LA ANTÁRTICA CHILENA

LA ANTÁRTICA  CHILENA





Las bases antárticas de Chile se componen de cuatro bases permanentes —es decir, operativas durante todo el año—, ocho bases de verano y siete refugios. Además, existen dos refugios y una base que se encuentran desactivados.

Contenido

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• 1 Bases permanentes

• 2 Bases de verano

• 3 Refugios

• 4 Bases y refugios desactivados

• 5 Véase también

• 6 Referencias

o 6.1 Bibliografía


[editar] Bases permanentes

• Base General Bernardo O'Higgins ( 63°19′15″S 57°54′01″O-63.32083, -57.90028), (Península Schmidt, cabo Legoupil de la península Trinidad en la Península Antártica) (Ejército de Chile).

• Base Presidente Eduardo Frei Montalva ( 62°12′00″S 58°57′51″O-62.2, -58.96417), (Península Fildes, isla Rey Jorge, islas Shetland del Sur) (Fuerza Aérea de Chile) (Comprende: Centro Meteorológico Antártico Presidente Eduardo Frei Montalva, Base Aérea Teniente Rodolfo Marsh Martin y Villa Las Estrellas).

• Base Profesor Julio Escudero ( 62°12′04″S 58°57′45″O-62.20111, -58.9625, (Península Fildes, isla Rey Jorge, islas Shetland del Sur) (INACH) (ex-Refugio Fildes).

• Base Naval Capitán Arturo Prat ( 62°30′00″S 59°41′00″O-62.5, -59.683333, (Península Guesalaga, bahía Discovery de la isla Greenwich, islas Shetland del Sur) (Armada de Chile).

[editar] Bases de verano

• Base Carvajal ( 67°45′0″S 68°54′0″O-67.75, -68.9 isla Avian, sur de isla Adelaida) (Fuerza Aérea de Chile) (ex-Base T del Reino Unido transferida a Chile el 14 de agosto de 1984).

• Base Presidente Gabriel González Videla ( 64°49′0″S 62°52′0″O-64.81667, -62.86667, (Bahía Paraíso, Costa Danco de la Tierra de O'Higgins) (Fuerza Aérea de Chile).

• Base Doctor Guillermo Mann ( 62°27′S 60°47′O-62.45, -60.783, (Cabo Shirreff, isla Livingston, islas Shetland del Sur) (INACH).1

• Base Antonio Huneeus ( 80°18′07″S 81°20′39″O-80.30194, -81.34417) (Patriot Hills, Montes Ellsworth, Tierra de Ellsworth) (INACH).

• Base Teniente Parodi (Patriot Hills) ( 80°18′S 81°22′O-80.3, -81.367( Patriot Hills, Montes Ellsworth, Tierra de Ellsworth) (Fuerza Aérea de Chile).

• Base Julio Ripamonti ( 62°12′4″S 58°53′8″O-62.20111, -58.88556, Isla Ardley, bahía Maxwell, islas Shetland del Sur) (INACH).

• Base Luis Risopatrón ( 62°22′0″S 59°40′0″O-62.36667, -59.66667, (Caleta Coppermine, Isla Robert, Shetland del Sur) (INACH) (ex-Refugio Coppermine).

• Sub Base Yelcho ( 64°52′0″S 63°35′0″O-64.86667, -63.58333) temporalmente inactiva (Bahía Sur, isla Doumer, archipiélago Palmer) (INACH).

[editar] Refugios

• Refugio Comodoro Guesalaga ( 67°45′S 68°54′O-67.75, -68.9) (isla Avian de los islotes Henkes al sur de la isla Adelaida) (Armada de Chile).2

• Refugio Ramón Cañas Montalva ( 63°32′15″S 57°24′11″O-63.5375, -57.40306 (Bahía Duse, península Trinidad de la Tierra de O'Higgins) (Ejército de Chile) (ex-Base V View Point del Reino Unido hasta el 29 de julio de 1996).

• Refugio 11 de Septiembre ( 63°37′S 57°30′O-63.617, -57.5) (Bahía Eyrie, península Trinidad, península Antártica) (Ejército de Chile).

• Refugio General Jorge Boonen Rivera (Bahía Duse, península View Point, Tierra de O´Higgins) (Ejército de Chile).3

• Refugio Abrazo de Maipú (Ejército de Chile - Ejército Argentino).

• Refugio Yankee Bay ( 62°32′S 59°48′O-62.533, -59.8, (Yankee Harbour, isla Greenwich, islas Shetland del Sur).4

• Refugio Ardley ( 62°13′S 58°54′O-62.217, -58.9 (Isla Ardley en bahía Maxwell de la isla Rey Jorge, islas Shetland del Sur) (INACH) (transferido a Chile en febrero de 1997 por Alemania, construido por la República Democrática Alemana).

[editar] Bases y refugios desactivados

• Base Presidente Pedro Aguirre Cerda, ( 62°56′S 60°36′O-62.933, -60.6) (Caleta Péndulo, Puerto Foster, isla Decepción, Shetland del Sur, destruida el 4 de diciembre de 1967).

• Refugio Cabo Gutiérrez Vargas, ( 62°57′S 60°35′O-62.95, -60.583) (Isla Decepción, Shetland del Sur, destruido el 4 de diciembre de 1967).

• Refugio Doctor Guillermo Mann (64°17,8′S 61°04′O (Bahía Hughes, punta Spring de la Costa Danco de la Tierra de O'Higgins) (INACH) (ex-Refugio Punta Spring).

