Cumbre de la Obesidad analizó en un intenso debate sistema de etiquetado de alimentos




Publicado el 18 de octubre del 2011



La conferencia, realizada en las dependencias del Congreso Nacional de Chile, contó con la participación de representantes de la International Obesity Task Force; ChileAlimentos; PepsiCo; consumidores; y la SOFOFA.





(VER SEÑAL EN VIVO CUMBRE)



En un tensionado debate, académicos, representantes de la industria de los alimentos y de los consumidores analizaron las diversas fórmulas de etiquetado aplicadas en Chile, todo ello en la perspectiva de entregar al consumidor la mejor información y promover una ingesta más sana que evite la incidencia de males como la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.



La conferencia se enmarcó en la celebración de la Cumbre de las Américas y el Caribe sobre Prevención de la Obesidad y Enfermedades Crónicas no Transmisibles (ECNT), evento organizado por el Congreso Nacional de Chile.



El panel se abocó específicamente a discutir el tema “¿Cuál es el etiquetado que mejor informa? ¿Es el semáforo una alternativa?”, contando para ello con las ponencias del Dr. Philip James, presidente de la International Obesity Task Force; Marisol Figueroa, gerente de Alimentos de ChileAlimentos; Diego Cifone, director de Asuntos Legales y Corporativos de PepsiCo, Cono Sur; y con comentarios de la Dra. Cecilia Castillo, representante de las organizaciones de consumidores; y de Jaime Dinamarca, gerente de Asuntos Regulatorios y Medio Ambiente de la SOFOFA. Moderó el senador Mariano Ruíz-Esquide.



Philip James indicó que, desde hace más de 20 años, en el mundo se ha tratado de solucionar este tema, presentándose diversas alternativas para un mismo fin, esto es, generar sistemas de alertas a los consumidores respecto de la composición de los alimentos y su efecto en la salud de las personas.



Afirmó que la información nutricional entregada a través de etiquetados, en donde se indica, por ejemplo, la cantidad de sodio, de proteínas o de grasas saturadas, no es de fácil entendimiento para la población. Además, acotó ello se contrapone con acciones desarrolladas por las empresas y supermercados a través del marketing (uso de colores que atraen al consumidor, regalos, posiciones en los mostradores, etc).



En esta línea, estimó que un sistema de semáforo, en donde los alimentos más saludables son catalogados con un color verde y los más dañinos con un color rojo, es de fácil entendimiento para la población, independientemente de su nivel educacional, su situación socioeconómica o de su edad.



En todo caso, estimó prudente utilizar una clasificación que considere parámetros objetivos definidos por expertos y estandarizados para todos los productos y para todo el sistema de distribución de alimentos, que evite la confusión entre los consumidores.



Cecilia Castillo planteó que en la definición de los anteriores sistemas de etiquetados se cometieron errores que incidieron en la permanencia de hábitos alimenticios negativos. Estimó que el principal problema radica en que la información proporcionada no entendida por los consumidores.



“La empresa de alimento impuso una campaña confusa y engañosa apara establecer un sistema difícil de entender”, enfatizó.



Criticó que, pese a señalarse en las etiquetas ciertos criterios alimentarios (ser bajo en calorías, de alto valor nutricional, etc.) que eran entendibles por la población, los productos no necesariamente correspondían a dichos parámetros, lo cual calificó como un engaño de la industria.



Valoró la propuesta de generar un sistema de semáforo, coincidiendo con el doctor James en que le permite a la población discriminar los productos de una manera más fácil.



Industria



Marisol Figueroa reconoció la necesidad de mantener un sistema de etiquetado, pero recalcó la necesidad de desarrollar una campaña intensiva para educar a la población respecto de su aplicación, que permita a los consumidores elegir con conciencia.



Dijo que hay estudios que señalan que el semáforo no es aplicable a la idiosincrasia chilena, estimando que genera más confusión que claridad. Asimismo, refutó la aplicación de un mecanismo de “alto en”, que pone sobre aviso a los consumidores sobre la ingesta de un determinado producto eventualmente dañino para la salud, planteando que ello genera una reacción de temor en la población.



En contraposición apoyó la aplicación de la Guía Diaria de Alimentación (GDA), la cual se basa en la experiencia europea de un etiquetado nutricional, que considera parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que contempla mejoras en la información aportada, el tipo de letra y la legibilidad del mensaje.



“Una de las ventajas que tiene este sistema por sobre otros es que permite comparar rápidamente al consumidor y eso es absolutamente necesario”, enfatizó.



Diego Cifone dijo que PepsiCO posee tres pilares básicos: la sustentabilidad ambiental y uso eficiente de los recursos; la sustentabilidad de los talentos; y la sustentabilidad humana, que es el objeto principal de discusión en este panel. En ese plano, resaltó la importancia de desarrollar alimentos cada vez más saludables y de respetar la autonomía de decisión del consumidor. “Exigimos los alimentos que queremos consumir, de acuerdo a los hábitos que poseemos”, planteó.



Estimó que, justamente para contrarrestar hábitos negativos, la empresa promueve campañas de vida saludable y ofrece una publicidad responsable, considerando, por ejemplo, la influencia que se puede tener en los niños. Agregó que es importante sumar todo lo que coayude al trabajo mancomunado que hacen todos los actores para prevenir esta problemática, recordando que el etiquetado es un elemento fundamental, pero no el único camino para atacarla.



En cuanto al mejor etiquetado, señaló que lo importante es que se debata entre todos los sectores, más allá de la tarea que quede por delante para implementar un nuevo sistema que logre el cometido que los consumidores tengan posibilidad de entender lo que consumen. En todo caso, reconoció que la industria ha elegido el GDA.



Jaime Dinamarca consideró válida la discusión sobre el mejor sistema de etiquetado, pero resaltó que, con la aplicación del semáforo, muchos alimentos que hoy se consideran como sanos, como por ejemplo, la palta, el yogurt o el quesillo, quedarían con luz roja.



Refutó que no hay ninguna ley en otra parte del mundo que establezca un sistema de semáforo en el mundo y sostuvo que la OMS pide una gestión global en contra de la obesidad, a través de la entrega de información veraz al consumidor, mientra que el semáforo, en vez de entregar información, proporciona señales.



Finalmente, acotó que la industria mantiene tres principios en este tema: colaboración público privada para conversar sobre las estrategias; dar toda la información al consumidor que se requiera; y fomentar hábitos saludables, criticando en este sentido, que el semáforo sólo afectará al 30% de los productos que son envasados.

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