Dato de Bomberos: Polvos explosivos :Pocas veces pensamos que algo tan familiar como el azúcar puede ser un combustible peligroso. Causas de las explosiones de polvo. Cómo garantizar que sus instalaciones sean seguras contra explosiones de polvo

Polvos explosivos :Pocas veces pensamos que algo tan familiar como el azúcar puede ser un combustible peligroso.



Muchas personas no sabían que el azúcar podía explotar hasta el 7 de febrero de 2008, cuando una explosión conmocionó a la Imperial Sugar Company, de Port Wentworth, Georgia, dejando un saldo de 15 muertes y 40 personas heridas. Situadas justo en la periferia de la ciudad de Savannah, estas instalaciones de 91 años de antigüedad procesaban azúcar granulada e impalpable. Si bien este incidente aún está siendo investigado por la Junta de Seguridad Química e Investigación de Riesgos de los Estados Unidos (CSB), la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) informó que la explosión inicial se produjo en un elevador de cangilones. Creen que las actividades en el silo crearon una acumulación de polvo de azúcar suspendido, combustible. La explosión dio origen al incendio y provocó el derrumbe parcial del edificio de cuatro pisos. La explosión inicial agregó más polvo combustible en la atmósfera, lo cual provocó una serie de explosiones secundarias que se extendieron en forma sucesiva por toda la galería del silo y el túnel. El fuego proveniente de las explosiones secundarias se propagó por las instalaciones de empaque y hacia el interior de los edificios adyacentes.



Sin embargo, la explosión en Imperial Sugar no fue la única explosión atroz de polvo ocurrida en los Estados Unidos en los últimos años.







De acuerdo con la CSB, hubo más de 280 explosiones de polvo desde 1980 hasta 2005, que provocaron 119 muertes y 718 heridos. No obstante ello, muchos trabajadores —aún aquellos bien entrenados en las rutinas de seguridad de sus instalaciones—desconocen los riesgos del polvo. En el año 2006, la CSB admitió esta falta de conocimientos y emitió un informe recomendando que la OSHA regularan los polvos para la industria en general—en función de lo establecido en las normas de la NFPA.1 OSHA todavía debe indicar que iniciarán un proyecto de desarrollo reglamentario para los polvos, aunque la explosión en Imperial Sugar impulsó al Congreso a involucrarse en la permanente intención de obligar a la OSHA a crear una reglamentación para polvos.



Como evidencia de la necesidad de reglamentaciones gubernamentales, la OSHA inspeccionó Imperial Sugar en el año 2000 y no emitió ni una sola citación, según expresa Edwin Foulke, secretario adjunto del Departamento de Trabajo para la Seguridad y la Salud Ocupacional, en su testimonio ante el Subcomité del Senado sobre Educación para la Salud, Trabajo y Pensiones del 29 de julio de 2008.



Causas de las explosiones de polvo



Parte del problema en la reglamentación de las explosiones de polvo es la confusión acerca de cuáles son los polvos que pueden explotar y bajo qué condiciones. Todavía se desconoce cuál es la cantidad de polvo que constituye un riesgo. Una gran cantidad de sustancias sólidas se transforman en explosivas cuando se presentan en forma de finos polvos. Dichas sustancias incluyen materiales orgánicos, como granos, azúcar, madera y carbón; materiales orgánicos sintéticos, como plásticos, tinturas, espumas, productos farmacéuticos y químicos; y metales combustibles, como aluminio, magnesio, zinc y hierro. No son explosivos los polvos minerales, como silicatos, sulfatos, nitratos, carbonatos y fosfatos; sal; yeso; arena; piedra caliza y cemento.



En términos generales, cuanto más pequeña sea la partícula de polvo, mayor será el riesgo. Una regla general de aplicación frecuente sostiene que el polvo con un tamaño de partícula de 420 micrones (tamiz de malla de 40) puede actuar como combustible en una explosión de polvo. Como marco de referencia, el azúcar de mesa habitual oscila entre aproximadamente 850 a 150 micrones, en su mayoría entre 350 y 450 micrones, según sostiene Paul Caulkins, gerente de Garantía de Calidad de Imperial Sugar. Con bastante frecuencia, los polvos comprenden una mezcla, o distribución, de tamaños. En el caso de las mezclas, otra regla general establece que sólo el 2 por ciento de los polvos debe ser de 420 micrones o menos para constituirse como potencialmente explosivo. Las fibras, debido a su formato no esférico, podrían no atravesar el tamiz de malla de 40, pero aún así representar un problema, como se ha comprobado en la explosión de Malden Mills, ocurrida en 1995, en Lawrence, Massachusetts, en la que se vieron involucradas fibras de telas. (Para obtener mayor información sobre este incidente, consulte el recuadro de la página siguiente).