Fuente: Wikipedia , http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Bases_ant%C3%A1rticas_de_Chile



Nombres del continente antártico





Un explorador se refirió a la Antártica o Antártida como el “Continente Teorético” pues se postuló su existencia antes de descubrirlo. Los primeros relevamientos cartográficos se hicieron a fines del siglo XV y más resueltamente durante el siglo XVI, utilizando el nombre latino Terra Australis Incognita (Tierra Austral Desconocida).

No hay dudas respecto a las acepciones “Continente Antártico” o “el Antártico”, aplicable esta última principalmente al ámbito marítimo.



Antártica o Antártida

Periódicamente se manifiesta una discrepancia acerca del uso de “Antártica” o “Antártida”. La locución “antártico”, de la cual se deriva la denominación “Antártica”, refleja el conocimiento y uso de astrónomos, navegantes griegos que utilizaron el vocablo “Arktikos” o “tierra de osos” para designar las regiones polares septentrionales. Como antítesis, las regiones polares meridionales fueron bautizadas “Antarktikos”, esto es, lo opuesto o las antípodas del Ártico. Sobre esa base, al aplicar dicha expresión a un continente se obtiene la voz “Antártica”.

El Profesor Humberto Barrera concluye que no hay ningún error en utilizar los nombres “Antártica”, válido por su origen o “Antártida”, válido por la costumbre internacional, que lo introdujo en el Tratado Antártico. No obstante, en el lenguaje oficial chileno se ha consignado casi oficialmente la voz “Antártica” y aún puede decirse que se ha producido una evolución histórica en esa dirección: por ejemplo, al instalarse en 1947 la Base Soberanía (hoy Base Prat) el Acta Oficial depositada bajo los cimientos del edificio mencionaba la “ocupación del Territorio Chileno Antártico y de la Antártida Chilena”. Sin embargo, la denominación mucho más reciente y eminentemente apropiada de la región más austral del país es “Región de Magallanes y Antártica Chilena”.



Reclamaciones territoriales


El continente antártico corresponde a todas las tierras y hielos ubicados al sur de los 60° de latitud Sur. Tiene una superficie de 13,5 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente.



En este vasto continente, Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelandia y el Reino Unido mantienen reclamaciones territoriales.



El Territorio Chileno Antártico, o Antártica Chilena, corresponde a todas las tierras, islas, islotes, arrecifes y glaciares, junto al mar territorial respectivo, ubicados entre los meridianos 53° W y 90° W y entre los paralelos 61° S y 90° S (el Polo Sur), alcanzando una superficie aproximada de 1.250.000 km2.



El Tratado Antártico, del cual Chile es país signatario desde 1959, estableció que todas las reclamaciones se encuentran suspendidas indefinidamente.

Clima

La atmósfera global puede ser tomada como un motor de calor, manejado por el exceso de calentamiento en los trópicos y enfriamiento en altas latitudes, con el correspondiente transporte de calor entre los trópicos y los polos. Por lo tanto, la atmósfera antártica hace las veces de “sumidero” del calor del hemisferio sur y, de este modo, ejerce considerable control sobre la circulación de la atmósfera en latitudes altas y medias. La enorme cantidad de hielo y nieve depositada en el continente antártico hace disminuir la temperatura, así como la menor radiación solar en el techo de la atmósfera y la alta reflexión solar sobre el hielo y nieve (alto albedo) permiten un mayor proceso de enfriamiento. Cualquier inestabilidad en la dinámica de la circulación atmosférica o de sus factores puede provocar un efecto drástico en el clima y en el nivel del mar de todo el mundo.



La Antártica ejerce también una importante influencia sobre la circulación oceánica global. El aire frío que fluye hacia fuera del continente enfría rápidamente las aguas superficiales del océano Austral, facilitando procesos de hundimiento de aguas que dan como resultado la formación de aguas profundas que se mueven hacia el norte y afectan la circulación de los océanos a escala global.



En cuanto al comportamiento climático del continente mismo, se caracteriza por tres aspectos claramente definidos: bajas temperaturas permanentes, escasa precipitación pluviométrica en la gran meseta interior y fuertes e incesantes vientos.



La Antártica experimenta dramáticos efectos estacionales por el ángulo de inclinación de la Tierra. Es el continente más frío del mundo: la temperatura de pleno verano en el Polo Sur llega a ser similar a la de pleno invierno en el Polo Norte. Tal es así que en la estación antártica soviética “Vostok” se registró la temperatura más baja medida alguna vez en la Tierra: -89,2 °C, el 21 de julio de 1983, superando la marca anterior de -88,3 °C medida en la misma base el 24 de agosto de 1960. En pleno Polo Sur, en la base norteamericana Amundsen-Scott, es común registrar temperaturas que sobrepasan los -50 ºC (que es la temperatura promedio anual para el continente antártico). Así, por ejemplo, en septiembre de 1995 se registraron -78,2 ºC como si fuera algo apenas fuera de lo normal.



Se distinguen 2 grandes tipos de clima:



Desértico Polar. Se da en el 98% del continente antártico, principalmente en la zona del plateau polar. La temperatura media es de –49 °C y las precipitaciones son siempre sólidas y no caen al año más de 5 cm, valor mucho más bajo que varias regiones desérticas del mundo. Las precipitaciones van disminuyendo de la costa al interior, casi desapareciendo en el polo.



