El Papa canoniza a los mártires de Otranto y a dos religiosas latinoamericanas. Con la valentía de la fidelidad. Y llama al respeto de la vida humana desde su concepción


El Papa canoniza a los mártires de Otranto y a dos religiosas latinoamericanas.

Con la valentía de la fidelidad.

Y llama al respeto de la vida humana desde su concepción


La valentía de la fidelidad a Cristo y a su Evangelio: es el mensaje que proponen, a los cristianos de hoy, los nuevos santos proclamados por el obispo de Roma el domingo 12 de mayo en la plaza de San Pedro. En la primera canonización de su pontificado, el Papa Francisco ha elevado a los altares a Antonio Primaldo y a sus compañeros mártires de Otranto, asesinados por los otomanos en 1480; a la religiosa colombiana Laura de Santa Catalina de Siena Montoya y Upegui (1874-1949), fundadora de las Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena; y a la religiosa mexicana María Guadalupe García Zavala (1878-1963), cofundadora de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres. El domingo se vivió una “fiesta de la santidad”, como la definió el Pontífice en su homilía, subrayando los luminosos ejemplos y las enseñanzas que ofrecen los santos recién proclamados.
Refiriéndose en particular a los 800 mártires, el Papa recordó que en el origen de su sacrificio hubo una fe capaz de superar “obstáculos” e “incomprensiones” hasta el “supremo testimonio del Evangelio”. De ahí el recuerdo de “tantos cristianos que, precisamente en estos tiempos, ahora y en tantas partes del mundo, todavía sufren violencia,”: que el Señor --rogó el Papa-- “les dé el valor de ser fieles y de responder al mal con el bien”.
Proponiendo al figura de Laura Montoya, el Pontífice invitó a los fieles a “vencer la indiferencia y el individualismo, que corroe las comunidades cristianas y corroe nuestro propio corazón” y a “acoger a todos sin prejuicios, sin discriminación, sin reticencia, con auténtico amor”.
Como hizo también María Guadalupe, quien renunció a las comodidades y al bienestar que “aburguesan” el corazón, dedicando toda su vida a “tocar la carne de Cristo” en los pobres, enfermos, abandonados. Un testimonio que exhorta al cristiano a “no encerrarse en uno mismo, en los propios problemas, en las propias ideas, en los propios intereses”; que llama a “salir e ir al encuentro de quien tiene necesidad de atención, compresión y ayuda, para llevarle la cálida cercanía del amor de Dios”.
Al término de la misa, antes del rezo del Regina Caeli, llamamiento del Santo Padre a “mantener viva la atención de todos sobre el tema tan importante del respeto por la vida humana desde el momento de su concepción”.


fuente: http://www.osservatoreromano.va/portal/dt?JSPTabContainer.setSelected=JSPTabContainer%2FDetail&last=false=&path=/news/vaticano/2013/109q13-In-piazza-San-Pietro-il-Papa-canonizza-i-ma.html&title=Con%20la%20valent%C3%ADa%20de%20la%20fidelidad&locale=es

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