La jaiba limón dio la gran sorpresa. Pasó de ser una molestia a un manjar
La jaiba limón dio la gran sorpresa.
Pasó de ser una molestia a un manjar
El sonido significa que la pinza se soltó y que ahora Joel tiene otra pinza más para ir llenando el cesto de las 300 patitas diarias que aproximadamente junta, y que de seguro terminarán vendidas en el mercado de San Antonio –a mil pesos el kilo-, o exportadas al extranjero, o en un pastel de jaiba, o en una empanada de jaiba, o en el estómago de Joel, que disfruta la jaiba limón desde que era considerada una basura.
-¿No es así, Joel?
-Afirmativo. Se enganchaba en las mallas que usábamos para la merluza y las devolvíamos al mar. Como son flacas y sólo se puede comer la pinza grande que tienen, no era buena para comercializar.
-Pero usted igual comía.
-Afirmativo. Y a veces en los restoranes igual la cocinaban y como los santiaguinos no tienen idea lo que se echan a la boca, no notaban la diferencia. Y ojo que esta variedad es muy rica. Anda por ahí con la jaiba mora, que es la que se vende entera.
Joel cuenta que cuando la merluza se evaporó de las costas del litoral, la necesidad los obligó a buscar un nuevo producto para explotar y ahí estaba la jaiba limón, fea, flaca, menospreciada.
El miércoles, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso presentó el proyecto “Desarrollo de la pesquería de jaiba limón”, el que potenciará la comercialización de esta otrora basura. El aviso tiene muy contento a Joel. “Afirmativo. Se la recomiendo cocida y con limón”.
fuente: Diario Las Últimas Noticias, sábado 25 de mayode 2013, pp 7
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