Polar Oceánico. Se da sólo en el 2% del continente antártico, principalmente en la costa. Las temperaturas son bajas y con suaves veranos cortos, pero con una alta humedad. Las temperaturas oscilan entre 8 a –30 ºC, con un promedio anual siempre inferior a 0 ºC. Las isotermas (líneas de igual temperatura) aumentan gradualmente a medida que se avanza hacia el norte, para quedar en una media anual del aire de casi 5 °C en la zona de la Convergencia Antártica. Las precipitaciones son abundantes, tanto líquidas como sólidas. Durante 10 meses del año estas regiones están cubiertas por nieve. Presentan las peores condiciones atmosféricas estando prácticamente todos los días cubiertos. También se presentan los vientos catabáticos, que vienen del interior descendiendo del hielo a grandes velocidades.



Precipitación



La Antártica recibe el menor porcentaje de precipitaciones del mundo, por lo que se considera el continente más seco. Sin embargo, para sorpresa de muchos es el continente que guarda la mayor reserva de agua del planeta. La precipitación no es estacional y cae mayoritariamente en forma de nieve. La zona de la Península Antártica e islas adyacentes es la más húmeda, en tanto que en la costa propiamente continental menos húmeda suelen caer entre 200 y 250 mm de lluvia durante el año.



En general, la precipitación media anual para toda la Antártica es de 100 mm (de nieve), con un equivalente de agua de apenas 30 mm. Lo anterior justifica que se considere a este continente como uno de los desiertos más secos del orbe. Por su parte, la zona del Mar de Ross es la más seca de todo el continente antártico.



En cuanto a humedad del aire, la zona de la Península Antártica mantiene una media superior al 80%, en tanto que en la costa continental, al igual que en las cadenas montañosas interiores y en los valles secos la media es inferior a ese porcentaje.



Vientos



Es el continente más ventoso del mundo, llegando a más de 320 km/h. La colosal capa de hielo que cubre prácticamente todo el continente es una fuente poderosa de aire frío, el cual, adquiriendo la forma de fuertes vientos, baja hacia la costa, barriéndola. Sin embargo, los vientos prevalecientes soplan en forma permanente desde el Oeste.



Los entendidos explican lo anterior afirmando que en el interior del casquete polar existe un centro de alta presión; el aire al llegar allí es súper enfriado y, por lo tanto, obligado a desplazarse hacia el exterior, hacia una especie de “cinturón” de baja presión. En su trayectoria, el aire ya convertido en viento es desviado hacia la izquierda, merced a una fuerza conocida como de Coriolis (por la rotación de la Tierra). Es característico que donde existen hondonadas, canales o glaciares, este viento tome la dirección de su eje, aumentando la velocidad al pasar por lugares estrechos.



Las ventiscas asociadas a sistemas frontales son bastante comunes en toda la zona de la Península Antártica, incluyendo los archipiélagos vecinos. Con una duración que puede variar de algunas horas a varios días, estas ventiscas suelen alcanzar velocidades de 50 nudos o más (casi 100 km/h o más).



Nubosidad



En la misma área peninsular se observan variados tipos de nubes, pero la más típica es la llamada “stratus”, que tiene forma de una capa extensa que cubre todo el cielo a bajas alturas. Los períodos de cielo completamente despejado difícilmente duran más de 24 horas.



Visibilidad



Diversos fenómenos, tales como lloviznas, nevadas y ventiscas, reducen frecuentemente la visibilidad horizontal. Igualmente esta reducción suele ocurrir a veces a causa de nieblas de diversos tipos y orígenes, a pesar del fuerte viento.



Geografía





El continente antártico está dividido geográficamente por las Montañas Transantárticas en Antártica Oriental y Antártica Occidental. Esta última, que comprende la Antártica Chilena, incluye un sector continental que, bajo la forma de una península, avanza hacia el extremo sur de Sudamérica y prolonga la Cordillera de Los Andes, y un sector de archipiélagos, en el cual se ubican diferentes grupos de islas, como lo son las Shetland, Orcadas y Sandwich del Sur.



Vista desde un satélite, la Antártica se aprecia cubierta por una gruesa capa de hielo. La altitud promedio en la gran meseta central es de 1.680 m. Su cumbre más elevada es el monte Vinson (4.897 m), ubicado en la Cadena Centinela o Ellsworth, en los 78° 35′ S; 85° 25′ W.



Lagos subglaciares, como el “Vostok”, han sido localizados con la ayuda de la tecnología satelital bajo 4 km de hielo. Estos lagos son característicos del continente antártico y su contenido aún es un misterio, aunque la ciencia está trabajando para intentar develarlo. Actualmente, los trabajos de perforación se han detenido hasta contar con la tecnología y la seguridad de que tales acciones no contaminarán las aguas, cuando el robot que perfora el hielo llegue a ese lago subglaciar.







Hielos







La Antártica mantiene el 70 % del agua del planeta o, dicho de otra forma, el 90 % de todo el hielo mundial. Si éste llegara a derretirse instantáneamente, el nivel del mar subiría en todo el mundo unos 55 metros.



El hielo constituye el elemento más típico del paisaje antártico. Este grueso y pesado manto, con un promedio de 2 mil metros de espesor (alcanzando a veces los 4.500 m), se desliza con lentitud desde el centro de la meseta hacia la periferia, a una velocidad entre los 100 y los 1.000 metros por año, hasta cubrir el continente en un 98 %.



