Carlos Salazar con la muestra “Desde la orilla”se presenta en septiembre, en las salas de la Corporación Cultural de Las Condes. En la exposición “Desde la orilla”, el autor regresa una y otra vez a lo que fueron sus lugares cercanos, sobre todo en lo formal, a un modo de pintar.

“La larga tradición del paisaje como tema en la pintura chilena parece haber calado profundo en la memoria y en el ojo del artista. Bosques, requeríos, botes en la playa, pero sobre todo, la obsesión de apoderarse de la atmosfera y el mar como problemas para el pintor”, señala el artista y académico Gaspar Galaz al referirse a la obra de Carlos Salazar, que se presenta en septiembre, en las salas de la Corporación Cultural de Las Condes.




La muestra “Desde la orilla” se inaugura el jueves 30 de agosto y estará abierta al público hasta el 30 de septiembre.



Carlos Salazar (1952) ingresó a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile el año 1970 y en 1972 obtuvo mención en dibujo en el Salón de Alumnos. En 1974 emigró a Estados Unidos donde continuó sus estudios en el Cochrane School of Arts de Washington. En 1976 fue becado por el Ministerio de las Artes de ese país para efectuar clases de pintura, dibujo y serigrafía en centros juveniles en riesgo social. La misma institución lo becó también para realizar murales hoy existentes en Washington DC.



Trabajó cuatro años como diseñador en el Departamento de Publicidad de la Pontificia Universidad Católica de Chile, obteniendo diversos premios, y en 1990 fue contratado por la Universidad de Concepción como profesor en asignaturas de dibujo y diseño funcional. Actualmente es profesor de dibujo de la Escuela de Artes Aplicadas Oficios del Fuego, en Santiago y da clases de pintura y dibujo en su taller.



Ha expuesto en forma individual en espacios culturales en Argentina, Estados Unidos, Bélgica y Chile



“No intento salirme de la figuración pero regreso una y otra vez a lo que fueron mis lugares cercanos, no solo de los temas y experiencias visuales imborrables, pero sobre todo en lo formal, a un modo de pintar. Eso sí depurando el oficio, porque desde allí progresan los efectos visuales que le dan un significado especial y desconocido a lo que habitualmente para el ojo no es visible. No intento romper con este planteamiento para hallar lo nuevo, navego por el mismo mar con los ojos más abiertos tratando de sumergirme en lo silencioso. Por allí, sin expectativas, el trabajo y el tiempo que consiste en armar y desarmar composiciones, me otorgan la sorpresa. Es extraño pero gratificante reflotar las barcas perdidas y los paisajes olvidados”, señala el expositor.



Por su parte, Gaspar Galaz expresa que Carlos Salazar captura, mediante un estudio meticuloso del color, cada uno de los mundos que frente a la mirada del artista se disponen a ser contemplados. “El artista es riguroso, sobre todo en el dibujo; basta observar sus croqueras de técnicas mixtas para darse cuenta del dominio que tienen del modelo y sobre todo su capacidad de sintetizar las complejidades de su estructura. Si el espectador mira con cuidado, verá que cada obra es particularmente singular, reivindicando la idea de la pieza única, es decir, esa mirada específica que tiene como consecuencia cuadros, cuya visualidad, cuya esencia de tiempo, estará fijado como una instancia poética, sobre todo cuando se analiza el proceso, que organiza la recomposición del referente”.



Y agrega: “La obra de Carlos Salazar se dispone frente al espectador, como trozos de vida, como momentos irrepetibles de la mirada, pero también hay en sus obras un mostrarnos de manera elocuente, la alegría de vivir la pintura”.



Para el crítico y académico Ricardo Bindis, esta exposición trae reminiscencias de la antigua formación en los talleres de la Escuela de Bellas Artes del Parque Forestal, cuando el joven estudiante se insinuaba con un futuro brillante. “El paso del tiempo ha dado sus frutos y ahora nos entrega una pintura de colores calibrados, dibujo sólido y dominio equilibrado de la composición para solazarse con el paisaje marino y amplia mirada al horizonte. Rara vez está la presencia del hombre, que parece estar a lo lejos, observando los detalles. A veces se detiene en un rostro amable y la naturaleza nuestra, con la misma pericia técnica de la mejor formación académica”.



Sin duda, Carlos Salazar es un artista ajeno a los vaivenes de la moda. Está fuera del halago a la experimentación.



“Apreciamos una ordenación de los colores, un estudio del espacio, enriquecido con sucesivas capas de materia, para que en las áreas cromáticas no queden espacios muertos. Ese canto al cromatismo ceniciento, de gamas superpuestas, son un acierto para tratar la atmósfera de Salazar. El dibujo es un arma poderosa de este paisajista, sin embargo, no ahoga su calidad colorista y logra obtener mucha fluidez en los tonos intermedios, propios de un conocedor del oficio. Descubrimos rincones de nuestra geografía, caletas perdidas, asuntos sencillos, sin caer jamás en la retórica discursiva”, agrega Bindis.



Fecha: 31 de agosto al 30 de septiembre de 2012

Lugar: Salas de Exposición. Corporación Cultural de Las Condes. Avda. Apoquindo 6570

Teléfono: 562 8969800

Horario: Martes a domingo, 10:30 a 19:00 horas

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