Con ocasión del día internacional de la mujer, La fao, el fida, el pma y la idlo destacan el vínculo existente entre el género, la violencia y la seguridad alimentaria


El texto a continuación es una declaración conjunta de los jefes* de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Internacional de Derecho para el Desarrollo (IDLO).

* José Graziano da Silva, Director General de la FAO, Kanayo F. Nwanze, Presidente del FIDA, Ertharin Cousin, Directora Ejecutiva del PMA, e Irene Khan, Directora General de la IDLO.
8 de marzo Roma - Este año, con ocasión del Día Internacional de la Mujer, la comunidad internacional centra su atención en cómo eliminar y prevenir todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas. A pesar del importante papel que desempeñan las mujeres en la producción de alimentos y la alimentación de sus familias, es poca la atención que se presta a la conexión existente entre el género, la violencia y la seguridad alimentaria.

La discriminación por motivos de género fomenta la malnutrición y el desempoderamiento de las mujeres. Muy a menudo las prácticas discriminatorias aplicadas en las comunidades rurales generan desequilibrios en la distribución de los alimentos dentro del hogar, de tal forma que, por lo general, las mujeres y las niñas tienen acceso a alimentos menos nutritivos y en menor cantidad que los hombres y los niños.

Durante los períodos de hambruna se dan casos de familias pobres que casan a sus hijas prematuramente para tener una boca menos que alimentar. A veces las mujeres refugiadas se ven obligadas a prostituirse a cambio de alimentos. Como pasan horas recogiendo leña para cocinar para su familia, las mujeres están expuestas a violaciones y otras formas de agresión. Las viudas son víctimas de persecuciones por motivos relacionados con la propiedad de la tierra, pero demasiado a menudo las leyes nacionales favorecen a los hombres. La violencia doméstica tiene efectos negativos en la producción agrícola y en el bienestar de las familias. Para muchas mujeres que hoy luchan para satisfacer sus propias necesidades alimentarias y las de sus hijos, seguridad alimentaria significaría además seguridad personal y jurídica.

Si nos unimos para aumentar la seguridad alimentaria de las mujeres, alimentamos la mente y el cuerpo de los miembros de comunidades enteras. Si una niña puede ir a la escuela en un ambiente seguro, podrá desarrollar todo su potencial físico y mental. Podrá evitar un matrimonio precoz o forzado u otras formas de violencia. Si una mujer puede registrar el nacimiento de sus hijos y poseer legalmente la tierra que cultiva y el dinero que gana, podrá contribuir al bienestar y al desarrollo económico de la sociedad en la que vive.

Las mujeres constituyen más del 40% de la mano de obra agrícola de los países en desarrollo. Aumentar la igualdad en el acceso de las mujeres a los insumos agrícolas (semillas, aperos, fertilizantes), a la educación y a los servicios públicos contribuiría significativamente a lograr la seguridad alimentaria y una mejor nutrición para todos.

El empoderamiento jurídico y económico de mujeres y niñas crea oportunidades de desarrollo, les confiere más peso político y reduce su vulnerabilidad a la violencia. La seguridad alimentaria vincula los diversos elementos necesarios para construirles un futuro de paz y justicia. 

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