Más allá de la costa, la masa helada forma extensas ‘barreras’, llegando a constituir una superficie adicional, equivalente al 10 % del continente mismo. Por otra parte, al desprenderse hielos desde los glaciares, éstos se transforman en gigantescos témpanos o icebergs, que flotan siguiendo las corrientes marinas y los fuertes vientos.


MAR

El océano Austral rodea al continente antártico y corresponde a los cuerpos de agua de los extremos sur de los océanos Pacífico, Atlántico e Índico. Muchas veces se le considera el quinto océano mundial. El océano Austral es 1,4 veces más grande que el océano Ártico y posee un área de 20,3 millones de m2. Incluye a los mares de Amundsen, Bellingshausen, Ross, Weddell, paso Drake y una parte del Mar de Escocia, además de los mares menores Dumont D’Urville y Mar de Davis.



Geográficamente, el límite norte del océano Austral se le considera en la latitud de 60° S; sin embargo, oceanográficamente su límite se encuentra en la llamada Convergencia Antártica o Frente Polar, el cual forma un anillo irregular alrededor de la Antártica entre los 50° y 62° S, aproximadamente, variando su posición según las estaciones del año. La región entre el continente antártico y el Frente Polar se llama la Zona Antártica. Un frente oceánico es una zona de cambio o de gradiente fuerte de algunas propiedades físicas del agua de mar.



En el Frente Polar confluyen las aguas superficiales antárticas con las superficiales subantárticas provenientes del norte, las cuales se hunden y se mezclan con masas de aguas intermedias. En invierno, al norte del Frente Polar, las temperaturas están por sobre los 2°C, pero al sur las temperaturas están bajo 1°C y tienen menores salinidades comparadas con el lado norte.



La zona de influencia del océano Austral se considera que llega hasta la zona de la Convergencia Subtropical o Frente Subtropical. La región entre el Frente Polar y el Frente Subtropical se denomina Zona Subantártica. En el océano Índico y Atlántico el Frente Subtropical se localiza en forma irregular alrededor de la latitud 40°S. En el Pacífico, la posición del frente va disminuyendo en latitud entre Nueva Zelanda y las costas de Chile, localizándose en aguas chilenas oceánicas aproximadamente entre los 30° y 35° S. La zona de influencia se da principalmente por la dinámica de la Corriente Circumpolar Antártica (CCA), siendo una componente importante para el sistema global del clima. Esta corriente se produce principalmente por los vientos de Deriva del Oeste, por lo cual fluye de oeste a este alrededor de la Antártica y prácticamente no tiene barreras topográficas terrestres que interrumpan su movimiento alrededor del continente blanco. La posición media de esta corriente y sus máximas magnitudes se encuentran en la zona del Frente Polar. Si bien la velocidad de esta corriente no es extraordinaria, entre 0,04 y 0,2 m/s en la superficie, la gran profundidad (4000 m) y extensión que la caracteriza, la llevan a transportar un volumen masivo de agua de 110 a 140 millones de m3/s. En términos de transporte de volumen, esta corriente es la más poderosa de todos los océanos. Dada su gran extensión vertical, su velocidad está influenciada por la topografía submarina, por ejemplo, la dorsal Escocia ubicada al este del paso Drake y que conecta la punta de Sudamérica y la península Antártica, produce complejas interacciones dinámicas, como aceleraciones, turbulencias y desviaciones de su flujo.



Este océano tiene aspectos singulares en varios sentidos. En primer lugar, los expertos lo consideran como el centro del sistema de circulación oceánico mundial, por cuanto conecta las aguas de las cuencas de los tres océanos mayores. En otras palabras, cualquier alteración que en él se produjese, repercutiría invariablemente en el resto del mundo.



Por otra parte, es un océano que varía en extensión, pues parte de su superficie se congela en cierta época del año. Es decir, en invierno y primavera es cuando el hielo cubre más de la mitad del área marina, al sur de los 60° S, alcanzando su máxima extensión en septiembre. A partir de entonces, el hielo comienza a fundirse para recobrar su avance en las primeras semanas de marzo.



El hielo continental que, tras formar barreras en la costa, se desprende en largas masas, denominadas témpanos tabulares, inicia junto con su deriva su lento derretimiento al ser permanentemente afectado por aguas algo más cálidas. Este derretimiento o fusión obviamente irá influyendo en el contenido de sales (salinidad) de las aguas que lo contienen.



Típicos del paisaje antártico son ciertas especies de cinturones de hielo marino que se forman cerca de la playa y que en bahías estrechas y abrigadas suelen persistir durante todo el año. Más afuera, el cambiante hielo resquebrajado conocido como “pack ice”, se abre y cierra intermitentemente entre los abundantes témpanos, respondiendo al oleaje y al fuerte viento. Sus aguas se desplazan incansables de una zona a otras, recorriendo miles y miles de kilómetros influenciadas por las corrientes.



Ocurre además una interacción entre el océano y las costas que le rodean, interacción que también se manifiesta entre ellos y los factores del clima. En el caso del océano Austral, esa influencia mutua entre las masas de agua y sus vecinos atmósfera continente resulta aún más notoria. Así se tiene, por ejemplo, que los fortísimos vientos y las muy bajas temperaturas ambientales, lo cual produce formación y fusión de hielo, provocan un intercambio vigoroso de propiedades entre una masa de agua y otra que se encuentra contigua.



