Alemanes leen cada vez menos ,está pasado de moda. Ésta es la conclusión del estudio anual de la Fundación Leer que analizó los hábitos de lectura de jóvenes, niños y adultos germanos. .

Alemanes leen cada vez menos




En Alemania leer está pasado de moda. Ésta es la conclusión del estudio anual de la Fundación Leer que analizó los hábitos de lectura de jóvenes, niños y adultos germanos. Motivación y cambio de percepción, las claves.



“Leer abre las puertas al mundo, pero sólo si lo que se lee se entiende correctamente”, dice Simone Ehmig, directora de investigación y promoción de lectura de la Fundación Leer (Stiftung Lesen), en Maguncia. En sus recientes análisis sobre los cambios en los hábitos de lectura, Ehmig ha concluido que entre los jóvenes alemanes el acto de leer no goza actualmente de una buena imagen. En general, los jóvenes de los niveles sociales con mayor acceso a la educación tienen un mejor rendimiento. Sin embargo, esto no es lo más decisivo. Según Christoph Schäfer, portavoz de la misma fundación, también existe un cambio cultural con respecto al acto de leer.







“Todavía hay muchos alemanes que leen con agrado. No obstante, la brecha entre los que leen y los que no se hace cada vez más grande”, dice Schäfer. Según las últimas cifras de la Fundación Leer, el 25 por ciento de los alemanes nunca lee un libro. Por ello, y por que por medio de la lectura mejora también el rendimiento escolar, es indispensable su promoción.







Y aunque según el último Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (o Informe PISA por sus siglas en inglés) los estudiantes alemanes del rango de edad de los 15 años han mejorado su competencia de lectura, lo que equivale al mismo nivel de rendimiento que los jóvenes de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, esto no es suficiente.







Pantallas versus libros







De acuerdo con la fundación alemana, leer se percibe ahora entre los jóvenes como un acto funcional y rentable, y no como un acto cultural para promover el aprendizaje, la individualidad, la madurez o el contacto con otras realidades y culturas. Lo anterior también se debe a que en los hogares las pantallas planas y los computadores ocupan un lugar cada vez más predominante que las bibliotecas.







Para Schäfer, los audiolibros y otros medios electrónicos pueden conducir a la lectura. “Pero también conllevan a cambiar los hábitos. Los libros científicos se adecúan a las costumbres adoptadas por el uso del Internet”, dice el portavoz de la fundación.







Leer: ¿cuestión de débiles?







Según los resultados del estudio, el porcentaje de la población de Alemania que lee muchos libros y de forma intensiva se ha reducido en los últimos años de forma continua. Cerca del tres por ciento de los germanos se encuentran en el grupo estable de los asíduos lectores.







“Los cambios en los hábitos de lectura se perciben también en la intensidad”, dice Ehmig. Cada vez son menos las personas que leen permanentemente durante la semana. Entre tanto, el número de lectores de fin de semana o de vacaciones crece. Pero también han cambiado los hábitos de lectura. “Ahora son más comunes las personas que leen de forma transversal, es decir que hojean y pasan las páginas de un libro, y luego vuelven a ellas”, dice Ehmig.







La lectura orientada a resultados también ha aumentado en Alemania. En consecuencia, los grandes clásicos de la literatura teutona de autores como Johann Wolfgang von Goethe, Friedrich Schiller o Thomas Mann han pasado de moda.







Peor aún: el acto de leer no goza de buena reputación, y se percibe como demasiado femenino. Según los encuestados, leer en voz alta promueve demasiado la emocionalidad, la empatía y la intimidad. Quien lee para sí mismo o en voz alta es considerado como una persona débil, además de tener demasiado tiempo libre para cosas inútiles.







Lectura en voz alta, la prioridad







Pero todavía existe una esperanza para promover la lectura en Alemania. “Los datos nos demuestran que los adultos a quienes les leyeron en su niñez tienen una relación más estrecha con los libros, que las personas a las que no les leyeron en voz alta”, dice Simone Ehmig.







Es por ello que, para la Fundación Leer, ahora es una prioridad estusiasmar a los niños a que lean, así como sensibilizar a los padres de familia sobre el tema y motivarlos para que les lean en voz alta a sus hijos. Tanto para Ehmig como para Schäfer, la competencia en la lectura se establece no sólo por un alto nivel educativo, sino más bien gracias a un ambiente agradable que incite a la lectura, así como una cultura comunicativa.











Autor: Michael Köhler / Cristina Mendoza Weber



Editora: Emilia Rojas





fuente. http://www.dw-world.de/ 

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