tasa de descuento de 0,5%. Este costo está relacionado a los impactos en cuatro áreas: agricultura, recursos hídricos, biodiversidad y aumento e intensidad de huracanes y tormentas tropicales.



Belice, por ejemplo, podría acumular para fines de siglo pérdidas equivalentes al total de su PIB de 2008.



En cambio en Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú las tierras degradadas oscilarían entre 22% y 62% del territorio. También disminuirá la disponibilidad de agua, sobre todo en Centroamérica y en parte de América del Sur.



El alza del nivel del mar provocaría desplazamientos de poblaciones y se perderían tierras por inundaciones permanentes. Podrían desaparecer los manglares en las costas bajas de Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa y Guyana. Asimismo, un aumento global de la temperatura de 3ºC provocaría también una caída en las precipitaciones sobre la Amazonía, amenazando la biodiversidad más grande del planeta.



La variabilidad climática y los eventos extremos adicionales (en un escenario pesimista y con baja tasa de descuento) provocarían hacia 2100 que el costo de los desastres climáticos en Centroamérica tengan un costo equivalente al 15% del PIB de 2008.



Para Chile se prevé un aumento de la temperatura general para todo el país en torno a 4ºC hacia fines de siglo y un retroceso importante de glaciares. También se proyecta una reducción de las precipitaciones de 30% en este período para la zona central del país. En términos generales, Chile podría llegar a perder el equivalente a 1,1% del PIB anualmente hasta 2100 (aproximadamente entre US$ 22.000 millones y US$320.000 millones en el escenario más pesimista, dependiendo de la tasa de descuento aplicada y del horizonte considerado).



En el caso de Ecuador, para fines de siglo se esperan incrementos de temperatura por sobre los 4,2ºC en promedio en la totalidad del territorio, que podrían ser superiores en la región amazónica. A su vez, las precipitaciones sufrirían importantes modificaciones, con mayor escasez hídrica en algunas zonas de la sierra, pero con incrementos en las áreas costeras.



Esto reduciría la capacidad productiva agrícola de algunas zonas del país y de algunos tipos de cultivos, provocaría pérdidas importantes de la biodiversidad y su capacidad de almacenamiento de carbono y disminuiría la capacidad de oferta hídrica. Además, podrían aumentar los casos de epidemias por transmisión vectorial y, debido al elevamiento del mar, el ecosistema único de las islas Galápagos se vería seriamente afectado. El aumento de eventos climatológicos extremos asociados al cambio climático también tendrá serias consecuencias sobre obras de infraestructura asentadas en zonas vulnerables.



En Uruguay, los impactos totales del cambio climático tendrían un costo acumulado para la economía del país en las próximas décadas que ascendería a casi US$20.000 millones, con una tasa de descuento de 4% y en el escenario climático más adverso (monto equivalente a 50% del PIB de 2008). En términos de pérdida anual, estos valores podrían representar un 1% del producto hasta 2100.



“La atmósfera es un bien público global cuyo acceso ha sido libre. Su preservación para las generaciones futuras es un deber actual ineludible y por ello debemos desarrollar las instituciones y las políticas para una adaptación oportuna e informada”, recalcó la CEPAL.



El informe fue elaborado por la CEPAL, con la colaboración de los gobiernos de Alemania, Dinamarca, España y Reino Unido, así como la Unión Europea, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Mecanismo Mundial de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y una amplia red de instituciones académicas y de investigación en las naciones y regiones estudiadas.

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