Todas las aguas oceánicas contienen organismos que flotan y son arrastrados por las corrientes. A éstos se les denomina “plancton”. El “fitoplancton”, organismos vegetales microscópicos, sirve de alimento para el “zooplancton” que es la contraparte animal del “plancton”. Hay unas 170 especies de fitoplancton, en su mayoría algas unicelulares. Este fitoplancton es el equivalente a los árboles y al pasto que se observa en la tierra: es el que atrapa, para el océano, la energía solar a través del fenómeno de la fotosíntesis. Las dos grupos más importantes de zooplacton son los eufáusidos y los copépodos, ambos crustáceos. El krill es un eufáusido considerado como uno de los recursos marinos vivos más importantes del océano Austral y eslabón fundamental para la cadena alimentaria marina. Muchas formas de vida, entre las cuales se encuentran las ballenas, dependen de su existencia.



Flora



La flora antártica se encuentra dominada en la actualidad por criptógamas (algas, líquenes y musgos), la mayoría de las cuales sólo crecen en zonas descubiertas de hielo al norte de los 65º S.



Es probable que para muchos las plantas no sean un ícono antártico; sin embargo, los ojos de la ciencia miran a través de diversos prismas a las únicas dos plantas vasculares nativas de la Antártica: la gramínea Deschampsia antarctica y la cariofilácea Colobanthus quitensis.

Ambas especies se hallan a lo largo de la costa oeste de la Península Antártica e islas de los archipiélagos adyacentes, con su locación más austral en la isla Alamode a 68º 42’ S. En el lado este de la península Antártica, frente al gélido mar de Weddell, las plantas vasculares sólo llegan hasta los 65º S. Se cree que ambas plantas colonizaron la Antártica durante el Holoceno, hace unos 11.000 años.



Aún no se sabe bien cómo llegaron estas plantas a la Antártica. Para el caso de Deschampsia antarctica, un modelo postula que son las últimas sobrevivientes del proceso de separación de Sudamérica y la península Antártica, comenzado hace unos 34 millones de años, data que coincide con el comienzo del congelamiento de la Antártica, mientras que otros autores postulan que colonizó la Antártica desde Sudamérica en un evento muy posterior y gracias a aves migratorias. A favor de este último modelo, juega la presencia de poblaciones nativas de Deschampsia antarctica en el sur de Sudamérica. Sea cual fuere la forma en que llegó a la Antártica, esta planta exhibe en la actualidad una serie de adaptaciones para resistir la congelación y la intensa radiación UV incrementada en las últimas décadas por el “agujero de ozono” antártico.



El medio antártico es paradójicamente seco, pues el agua dulce se encuentra en un estado físico poco amable para la vida: hielo. Para las células vegetales, cuyos protoplastos están principalmente constituidos por agua, la nucleación de cristales de hielo en su interior puede devenir en la necropsia o muerte celular, tal como ocurre con los cultivos en la zona central de Chile cuando caen las heladas. Pues bien, Deschampsia ha desarrollado mecanismos fisiológicos para evitar la formación de cristales en sus células, a través de la expresión de proteínas anticongelantes (apoplasto) y crioprotectoras (citoplasmáticas). A pesar de que hasta ahora no se les ha podido reproducir en laboratorio de forma sexual, estas plantas se encuentran expandiendo su distribución ante el nuevo escenario de cambio global, demostrando su enorme potencial colonizador.





Fauna



Las características particulares del continente antártico, así como la barrera al desplazamiento de la mayoría de los animales que impone la Convergencia Antártica, hacen que la mayor parte de la fauna terrestre y marina que es posible encontrar en esta zona sea considerada ‘endémica’. Esto significa, que son animales que pueden sobrevivir sólo en un tipo de ambiente; en este caso, solamente en la Antártica.



Como estos animales deben vivir en condiciones extremadamente frías, han desarrollado diferentes adaptaciones corporales. Así, las ballenas, focas, lobos marinos y las aves antárticas tienen una gruesa capa bajo su piel, la que les permite aislarlos del frío; el plumaje o el pelaje que los recubre, también les permite mantenerse protegidos de las bajas temperaturas y de la humedad ambiental. Otros animales en cambio, como los invertebrados terrestres y algunas especies de peces, presentan compuestos químicos especiales en su sangre que impiden que ésta se congele. Estos compuestos son llamados ‘proteínas anticongelantes’.



Entre los invertebrados terrestres se encuentran insectos, como la mosca sin alas y colémbolos; arácnidos, como los ácaros, y gusanos, como los nemátodos. Además, se encuentran otros invertebrados terrestres, como tardígrados y rotíferos.



Entre los invertebrados marinos se encuentran crustáceos, moluscos y equinodermos:



Crustáceos: krill, cangrejos, camarones, copépodos, anfípodos e isópodos.











Moluscos: calamares, pulpos, jibias, caracoles, lapas y varias especies de bivalvos.





Equinodermos: estrellas de mar, sol de mar y erizos, todos ellos muy diferentes a los que comúnmente se conocen.







También hay otros invertebrados marinos, como las esponjas, medusas, ctenóforos y quetognatos, pudiendo incluso encontrar corales, los que son muy diferentes a los de las aguas tropicales, ya que presentan estructuras externas muy poco calcificadas.







