LA GRATIFICACIÓN DE SER PSICÓLOGO.Por Carmen Birke Lüttecke.Docente Psicología Universidad San Sebastián sede Puerto Montt

Ha quedado atrás el tiempo en que la Psicología sólo se ocupaba de los problemas de salud mental y las emociones negativas, ampliándose su campo de acción hacia alcanzar mayor felicidad y bienestar. La Psicología Positiva, representada por Martin Seligman como su creador, plantea que la felicidad no sólo es posible, sino que además, cualquier persona puede trabajar para lograr que ésta aumente. Basándose en la idea de la plasticidad de la mente, este científico ha estudiado los niveles de diversas emociones en el cerebro, defendiendo la idea de que la felicidad es algo que se puede aprender o entrenar.



Los placeres de la vida cotidiana, como comerse un rico chocolate, ganar una carrera, disfrutar de la tibieza del sol, suelen percibirse como sinónimos de felicidad. No obstante, tienden a ser efímeros, ya que dependen de sentimientos y emociones, y fácilmente se acaban o duran poco, y se transforman en hábito, dejando de generarnos la satisfacción experimentada de forma inicial.



No obstante, lograr gratificación supone una sensación positiva de mayor duración que un placer, es menos instantánea, más difícil de convertir en hábito y, además, implica una mayor presencia de la conciencia o del pensamiento. Una forma de lograr gratificaciones, según Martin Seligman, es saber hacer buen uso de nuestras virtudes y de nuestras fortalezas, como el deseo de conocimiento, la bondad, la inteligencia práctica o la gratitud, entre muchas otras. Conocer y saber emplear aquellas fortalezas que más destacan en una persona es la mejor vía para conseguir un alto nivel de satisfacción.



¿Y cómo se vincula esto con ser Psicólogo? Me parece necesario cambiar la mirada de la vida, desde una atención centrada en los problemas, dolores y sufrimientos, hacia una mirada centrada en el desarrollo personal y la vida plena, la que puede ser muy diferente de una persona a otra. Ser Psicólogo implica la oportunidad de asistir a las personas a tener este cambio de mirada, a encontrar otras motivaciones que los descentren de los problemas cotidianos, aprendiendo a enfrentarlos, a resolverlos cuando es posible, y a encontrar una nueva forma de agrupar las experiencias que permita vivir la vida de manera más positiva.



¿Y podrá el Psicólogo lograr gratificación a través de su actividad profesional? Sí, en la medida que lo vaya experimentando en sí mismo, y no sea sólo un rol adoptado cuando ingresa a su oficina a trabajar. Una persona que estudia la disciplina adquiere los conocimientos técnicos, las competencias específicas para desempeñar el rol, pero además requiere de poner en práctica una serie de competencias genéricas o blandas vinculadas a su forma individual de ser y hacer, donde estaría haciendo uso de sus fortalezas en bien del prójimo. De este modo, el trabajo como Psicólogo puede ir generando experiencias altamente gratificantes, permitiendo acercarnos por esta vía al concepto de felicidad más duradera.