Son cinco las condiciones que aumentan el riesgo de una explosión de polvo. Si un polvo combustible se suspende en aire o en otro medio oxidante, se halla en la concentración explosiva mínima (MEC, por sus siglas en inglés), en presencia de una fuente de ignición, y confinado, entonces están dadas las condiciones para la explosión del polvo. La eliminación de al menos uno de los elementos del pentágono del polvo constituye la estrategia de control establecida en las normas sobre polvos de la NFPA.









El principal documento sobre polvos de la NFPA, NFPA 654, Norma para la prevención de incendios y explosiones de polvo en la fabricación, procesado y manipulación de partículas sólidas combustibles, abarca los procesos de riesgo con polvos, y se hace referencia a ella en los otros documentos sobre polvos de la NFPA. Los documentos sobre polvos específicos para mercancías que abarcan carbón, sulfuro, metales combustibles, polvos de maderas, aserrín y polvo agrícola incluyen la identificación de riesgos y medidas de control y además hacen referencia a los requisitos exclusivos para un polvo en particular. La NFPA aborda de manera integral los riesgos de los polvos en siete documentos relacionados y ha sido así desde el año 1923, mediante la norma NFPA 61, Norma para la prevención de incendios y explosiones de polvo en establecimientos agrícolas y de procesamiento de alimentos (ver recuadro*).



Puede obtener información adicional sobre los riesgos de los polvos suministrada por la OSHA, que desarrolló un Boletín Informativo sobre Seguridad y Salud en el año 2005, e instituyó una Programa de Énfasis Nacional en el año 2007.



¿Son el orden y la limpieza la respuesta “fácil”?



Sólo porque el producto final de sus instalaciones no involucre polvos, no lo hace necesariamente seguro contra este riesgo. Al evaluar el riesgo de los polvos de sus instalaciones, debería tomar en consideración todo el proceso, incluidas las materias primas, ingredientes y productos intermedios, así como los subproductos del proceso. Si trabaja con algún componente combustible sólido de cualquier tamaño o forma, la manipulación, transporte o cualquier otra operación con dichos materiales en alguna etapa del proceso pueden generar polvos combustibles. Toda vez que las partículas de mayor tamaño son corroídas, molidas, cortadas o lijadas, pueden generarse polvos. Aún si los sólidos son habitualmente almacenados o manipulados cuando están húmedos, el mismo potencial de riesgo surge cuando dichos materiales se secan. Por tal motivo, es esencial que en su evaluación de riesgos identifique todos los sólidos particulados combustibles en sus procesos.



Incluso las capas de polvo delgadas, de 1/32 de pulgada (0,8 milímetros) o 1/16 de pulgada (1,6 milímetros) pueden constituir un problema, de modo que si observa la presencia de polvo, no lo ignore. Limpie hasta eliminarlo completamente y examine de dónde proviene. Selle todas las aberturas de los equipos de procesamiento y transporte para evitar la fuga de polvos en el entorno de trabajo. Al inspeccionar su lugar de trabajo, los límites generalmente incluirán las áreas obvias y visibles, pero también debe contemplar las vigas superiores, bandejas para cables eléctricos, artefactos de iluminación, superficies de equipos y áreas “invisibles”, como aquellas ocultas sobre cielorrasos falsos. El polvo que no puede ver es aún más peligroso que el polvo que se encuentra a la vista, dado que generalmente no se le presta atención. Tome en cuenta el incidente del año 2003, en West Pharmaceuticals, Inc., de Kinston, Carolina del Norte. En las fotografías tomadas antes de la explosión, el área de trabajo general de las instalaciones aparentaba estar relativamente libre de polvo. Pero durante el proceso de fabricación se liberaron polvos que de manera imperceptible se acumularon sobre un cielorraso falso. Al quedar el polvo acumulado suspendido, concentrado y encenderse, provocó una explosión que mató a 6 personas y ocasionó lesiones en otras 38.



Un correcto orden y limpieza podrían parecer una respuesta simple para mantener sus instalaciones seguras, aunque la creación e implementación de una rutina efectiva podría resultar complejo. El orden y la limpieza adecuados constituyen un elemento esencial del programa de gestión de la seguridad para riesgos de los polvos, dado que limitan el combustible que potencialmente podría ser transportado por el aire y provocar una explosión. Sin embargo, el orden y la limpieza son sólo parte de un programa polifacético sobre manejo de polvos. Incluso la limpieza completa e ininterrumpida de instalaciones en las que se generen y liberen polvos en un alto porcentaje podría no ser adecuada para eliminar el riesgo. Aún así podría quedar una capa que potencialmente alimentaría una explosión. Si puede garantizar que el polvo nunca se libera hacia afuera de los equipos de procesamiento, transporte o recolección, el sistema será intrínsecamente más seguro. En la medida en que fuera factible, la contención es importante, junto con los sistemas de recolección de polvo. Los equipos de transporte y recolección deberían ser instalados y mantenidos de manera que se evite que el polvo se transforme en una fuente de ignición. Obviamente, los sistemas de detección y supresión de incendios en estas áreas se consideran una parte integral de los métodos de protección y prevención de incendios.