Peces: Son los vertebrados más abundantes en las aguas antárticas y entre ellos hay peces cartilaginosos y óseos. Entre estos últimos, que corresponden a los más numerosos, se pueden mencionar bacalaos de profundidad, lenguados, linternillas (mictófidos) y nototénidos.











Aves: La gran mayoría de las aves presentes en la Antártica son marinas, encontrándose algunas que además son carroñeras. Es posible encontrar aves voladoras y aves ‘nadadoras’. Estas últimas corresponden a los pingüinos (emperador, rey, macaroni, penacho amarillo, antártico o de barbijo, adelia y papúa), mientras que entre las voladoras se encuentran los albatros, petreles, cormoranes, salteadores, gaviotas y gaviotines.







Mamíferos: Todos los que viven en la Antártica son exclusivamente marinos. Pertenecen a dos grandes grupos, los cetáceos y los pinipedios.







Cetáceos: Corresponden a los mamíferos mejor adaptados al medio acuático. Considera a las grandes ballenas y los delfines. En las aguas antárticas podemos encontrar a las ballenas azul, fin o de aleta, jorobada, boba, minke o enana y franca; el cachalote; los zifios; las orcas, delfines cruzados, delfines lisos y calderones.



Pinipedios: Esto significa ‘pies como aletas’. Corresponden a las focas y lobos marinos. En las aguas antárticas y en los bandejones de hielo marino habitan las focas cangrejeras, de Weddell, el elefante marino, el leopardo marino y la foca de Ross, y sólo a una especie de lobo marino, el lobo fino antártico.



Tanto los peces como los mamíferos antárticos son considerados recursos marinos, por lo cual se encuentran dentro de convenciones internacionales para su adecuado manejo y conservación.

Expediciones



 La idea sobre la presencia de una Tierra Austral tiene su origen en la opinión del sabio griego Pitágoras de Samos, quien sostuvo que nuestro planeta era una esfera y que por simetría debería haber, además de la que él conocía, otra tierra más al sur, la que luego se denominó ‘Terra Australis Incognita’, que compensarían a las del norte, conocidas como ‘Arktos’, que en griego significa ‘Oso’ y hace referencia a la constelación de la Osa Mayor, la que sólo es posible observar desde el hemisferio norte, y también a la presencia de osos polares. En contraposición están los términos ‘Anarktos’ y ‘Antarktos’. El primero está formado por la partícula privativa ‘AN’, que significa ‘SIN’ y por ‘Arktos’, que significa ‘oso’, como ya se ha dicho. El segundo término se compone de la partícula ‘ANT’ que significa ‘OPUESTO A’ y la palabra Arktos ya conocida. Al escribir en castellano ‘Antártica’ se está diciendo que es el continente sin osos y que es el lugar opuesto al Artico.





En 1506 Alonso de Ercilla y Zúñiga se refiere a Chile y la Antártica escribiendo en su obra ‘La Araucana’: ‘Chile, fértil provincia y señalada, en la región Antártica famosa …’, indicando así que Chile se continúa en la Antártica.



Cuando nos preguntamos ¿quién descubrió la Antártica?, la respuesta no es taxativa. En efecto, hay varios antecedentes que llevan a pensar que navegantes de diversas partes de la tierra pudieron ser quienes la descubrieron. Por ejemplo, hace unos 650 años antes de Cristo, según la leyenda originada en Rarotonga, Ui-Terangiora y otros polinésicos habrían navegado tan al sur que hallaron un océano congelado. Luego de muchas navegaciones al hemisferio sur, en 1501 una expedición portuguesa alcanzó los 52ºS, donde el piloto toscano Américo Vespucio describió una costa rocosa y un intenso frío. Luego vinieron las expediciones de Hernando de Magallanes (1519-1522) y Juan Sebastián Elcano, quienes navegaron hacia el sur en busca de la ‘Terra Australis Incognita’.



Siguieron luego las expediciones españolas de Francisco de Hoces (1525-1526) y de Alfonso de Camargo (1540); la del inglés Francis Drake (1577-1580); aquella del español Sarmiento de Gamboa (1579- 1580); la de Thomas Cavendish, entre 1591 y 1593; la expedición del holandés Jacques de Mahu entre 1598 y 1600, y la del capitán español Gabriel de Castilla, en 1603, quien logró llegar a los 64ºS. El hecho de haber llegado a la latitud de las islas Shetland del Sur hace suponer que el descubridor de estas tierras antárticas fue él.



De allí en adelante hubo varias expediciones más, especialmente realizadas durante el siglo XIX por cazadores de focas y lobos marinos, los que desafiaron los helados mares de la zona, en pos de la riqueza que les entregaban las pieles de estos animales, comenzando a desarrollarse, además, la caza ballenera. A lo largo de ese siglo más de 500 expediciones para la cacería de lobos y focas fueron desarrolladas en las aguas y tierras antárticas, principalmente por británicos y norteamericanos, diezmando las poblaciones casi hasta su extinción. Debido al mayor tamaño de las ballenas y a que en isla Decepción se instaló una empresa ‘ballenera’, casi una centena de expediciones con la finalidad de cazar a estos animales se desarrollaron a lo largo del siglo.









Los primeros en desembarcar en alguna de las islas del archipiélago de las Shetland del Sur fueron William Smith y Edward Bransfield en 1819, cuando desembarcaron en isla Rey Jorge y descubrieron, además, la que ahora llamamos ‘Tierra de O’Higgins’ (la península Antártica). El 19 de noviembre de 1819, William Smith desembarcó en cabo Shirreff, donde además de hallar grandes colonias de lobos finos, halló algunos restos del navío de guerra español de 74 cañones ‘San Telmo’, que se perdió durante una tormenta en el paso Drake el 4 de septiembre de ese mismo año, con 664 personas a bordo.



