Columna de Bomberos: Accidentes de tránsito y la ignición del combustible

Accidentes de tránsito y la ignición del combustible






El 26 de enero de este año, los medios de comunicación informaron sobre un accidente automovilístico ocurrido en el paso Los Libertadores, cerca de la cuesta Caracoles. Aunque confusas, las primeras noticias daban cuenta de un incidente que involucraba a un camión y un microbús. Transcurridos algunos minutos, la prensa complementó las noticias indicando que solo tres personas -pasajeros del micro- habían resultado lesionados, sin heridas de complejidad. Eso sí, advirtieron que la tragedia pudo ser mayor tras declararse un incendio en el camión, posterior a la colisión. No estaban errados. La desgracia sobrevino horas más tarde, extinguidas las llamas en el camión.



Personal de bomberos se percató de que los restos metálicos que se creían del vehículo de carga, eran en realidad los vestigios de un automóvil que fatídicamente había quedado entre ambos medios de transporte al momento del impacto. Cuando por fin se consiguió separar las estructuras, aparecieron los cuerpos carbonizados de los tres ocupantes del automóvil.









Accidentes de tránsito con el posterior incendio de uno de los vehículos se repitieron, solo este año, al menos en siete ocasiones. No parece ser una cifra muy alarmante, considerando que la frecuencia de este tipo de emergencias es rotundamente mayor -solo el Cuerpo de Bomberos de Santiago ha atendido más de 800 “rescates vehiculares” en el transcurso del 2010- sin embargo, de los casos registrados con fuego (a nivel nacional), solo en una oportunidad no hubo consecuencias fatales para los pasajeros de alguno de los automóviles involucrados.



Uno de los casos más dramáticos se registró la madrugada del 4 de diciembre último. Luego de una colisión dos automóviles en la autopista Costanera Norte, en la vía con dirección al aeropuerto, una madre y su joven hija murieron al interior de su automóvil envuelto en llamas (otro de los pasajeros, también hijo de la conductora, falleció tras salir eyectado de este). La mortal saga, que cobró 4 víctimas en 20 días, comenzó el 24 de noviembre –un día después del dramático accidente en la autopista Del Sol- cuando un motociclista murió calcinado, atrapado entre la barrera de contención y una camioneta y cobró su última víctima el domingo 14 de diciembre pasado, cuando un hombre estrelló su vehículo contra un muro de contención, en la autopista Del Maipo, a la altura de Linderos. Al igual que los otros casos, bomberos no tuvo forma de auxiliarlos.



Pero, ¿Por qué el incendio ocurre, solo, en algunos casos? ¿Es para preocuparse esta letal cadena de sucesos? ¿Cualquier accidente de tránsito puede convertirse en una trampa fatal? ¿Qué es lo aconsejable en caso de enfrentarse a una situación como las descritas?



Lo primero que se debe tener presente es cómo ocurren este tipo de incendios. La gran mayoría de los combustibles que utilizan los automóviles convencionales para funcionar, es en base gasolina, un líquido inflamable. Si a ello se suma una fuga del mismo y la presencia de una fuente de ignición, tan pequeña como una chispa, ocurrirá la deflagración de los vapores del combustible.



La causa más común es provocada por la destrucción del estanque, consecuencia de un intercambio de energías (ya sea por un choque o una colisión). Cuando el impacto es muy violento, y ocurre una destrucción importante de la estructura de un automóvil, puede verse involucrado el estanque, y si se dan las condiciones mencionadas, el líquido arderá libremente.



De todos modos, no es casualidad que los estanques de la gran mayoría de los automóviles menores, estén ubicados en las partes bajas de este, utilizando toda la estructura como protección ante probables golpes. Pero como toda regla, existe una excepción y esta se da cuando el impacto excede la configuración de seguridad estimada por el fabricante.









A esta lamentable cadena de hechos, hay que añadir la posible deformación de las puertas y/o el habitáculo del vehículo encerrando, o atrapando, al conductor y pasajeros del móvil, imposibilitando cualquier intento de escape, o rescate por parte de terceros.



Por lo anterior es que los equipos de bomberos que arriban a un accidente de tránsito programan sus funciones y dividen sus tareas, entre la atención pre hospitalaria de los lesionados y a la seguridad de todos los involucrados. Para ello, disponen de líneas de agua listas para actuar ante la posibilidad de la ignición del combustible inflamable.



Peligro de explosión de los estanques en vehículos



Es importante recalcar que el colapso del propio estanque de un automóvil, en forma de detonación, solo ocurrirá si existe una llama calentando directa y constantemente el recipiente (transmisión del calor por conducción). Esta acción ocasionará una Bleve, que es la explosión de vapores en expansión de un líquido en ebullición.



Eso sí, esto podría ocurrir si se dan dos condiciones bastante precisas: el automóvil que se está incendiando quede volcado “de campana” o costado, calentándose el estanque que resultará invertido, o bien, que una filtración quede bajo el vehículo, tras la ignición del liquido. Las condiciones básicas para que se dé una Bleve también son claras: un recipiente metálico hermético, combustible líquido al interior de éste y una llama directa.



Los vehículos que funcionan con combustibles diesel, poseen una pequeña diferencia en relación a los que lo hacen con gasolina. El diesel es un combustible, que en contraste a los líquidos inflamables, no arde a la temperatura ambiente. Eso sí, esta condición es relativa considerando que si el diesel cae sobre una superficie que esté a una temperatura mayor de 37.8° C, automáticamente se convertirá en un líquido inflamable. El motor de un vehículo, por lo general mantiene constantemente temperaturas superiores a la indicada, e incluso, el pavimento en temporada de verano puede alcanzar los 50° C.



Dentro de las medidas de seguridad que se deben tener en cuenta están: evacuar con la pendiente de la calle en contra. Así, evitará ir en dirección del líquido, además de librarse de los vapores inflamables, que en definitiva ocasionan la ignición del mismo. Además, al momento de llamar a bomberos, se debe indicar la existencia del derrame.



En el caso de los vehículos alimentados con gas, básicamente se deben tomar las mismas referencias anteriores. La gran diferencia entre un vehículo que funciona en base al gas licuado de propano (GLP) es la presión en que está contenido (a diferencias de los líquidos almacenados en un estanque, que están a presión ambiente). Si tras un intercambio de energías muy importante (un gran golpe) no hay una fuga de gas evidente (que sucederá por medio de una válvula de seguridad), podría ocurrir una liberación violenta del gas, por lo que es conveniente evacuar la zona.



En el caso de los vehículos impulsados a gas natural (GNC) no puede ocurrir una Bleve, pues este combustible se encuentra en estado gaseoso. Eso sí, se conserva a una alta presión (cercana a los 200 bares) y el riesgo de explosión ante una llama directa existe, aunque la intensidad será menor que en el caso de una Bleve. Por norma, cuentan con algunos dispositivos de alivio de presión (como discos de ruptura), sin embargo, al activarse el módulo de seguridad, el gas saldrá expulsado como un “geiser” poniendo en grave peligro a quienes se encuentren alrededor de la fuga.









fuente: http://www.bomberos.cl/ 

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