Por las personas que viven «en el subsuelo de la existencia», en condiciones «límites», y que perdieron la esperanza, el Papa Francisco rezó durante la misa de la mañana del 5 de junio

Por las personas que viven «en el subsuelo de la existencia», en condiciones «límites», y que perdieron la esperanza, el Papa Francisco rezó durante la misa de la mañana del 5 de junio, en la capilla de la Domus Sanctae Marthae. Concelebraron, entre otros, el cardenal Antonio Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, y el subsecretario, padre Anthony Ward, quienes acompañaban a los oficiales y empleados del dicasterio. Entre los presentes, un grupo de la Biblioteca apostólica vaticana con el prefecto, monseñor Cesare Pasini.
La invitación a pensar en los muchos que experimentan situaciones de abandono y «de sufrimiento existencial», fue la sugerencia de las lecturas de la liturgia del día. En la primera lectura, tomada del libro de Tobías (3, 1-11.16-17), el Papa individuó en las experiencias de Tobit y de Sara las historias de dos personas que sufren, al límite de la desesperación, en vilo entre la vida y la muerte. Ambos están en busca de «una vía de escape», que encuentran lamentándose. «No blasfeman, pero se lamentan» puntualizó el Santo Padre.
«Lamentarse ante Dios no es pecado», afirmó. E inmediatamente dijo: «Un sacerdote, que yo conozco, una vez le dijo a una mujer que se lamentaba ante Dios por sus calamidades: señora, esa es una manera de orar, continúe. El Señor oye, escucha nuestros lamentos».
El Pontífice recordó también el ejemplo de Job y Jeremías que «se lamentan incluso con una maldición: no contra el Señor, sino por tal situación». Por lo demás, añadió, lamentarse «es humano», también porque «son muchas las personas en este estado de sufrimiento existencial». Y, haciendo referencia a la fotografía del niño desnutrido publicada el día anterior en la primera página de L'Osservatore Romano, preguntó: «¿Cuántos están en esas condiciones? ¿Pensamos en Siria, en los refugiados, en todos estos?». «Pensemos en los hospitales: ¿Cuántos, con enfermedades terminales, sufren esto?».
La respuesta la dio el Papa Francisco refiriéndose al tercer personaje propuesto en la liturgia del día: la mujer que se describe en el pasaje evangélico de san Marcos (12, 18-27). Los saduceos, dirigiéndose a Jesús, la presentaban, subrayó el Santo Padre, como en «un laboratorio, todo ascéptico, un caso de moral». En cambio, «cuando hablamos de estas personas, que están en situaciones límites», debemos hacerlo «con el corazón cercano a ellos»; debemos pensar «en esta gente, que sufre mucho, con nuestro corazón, con nuestra carne». Y dijo que no aprecia «cuando se habla de estas situaciones de manera académica y no humana», utilizando sólo estadísticas. «En la Iglesia existen muchas personas en esta situación» y a quien pregunta qué se deba hacer, la respuesta del Pontífice es «lo que Jesús dice: orar, orar por ellos». Las personas que sufren –explicó– «deben entrar en mi corazón, deben causar una inquietud en mí. Mi hermano sufre, mi hermana sufre; he ahí el misterio de la comunión de los santos. Ora: Señor mira aquél, llora, sufre. Ora, permitidme decirlo, con la carne». Orar con nuestra carne, entonces, «no con las ideas; rezar con el corazón» reafirmó.
Finalmente el Pontífice puso de relieve cómo en la primera lectura hay una «palabrita que abre la puerta a la esperanza» y que puede ayudar en la oración. Es la expresión «en aquel instante»: cuando Tobías rezaba, «en aquel instante» Sara rezaba; y «en aquel instante» la oración de ambos fue escuchada delante de la gloria de Dios. «La oración –dijo el Pontífice– llega siempre ante la gloria de Dios. Siempre, cuando es una oración del corazón». En cambio, cuando se miran las situaciones de sufrimiento sólo como «un caso de moral», ella «no llega nunca, porque nunca sale de nosotros mismos, no nos interesa, es un juego intelectual».


Por ello, la invitación a pensar en los que sufren. Es una condición que Jesús conoce bien, hasta el límite extremo del abandono en la cruz. «Hablemos hoy con Jesús en la misa– concluyó el Papa Francisco – de todos estos hermanos y hermanas que sufren mucho, que se encuentran en esta situación. Para que nuestra oración llegue y haya un poco de esperanza para todos nosotros».



fuente: http://www.osservatoreromano.va/portal/dt?JSPTabContainer.setSelected=JSPTabContainer%2FDetail&last=false=&path=/news/vaticano/2013/128q13-Messa-a-Santa-Marta--Nel-sottosuolo-dell-es.html&title=En%20el%20subsuelo%20de%20la%20existencia&locale=es

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