Expediciones con otros fines comenzaron a realizarse en la mitad del siglo XIX. Entre las más relevantes se pueden mencionar la que fue dirigida por el belga Adrien de Gerlache en 1897, acompañado por Roald Amundsen, quien 14 años después llegaría hasta el Polo. Esta expedición fue la primera que permaneció durante el invierno en la Antártica. Otra importante fue la expedición británica comandada por el noruego Carsten Borchgrevink en 1898. Esta corresponde a la primera expedición científica realizada en el continente, en la que se recolectaron datos científicos en las áreas de zoología, geología, meteorología y magnetismo terrestre. Después de ellos, aventureros de varios países llegaron y recorrieron la Antártica en diferentes puntos, muchos de los cuales perdieron la vida en el intento.



Fuente: Basado en extracto de “Chronological list of Antarctic expeditions and related historical events”, de Robert K. Headland (1989). 91(091):(+7)H433, Biblioteca INACH. Fotografías publicadas en el libro ‘Earth’s Last Frontiers. A history of discovery and exploration’, Aldus Books/Jupiter Books, London (1971). 91(091): (+7+3)W735, Biblioteca INACH.)



Exploradores

 Muchos hombres impulsados por la necesidad del descubrimiento, ya sea por motivos económicos, de poder o simplemente de conocimiento, arriesgaron sus vidas al seguir sus sueños. Aquí te presentamos a algunos de ellos.









Pardo, Luis (1882-1935). Marino chileno que, comandando el escampavía ‘Yelcho’, logró rescatar a la tripulación del ‘Endurance’ el 30 de agosto de 1916, luego de que los ingleses permanecieran por más de seis meses en isla Elefante, tras una expedición fallida por cruzar el continente, que era liderada por Sir Ernest Shackleton. El piloto Pardo comandó intrépidamente la vieja nave chilena, que no contaba con calefacción, radio ni luz eléctrica, logrando rescatar a todos los hombres de Shackleton y llevarlos a salvo hasta Valparaíso, desde donde retornaron a su país.











Cook, James (1728-1779). Explorador británico que realizó varias expediciones en el Océ;ano Pacífico, en el Artico y en la Antártica. En 1773 logró la marca de navegación más al sur en el Océano Austral, llegando a los 71º10′ de latitud en su buque ‘Endevour’.

















Amundsen, Roald (1872-1928). Explorador noruego. Fue la primera persona en volar sobre el Polo Norte (mayo de 1926). Con una pequeña expedición que cruzó la Antártica con la ayuda de trineos tirados por perros, fue el primero en llegar al Polo Sur, el 14 de diciembre de 1911. Murió en un accidente aéreo intentando rescatar a un amigo.













Scott, Robert F. (1868-1912). Oficial naval británico y explorador antártico. Realizó dos expediciones antárticas. En la primera, entre 1901 y 1904, navegó al norte de isla Ross y realizó el primer vuelo en globo en la Antártica, en febrero de 1902.En la segunda expedición (1910-1912) logró llegar al Polo Sur (18 de enero de 1912), encontrando en el lugar la bandera de Noruega, que el grupo de Admunsen había colocado sólo unas semanas antes. Decepcionados, cansados y enfermos, los integrantes del grupo iniciaron el camino de regreso hacia el buque ‘Terra Nova’.



Sin embargo, en febrero las extremas condiciones ambientales afectaron aun más la capacidad física de los expedicionarios, provocando que comenzaran a morir. En marzo de 1912, antes de que lograran llegar al campamento en el cual podrían abastecerse, una ventisca los obligó a detenerse y acampar. Nunca regresaron al ‘Terra Nova’. En noviembre de 1912 fueron encontrados muertos en sus sacos de dormir en los restos del campamento.









Shackleton, Ernest H. (1872-1922). Explorador británico que participó en varias expediciones a la Antártica. En la de (1914 -1916) planeaba cruzar la Antártica desde el Mar de Weddell a McMurdo, en una travesía de 3.200 km, pero su barco, el ‘Endurance’, fue atrapado por los hielos en 1915, sin la posibilidad de lograr zafarlo. Toda la tripulación logró escapar de la nave antes de que esta se destruyera, llegando a isla Elefante ya fuera arrastrando los botes salvavidas por el hielo o navegando en los lugares en que encontraban mar libre de hielos. Shackleton con cinco hombres más navegaron en uno de los botes salvavidas hacia las islas Georgia del Sur, en busca de ayuda. Luego de mucho peregrinar, logró enviar un mensaje hacia Chile y la motonave ‘Yelcho’, bajo el mando del piloto Luis Pardo Villalón, zarpó al rescate de toda la tripulación del ‘Endurance’ a isla Elefante.



Podrás encontrar un registro fotográfico del fallido viaje de Shackleton en el sitio de Kodak, haciendo click aquí http://www.kodak.com/US/en/corp/features/endurance  / . Aunque el sitio está en inglés, podrás encontrar maravillosas fotografías de la expedición.



