Contaminación y los virus ponen en jaque a las ostras en todo el mundo
Contaminación y los virus ponen en jaque a las ostras en todo el mundo
El 85% de sus poblaciones naturales han desaparecido. Desechos dañan la capacidad reproductora de las ostras y otros moluscos, les feminizan, masculinizan o directamente les impiden la reproducción.
Martes, 22 de Febrero de 2011
En algunos lugares de Europa los cultivadores de ostras y 'gourmets' tienen más motivos para preocuparse por las ostras. En Francia, un meticuloso herpevirus ha acabado con casi total desaparición de la ostra japonesa o rizada. En otros países europeos, como Holanda o Gran Bretaña, también se han detectado casos de la enfermedad.
Las ostras afectadas por el herpevirus murieron, pero el virus no se irá jamás. Esta peligrosa enfermedad "entra en el ecosistema marino y ya no sale", explica Antonio Figueras, profesor de investigación del CSIC en el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo. Aunque eliminásemos a todos los animales afectados por el virus, éste podría seguir existiendo en otras especies, que actuarían como reserva a la espera de nuevos sujetos a los que ataca.
La mortalidad de ostras por OsHV-1 se suma una situación global ya de por sí desangelada para estos moluscos. Un estudio publicado en la revista 'BioScience' y liderado por Michel W. Beck estima que hemos perdido un 85% de las poblaciones naturales de ostras que una vez tuvimos.
En España y Francia, la ostra plana ('Ostrea Edulis') sucumbió a dos parásitos protozoos en los años 70 y 80. Los responsables se llamaban 'Marteilia refringens' y 'Bonamia ostreae' y fueron la causa de que los cultivadores de ostras franceses introdujesen en sus aguas a otra clase de ostra, la desafortunada ostra rizada que ahora se rinde ante el herpevirus.
Junto con ello, parte de los disruptores endocrinos que las personas utilizamos -como la píldora anticonceptiva-, no se eliminan en las depuradoras de agua y llegan al mar con consecuencias desastrosas. Estos desechos dañan la capacidad reproductora de las ostras y otros moluscos, les feminizan, masculinizan o directamente les impiden la reproducción. "Este no es ya sólo un problema de contaminación, sino de biodiversidad", sentencia Figueras al diario español El Mundo. Fuente: Mundo Acuícola
fuente: prochile
El 85% de sus poblaciones naturales han desaparecido. Desechos dañan la capacidad reproductora de las ostras y otros moluscos, les feminizan, masculinizan o directamente les impiden la reproducción.
Martes, 22 de Febrero de 2011
En algunos lugares de Europa los cultivadores de ostras y 'gourmets' tienen más motivos para preocuparse por las ostras. En Francia, un meticuloso herpevirus ha acabado con casi total desaparición de la ostra japonesa o rizada. En otros países europeos, como Holanda o Gran Bretaña, también se han detectado casos de la enfermedad.
Las ostras afectadas por el herpevirus murieron, pero el virus no se irá jamás. Esta peligrosa enfermedad "entra en el ecosistema marino y ya no sale", explica Antonio Figueras, profesor de investigación del CSIC en el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo. Aunque eliminásemos a todos los animales afectados por el virus, éste podría seguir existiendo en otras especies, que actuarían como reserva a la espera de nuevos sujetos a los que ataca.
La mortalidad de ostras por OsHV-1 se suma una situación global ya de por sí desangelada para estos moluscos. Un estudio publicado en la revista 'BioScience' y liderado por Michel W. Beck estima que hemos perdido un 85% de las poblaciones naturales de ostras que una vez tuvimos.
En España y Francia, la ostra plana ('Ostrea Edulis') sucumbió a dos parásitos protozoos en los años 70 y 80. Los responsables se llamaban 'Marteilia refringens' y 'Bonamia ostreae' y fueron la causa de que los cultivadores de ostras franceses introdujesen en sus aguas a otra clase de ostra, la desafortunada ostra rizada que ahora se rinde ante el herpevirus.
Junto con ello, parte de los disruptores endocrinos que las personas utilizamos -como la píldora anticonceptiva-, no se eliminan en las depuradoras de agua y llegan al mar con consecuencias desastrosas. Estos desechos dañan la capacidad reproductora de las ostras y otros moluscos, les feminizan, masculinizan o directamente les impiden la reproducción. "Este no es ya sólo un problema de contaminación, sino de biodiversidad", sentencia Figueras al diario español El Mundo. Fuente: Mundo Acuícola
fuente: prochile
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