EL CIERRE ECLAIR: “UNO DE LOS MÁS PRÁCTICOS INVENTOS DEL SIGLO XX”
EL CIERRE ECLAIR: “UNO DE LOS MÁS PRÁCTICOS INVENTOS DEL SIGLO XX”
En la práctica totalmente incorporado a nuestra vida diaria en cientos de diferentes manifestaciones, parece difícil creer que en algún momento el tan necesario “cierre eclair”-cierre relámpago o de cremallera, para otros países- no existiera. Sin embargo su producción en serie es bastante reciente, ya que data de principios del siglo XX.
Pese a ello, la inquietud de encontrar una solución al problema de las complicadas abotonaduras-que debe haber puesto los nervios de punta a más de una de nuestras abuelas-existía desde hace bastante tiempo. Ya en 1891 un ingeniero de Chicago, Whitcomb Judson, inventó un cierre para zapatos, consistente en hileras de ganchos y orificios que se podían trabar tirando de un pasador. Nueve años después inventó un cierre similar sobre tela, para su uso en prendas de vestir. Ambos cierres resultaron poco seguros y a veces se abrían inesperadamente causando rubores y bochornos a las víctimas y asombro a los observadores.
Por fin en 1906 Gideon Sundback, ingeniero que trabajaba para Judson, logró fabricar un cierre con dientes de metal que se trababan mediante un pasador. Su invento se pudo comercializar en 1913 gracias a una máquina que troquelaba los dientes. Hoy las fábricas de cierres-eclair forman parte industria mundial de la moda y de innumerables otros productos domésticos, que hacen más fácil la vida al hombre y a la mujer modernos.
Fuente: Diario La Tercera: Suplemento ICARITO, nº 203, colección Historia del Siglo XX, inventos 1900-1988, Santiago de Chile, 1988.
En la práctica totalmente incorporado a nuestra vida diaria en cientos de diferentes manifestaciones, parece difícil creer que en algún momento el tan necesario “cierre eclair”-cierre relámpago o de cremallera, para otros países- no existiera. Sin embargo su producción en serie es bastante reciente, ya que data de principios del siglo XX.
Pese a ello, la inquietud de encontrar una solución al problema de las complicadas abotonaduras-que debe haber puesto los nervios de punta a más de una de nuestras abuelas-existía desde hace bastante tiempo. Ya en 1891 un ingeniero de Chicago, Whitcomb Judson, inventó un cierre para zapatos, consistente en hileras de ganchos y orificios que se podían trabar tirando de un pasador. Nueve años después inventó un cierre similar sobre tela, para su uso en prendas de vestir. Ambos cierres resultaron poco seguros y a veces se abrían inesperadamente causando rubores y bochornos a las víctimas y asombro a los observadores.
Por fin en 1906 Gideon Sundback, ingeniero que trabajaba para Judson, logró fabricar un cierre con dientes de metal que se trababan mediante un pasador. Su invento se pudo comercializar en 1913 gracias a una máquina que troquelaba los dientes. Hoy las fábricas de cierres-eclair forman parte industria mundial de la moda y de innumerables otros productos domésticos, que hacen más fácil la vida al hombre y a la mujer modernos.
Fuente: Diario La Tercera: Suplemento ICARITO, nº 203, colección Historia del Siglo XX, inventos 1900-1988, Santiago de Chile, 1988.
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