Presencia chilena en la Antártica



Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, la Armada de Chile comenzó un proceso de renovación de unidades (buques) sobre la base de excedentes de guerra. El 4 de noviembre de 1946 asumió la Presidencia de la República don Gabriel González Videla, consolidando un nuevo gobierno, lo que permitió que el Estado y las instituciones nacionales se concentraran en hacer efectiva la declaración del sector chileno en la Antártica, la que fue materializada en el Decreto Supremo N° 1747 del 6 de noviembre de 1940, mientras el mundo estaba en plena guerra.



La idea de una expedición a la Antártica, que diera por resultado el establecimiento de una estación o base en ese continente, se venía estudiando en el Ministerio de Relaciones Exteriores y en la Armada de Chile desde hacía algún tiempo.



La llegada de nuevas unidades navales y la energía del nuevo y joven presidente fueron los factores que decantaron estas ideas hasta hacerlas fructificar. No se podía esperar más, ya que otros países, con menos derechos a estas tierras y aguas, habían inciado actividades en ese continente o estaban en vías de hacerlo. Fue así que en los primeros días de 1947 zarpó desde el puerto de Valparaíso la flotilla antártica, compuesta por dos navíos: la fragata ‘Iquique’ y el transporte ‘Angamos’. Tenían misión de transportar al personal y los materiales necesarios y levantar la base en el sitio en que el jefe de la expedición, el Comodoro Federico Guesalaga Toro, estimara más adecuado.



Luego de visitar varios lugares, se eligió uno bastante protegido y de fácil acceso donde se procedió a construir la base. Así, el 6 de febrero de 1947 se inauguró la primera base chilena en el Territorio Chileno Antártico, la base ‘Soberanía’ (hoy base ‘Arturo Prat’), en la isla Greenwich (archipiélago de las Shetland del Sur), dejando en ella una dotación de seis marinos, que permanecieron en el lugar durante un año.



(Modificado del artículo ‘Se gesta la Primera Expedición 1946/47′, por C. Tromben C., Bol. Antárt. Chileno 16 (1): 2-4, 1997).



Bases Chilenas



Luego de la construcción de la primera base chilena en 1947, diferentes instituciones decidieron acrecentar la presencia de Chile en la Antártica. Es así que hoy el país mantiene bases y refugios en diferentes lugares de su territorio antártico. Estas pertenecen a la Armada de Chile, el Ejército de Chile, la Fuerza Aérea de Chile y al Instituto Antártico Chileno. Algunas de ellas funcionan a lo largo del año, mientras que la gran mayoría operan solamente en la época de verano.







Desarrollo científico



Durante la realización de la Primera Expedición Chilena a la Antártica, entre enero y marzo de 1947, varios hombres de ciencia chilenos tuvieron la posibilidad de visitar el continente y recabar información en las áreas de trabajo de cada uno de ellos. El profesor Carlos Oliver, de la Universidad de Concepción, estuvo a cargo del estudio geológico, cuyo objetivo fue apoyar la teoría que señala que las montañas antárticas corresponden a una continuación de nuestra Cordillera de los Andes, denominándose por tanto Antartandes.



El geógrafo Eusebio Flores, además de dedicarse a obtener antecedentes de carácter geográfico en la Antártica, también recolectó muestras de rocas y datos sobre la flora y fauna terrestre y marina, junto a datos meteorológicos en los sectores visitados.



Los doctores Parmenio Yáñez y Juan Lengerich, de la Universidad de Chile, junto a los técnicos Pedro Brandt y Carlos Kabohl, investigaron las condiciones en que se desarrolla la vida marina en los lugares visitados, recolectando muestras para luego analizarlas en la Estación de Biología Marina de la Universidad de Chile, en Montemar, investigando además las posibilidades pesqueras de la región.









El doctor Guillermo Mann, del Departamento de Parasitología de la Dirección General de Sanidad del Ministerio de Agricultura, realizó estudios sobre varias especies de la fauna antártica, estudiando además los parásitos de algunos vertebrados antárticos y su eventual relación con los humanos. Toda la información y material que recolectó sirvió de base para que escribiera el libro ‘Biología de la Antártica Sudamericana’, uno de los primeros trabajos en castellano que ofrece una síntesis de la dinámica ecológica en ese continente.



El naturalista de nacionalidad francesa, Guy Robin, invitado especial a esta expedición, fijó su atención en la fauna antártica, recolectando especímenes para estudios ulteriores.



El profesor Humberto Barrera, director de la Escuela de Geología de la Universidad de Chile, efectuó observaciones sobre las características glaciológicas, ubicando zonas de glaciares en las Shetland del Sur y en la Tierra de O’Higgins. Llevó un registro completo de de temperaturas, vientos, nubosidad, precipitaciones y humedad relativa, incluyendo, además, observaciones sobre el magnetismo terrestre, determinando su componente horizontal y la inclinación magnética de la Tierra en los puertos Soberanía, Lockroy, Melchior, isla Decepción y bahía Margarita.



Todos estos hombres marcaron la senda para el desarrollo de las diferentes actividades científicas en el Territorio Chileno Antártico, además de ser el incentivo para los demás investigadores que han trabajado tras ellos en este continente.



(Modificado del artículo ‘Los que abrieron el camino a la ciencia antártica’, Boletín Antártico Chileno 16 (1): 9, 1997. Fotografías publicadas en el libro ‘Base Soberanía y otros recuerdos antárticos’, de O. Pinochet de la Barra)



Fuente: Instituto Antártico Chileno, INACH, http://www.inach.cl  /

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