La FAO ayuda a agricultores y ganaderos de Darfur a convivir en paz

Los campesinos obtienen una cosecha récord y un acuerdo mantiene a distancia a los animales de pastoreo




20 de diciembre de 2012, Kebkabiya, Sudán - En un campo en el norte de Darfur, al campesino Salaheldin Suleiman Hilal se le nota contento. Ha terminado la recolección de su cosecha de dorado sorgo que, a diferencia de años anteriores, no se ha visto perjudicada por los animales de pastoreo. "En el pasado, cuando llegaban los animales, me enfadaba mucho, pero ahora me siento muy feliz", dice sonriendo. "La producción de este año -añade- fue del cien por cien".



Salaheldin vive en la aldea de Um Hujara, en el término de Kebkabiya. La zona se vio gravemente afectada por la crisis de Darfur en 2003/04 y el desgarrado tejido social todavía no se ha rehecho. Aquí, como en muchas partes de Sudán, la destrucción de cultivos por animales de pastoreo es un problema recurrente que alimenta la creciente tensión entre agricultores y ganaderos. También forma parte del problema más amplio entre ambos colectivos, que compiten por recursos naturales escasos.



Los rebaños de camellos y vacas migran tradicionalmente hacia el sur para encontrar comida y agua, aproximadamente en la misma época del año en que los agricultores recolectan el sorgo y el mijo. En el pasado lejano, los grupos tribales se ponían de acuerdo sobre cuando se podían desplazar los animales en función de cuándo se esperaba finalizasen la recolección los campesinos. Pero en fecha más reciente, el aumento de la presión ambiental ha llevado a que los animales comienzen a moverse antes. El hecho de que algunos grupos de pastores vayan armados ha agravado el problema. Las armas son más elocuentes que las antiguas tradiciones.



Alcanzar un acuerdo



Sin embargo, un nuevo proyecto financiado por la segunda fase del Fondo de Paz y Estabilidad de la Comunidad de Darfur (DCPSF, por sus siglas en inglés) ha logrado la convivencia pacífica de agricultores y ganaderos en Kebkabiya esta temporada agrícola. En el marco del proyecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) trabajó en asociación con la Sociedad Benéfica para los Pequeños Agricultores de Kebkabiya (KSCS) apoyando un comité local para negociar un acceso compartido a la tierra durante y después de los meses de cosecha.



El comité está compuesto por líderes de las tribus locales, así como de los grupos de agricultores y ganaderos. Han negociado un acuerdo mediante el cual los criadores de ganado no desplazan sus animales hasta después de la cosecha, y a cambio el ganado podrá alimentarse de los tallos que quedan en el campo tras la recolección.



Abdulla Ibrahim Mohamed, del KSCS y Bashir Abdelrahman y Mutassim Abdalla, de la FAO, han trabajado en estrecha colaboración con el comité para apoyar el delicado proceso de negociación. "En todas las reuniones, nos aseguramos que campesinos y ganaderos coincidieran al mismo tiempo y todo el mundo escuchase lo que los demás tenían que decir", explica Abdulla. El grupo acordó también que si los animales destruían la cosecha de un campesino, el ganadero le debía pagar una penalización.



Paz y una cosecha récord



En una sala de reuniones en la base de las fuerzas de paz UNAMID en Kebkabiya, más de 20 miembros del comité del proyecto se han reunido en una tarde de diciembre para hablar del éxito. Son todos hombres de edad vestidos con túnicas blancas y turbantes sudaneses, algunos con la autoridad añadida de un bastón de madera. Uno de ellos, el jefe de la organización local de campesinos, Mustafa Ahmed, cree que el 90 por ciento de la producción total de la zona se cosechó con éxito este año. "El año pasado, algunos campesinos perdieron todo", explica, añadiendo que el proyecto es la causa directa de la recompensa de este año. "Cada tribu -asegura- cuenta con un jefe tradicional representado en nuestra comisión a quien obedecen, y el impacto que este año ha sido claro".



El equipo de proyecto de la FAO calcula que alrededor de 2 500 familias de pequeños agricultores vieron su seguridad alimentaria protegida por la iniciativa, y que se cosecharon alrededor de 600 toneladas de cereales. La confianza y colaboración locales también se han fortalecido, y son pilares fundamentales para la segunda etapa de las actividades del DCPSF financiados por la FAO. La Organización de la ONU puede ahora aportar su experiencia técnica para apoyar una mejor gestión de los recursos naturales y la diversidad de medios de subsistencia en la región, incluyendo una mejor protección de los pastos, conservación de forraje, control de plagas, la producción de hornillos que consumen poco combustible y un plan de préstamos para adquirir cabras y ovejas.



El sonriente campesino Salaheldin Suleiman Hilal ha conservado una parte de su cosecha para su familia y el resto lo vendió a nivel local. Las vacas o camellos son bienvenidos para comerse los tallos que quedan en su campo y proporcionar estiércol que enriquece el suelo.



Aprovechar el impulso



No todo el mundo ha sido tan afortunado en esta temporada. UNAMID recibió informes de que un agricultor de una localidad cercana murió a tiros durante un enfrentamiento provocado por animales que se estaban comiendo su cosecha.



El Representante en funciones de la FAO en Sudán, Charles Agobia cree que una mayor inversión en el desarrollo agrícola de Darfur es la clave para un futuro en paz. "Tenemos que prestar más atención a las inversiones a largo plazo, como la mejora del acceso al agua para agricultores y ganaderos, y un mayor acceso a los mercados", subraya Agobia.



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