Demanda por ovas de salmón vive un boom a dos años de crisis del virus ISA

Demanda por ovas de salmón vive un boom a dos años de crisis del virus ISA

En medio de la recuperación del sector, la demanda por ovas subirá 52% este año. Pero, a diferencia de lo que ocurría antes de la crisis, la mayor parte de las ovas proviene de productores locales.

Lunes, 21 de Marzo de 2011


La rápida recuperación que está viviendo la industria salmonera local, tras la crisis del virus ISA, comienza a tener sus primeras ramificaciones. El ingreso de nuevos actores y la decisión de los ya establecidos de reimpulsar el negocio -en el contexto de precios internacionales récord para el salmón- han desatado una fuerte alza en la demanda de ovas de salmón atlántico, negocio que vive un boom. El fenómeno es tal, que varios actores de la industria reconocen que la oferta, pese a subir sustancialmente respecto del año pasado, no alcanza para cubrir los requerimientos locales.

Los números dan cuenta del auge: en 2010 la producción de ovas llegó a 250 millones de unidades, entre nacionales e importadas. Pero para este año se estiman 380 millones, lo que representa un crecimiento de un 52%, según cifras de Landcatch, la mayor productora de ovas de la industria, perteneciente al grupo salmonero Australis. De ese total, un 79% corresponderá a producción nacional y el saldo a ovas importadas.

Landcatch refleja bien este boom. Fundada hace más de 10 años por capitales escoceses, en 2009 fue adquirida por Australis -del empresario Isidoro Quiroga- en plena crisis. ¿La apuesta? Aprovechar la recuperación de la industria, pero bajo parámetros sanitarios mucho más estrictos. Tras producir 24 millones de ovas el año pasado, en 2011 prevé subir a 83 millones, de los cuales dos tercios se orientarán a terceros y el resto a Australis Food, que realiza la engorda de los peces, dice a La Tercera su gerente general, Andrés Saint-Jean.

Australis compite en este rubro con Sealand y Aqua Gen. El gerente general de esta última, Patrick Dempster, advierte que existe mayor escasez de ovas. "La menor oferta se explica por mayores restricciones a la importación de ovas y nuevas regulaciones que restringen la oferta e incrementan el costo", dice.

Tras la crisis que gatilló el ISA, la industria y la autoridad decidieron restringir la importación de ovas desde países como Noruega y Escocia, de donde se cree se importó la enfermedad. Así, el ingreso de ovas desde el exterior pasó de 253 millones en 2008 (salmón Atlántico), a poco más de 11 millones en lo que va de 2011. Y hoy sólo se importa desde Islandia, versus los seis países que abastecían a Chile en 2008, encabezados por Noruega. Según SalmonChile, antes del virus ISA la importación era un 20% del total producido, lo que se redujo apenas a un 4%.

"Se murió, además, buena parte de los reproductores nacionales de salmón atlántico con el ISA. Esto produjo la escasez que se traduce en el aumento del precio", dice Carlos Odebret, gerente general de SalmonChile. "No queríamos que por importar ovas siguiéramos importando enfermedades. Se apostó por la sanidad", asegura el presidente del gremio, César Barros, quien añade que el precio de las ovas no es relevante dentro de la cadena total.

El resultado es que el precio de las ovas se duplicó en un año, hasta llegar a los US$ 400 por mil, según Barros (en Australis coinciden en que se duplicó, si bien el el precio está más cerca de los US$ 300 por mil).

El alza en el precio refleja en parte la mayor demanda, pero también los mayores costos, derivados del cambio radical que se implementó en el negocio de producir ovas para asegurar un producto óptimo desde el punto de vista sanitario. "Tener buenas ovas es clave para todo lo que viene después", dice Saint-Jean.

Antes de la crisis, los reproductores solían mantenerse en el mar, cerca de las jaulas de engorda, lo que producía sinergias y abarataba costos. Hoy todo el proceso es en tierra, en pisicinas donde la tecnología permite controlar el proceso con mucha mayor precisión. Un ejecutivo señala que el costo de reproducir en tierra versus en agua de mar subió entre 30% y 40%. Saint-Jean, de Australis, va más alla y su estimación apunta a que el costo se elevó en un 100%.

Una inversión en agua dulce puede fluctuar entre US$ 3 millones y US$ 20 millones. "El costo de mayor inversión lo están viviendo los antiguos actores y los nuevos que están entrando", según César Barros.

Mientras la menor disponibilidad de ovas es vista por varios actores de la industria como una forma de controlar un crecimiento demasiado explosivo del sector, también se ha convertido en una barrera de entrada relevante para potenciales nuevos actores. Un alto ejecutivo de la industria cuenta que algunas empresas de engorda tienen capacidad de hacer muchas ovas, pero "no están dispuestos, porque significa una tremenda producción futura que les puede acarrear problemas. La gente nueva de la industria, que no tiene ninguna instalación, le gustaría acceder ,pero para eso tienen que invertir".

Barros matiza esa versión: "Hoy pueden comprar ovas de todas maneras, aunque les van a salir más caras. No es una barrera de entrada. Hay que pagar un poco más", sostiene. mundoacuicola.cl

fuente: prochile

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