Otro aspecto importante que debe contemplar en la revisión del orden y la limpieza es el peligro que plantean las explosiones secundarias. Las explosiones secundarias ocurren cuando la onda expansiva proveniente de la explosión inicial, que podría incluso no haber involucrado polvos, provoca que la acumulación de polvo en otras áreas, tal vez remotas y no relacionadas con los procesos, comience a ser transportada por el aire y explote. Ello puede generar un efecto dominó, que posiblemente provoque más explosiones que se desplacen por toda la planta. El fenómeno de las explosiones secundarias remarca la importancia de un orden y limpieza adecuados, no sólo en el área en la que se llevan a cabo los procesos de riesgo con polvos, sino en toda la extensión de las instalaciones. Si el orden y la limpieza adecuados y constantes no son demasiado complejos, esta medida preventiva puede ser en sí misma la causa de la explosión si no se la implementa del modo adecuado, según se evidenció en la explosión en CTA Acoustics, Inc. en Corbin, Kentucky, en el año 2003. Se dejó abierta la puerta de un horno y el calor encendió una pequeña dispersión de polvo generada por las tareas de limpieza habituales. (Para obtener mayor información sobre dicha explosión, consulte el recuadro de la página siguiente).



Anecdóticamente, muchos empleados de la industria de polvos hacen comentarios a los investigadores sobre “estallidos”, o pequeñas explosiones, que “suceden todo el tiempo”. Dichos estallidos son advertencias que no deberían ser ignoradas, dado que pueden preceder a una explosión de mayor dimensión y potencialmente mortal. Los empleados deben estar entrenados para reconocer las condiciones que señalan el desarrollo de una situación peligrosa.



Cómo garantizar que sus instalaciones sean seguras contra explosiones de polvo



El entusiasmo de la gerencia, o su falta, es crucial para los programas de seguridad. En el caso de la compañía Imperial Sugar, la falta de entusiasmo podría haber sido la diferencia entre la vida y la muerte. En la audiencia en el Senado, celebrada el 29 de julio de 2008, Graham H. Graham, el vicepresidente recientemente nombrado para el Departamento de Operaciones de Imperial Sugar, testificó que había advertido a la cúpula gerencial sobre los peligros del polvo de azúcar en sus dos instalaciones. A mediados de enero, Graham se había reunido con el equipo de la gerencia en Port Wentworth y les había expresado que “...algunos de ustedes probablemente no regresarán a sus hogares a tiempo debido a que podrían estar en la morgue de la ciudad a causa de las potenciales propiedades explosivas... debido al excesivo volumen de polvos...”.



Contó detalles de las terribles condiciones existentes en la planta y del modo en que el CEO de Imperial Sugar le había dicho, sólo un mes antes de la explosión, que, respecto de la mejora de las condiciones relacionadas con polvos en la planta, “... su pasión era extrema y debía moderarla...”. Debido a este y otros incidentes, la Cámara de Diputados de los Estados Unidos le ha solicitado a la OSHA la creación de una reglamentación sobre polvos, mediante el envío del proyecto para la promulgación de la Ley de Protección de los Trabajadores contra Explosiones de Polvos Combustibles e Incendios (H.R. 5522).



Las normas de la NFPA que podrían haber evitados dichas explosiones existen, pero no son de aplicación obligatorias en toda la nación. Se desconoce si serán tomadas en cuenta por la OSHA, por lo que las instalaciones no deberían esperar su reglamentación sobre polvos. Los trágicos incidentes informados por la Junta de Seguridad Química (CSB) en su estudio sobre polvos y ampliados por este último incidente nos colocan en lo que los educadores llaman un “momento de aprendizaje”. No perdamos la oportunidad de tomar mayor conciencia y reforzar la comprensión de los fundamentos que caracterizan a este problema. Como el Sr. Graham, seamos todos apasionados. Garantice que sus empleados estén seguros y no modere su pasión por la seguridad.



Escrito por Amy Beasley Spencer *

NFPA Journal Latinoamérica, marzo de 2009.



Referencias

1. Informe de la investigación de la Junta de Seguridad Química e Investigación de Riesgos de los Estados Unidos: Estudio sobre riesgos de los polvos combustibles, 2008.



*Amy Beasley Spencer es gerente de división de la NFPA, Administración de Códigos y Normas, y secretaria del Consejo de Normas de la NFPA. Se desempeñó hasta hace poco como personal de enlace para diversos códigos y normas sobre polvos de la NFPA.





fuente: http://www.bomberos.cl/ 

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