Diputados: Banco Central entregó su apoyo a proyecto que institucionaliza Consejo de Estabilidad Financiera
Diputados: Banco Central entregó su apoyo a proyecto que institucionaliza Consejo de Estabilidad Financiera
Publicado el 10 de enero del 2014
Rodrigo Vergara destacó la importancia de compartir
información entre los distintos miembros del CEF con el objeto de
analizar los riesgos sistémicos del país, aunque reconoció la necesidad
de mantener la adecuada reserva de las discusiones con el objeto de no
generar reacciones inadecuadas en el mercado. Además, dijo estar de
acuerdo con no entregarle facultades normativas, ya que ello podría
diluir la responsabilidad de las entidades supervisoras.
Su apoyo entregó esta semana el presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, al proyecto del Ejecutivo (boletín 9178)
que institucionaliza el Consejo de Estabilidad Financiera (CEF),
iniciativa que ingresó a trámite legislativo el pasado 3 de diciembre y
que se encuentra calificado con suma urgencia, esto es, un máximo de
quince días para efectuar el trámite.
El profesional destacó que la identificación y solución a potenciales fuentes de riesgo sistémico requiere de la interacción de instituciones y autoridades especializadas en la vigilancia de una amplia gama de intermediarios financieros. “En este contexto, y a modo de dar continuidad necesaria, compartimos la idea del Ejecutivo de formalizar el CEF mediante una ley”, enfatizó.
Rodrigo Vergara valoró que, al interior de la entidad, los participantes puedan, para identificar o evaluar posibles riesgos, requerir y compartir información, incluso aquella sujeta a reserva, la cual mantendrá un resguardo legal de parte de los participantes del CEF. Planteó que dichos antecedentes pueden resultar esenciales para una adecuada evaluación e implantación de medidas macro-prudenciales.
Informó que existen diversas experiencias de este tipo de comités a nivel internacional, siendo un elemento común su orientación en la detección y evaluación de riesgos para la estabilidad financiera y la coordinación de políticas para mitigar dichos riesgos. Afirmó que en todas esas instancias participa el Banco Central, tal como en el caso chileno, aportando su visión macroeconómica y de mercado.
Reconoció sí que existen diferencias importantes en sus mandatos específicos, funciones, perímetro, participación y liderazgo. Así, por ejemplo, en algunos casos a la facultad asesora se suma la normativa y, en países como Australia, la presidencia está dada en el titular del Banco Central y no en el Ministro de Hacienda.
Evaluó que el CEF ha cumplido su rol, ya que se ha ido constituyendo en una institución donde confluyen la visión macro-financiera de riesgos del Banco Central y del Ministerio de Hacienda con el análisis sectorial de las Superintendencias involucradas con el sector financiero.
Estimó positivo que el CEF no mantenga facultades regulatorias, ya que ello podría propender a que los supervisores sectoriales diluyan su responsabilidad. Reconoció, sin embargo, que las potenciales complejidades del sistema son que algún miembro no reacciones con la celeridad necesaria. “La conducción y diseño del CEF debiera propender a minimizar los riesgos de este esquema, por ejemplo, fortaleciendo análisis y prontitud en la detección de riesgos y política comunicacional”, comentó.
Respecto de la titularidad del Ministerio de Hacienda en el CEF, dijo que las principales ventajas son su potestad legislativa, que permitiría corregir distorsiones del sistema, y la opción de entregar recursos fiscales ante una crisis inminente. Asimismo, señaló que un eventual desafío se asocia al horizonte político que, eventualmente, pudiese afectar las decisiones del Poder Ejecutivo.
“Este desafío puede abordarse mediante una mayor autonomía de las Superintendencias, tema que aparece en forma reiterada en las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional y en otras instituciones internacionales y que ha estado en la discusión interna desde hace un tiempo”, resaltó.
Un tercer desafío que visualizó se centra en el aspecto comunicacional. Consideró importante que el CEF sea capaz de responder frente al mercado, a la opinión pública y a las autoridades, en especial si se sugieren medidas de política para minimizar el riesgo de una eventual respuesta lenta.
Sobre el mismo punto, alertó que el mero hecho de discutir riesgos puede generar repercusiones en el mercado, por lo cual relevó la necesidad de mantener la adecuada reserva en la discusión de las materias al interior del Consejo.
El profesional destacó que la identificación y solución a potenciales fuentes de riesgo sistémico requiere de la interacción de instituciones y autoridades especializadas en la vigilancia de una amplia gama de intermediarios financieros. “En este contexto, y a modo de dar continuidad necesaria, compartimos la idea del Ejecutivo de formalizar el CEF mediante una ley”, enfatizó.
Rodrigo Vergara valoró que, al interior de la entidad, los participantes puedan, para identificar o evaluar posibles riesgos, requerir y compartir información, incluso aquella sujeta a reserva, la cual mantendrá un resguardo legal de parte de los participantes del CEF. Planteó que dichos antecedentes pueden resultar esenciales para una adecuada evaluación e implantación de medidas macro-prudenciales.
Informó que existen diversas experiencias de este tipo de comités a nivel internacional, siendo un elemento común su orientación en la detección y evaluación de riesgos para la estabilidad financiera y la coordinación de políticas para mitigar dichos riesgos. Afirmó que en todas esas instancias participa el Banco Central, tal como en el caso chileno, aportando su visión macroeconómica y de mercado.
Reconoció sí que existen diferencias importantes en sus mandatos específicos, funciones, perímetro, participación y liderazgo. Así, por ejemplo, en algunos casos a la facultad asesora se suma la normativa y, en países como Australia, la presidencia está dada en el titular del Banco Central y no en el Ministro de Hacienda.
Evaluó que el CEF ha cumplido su rol, ya que se ha ido constituyendo en una institución donde confluyen la visión macro-financiera de riesgos del Banco Central y del Ministerio de Hacienda con el análisis sectorial de las Superintendencias involucradas con el sector financiero.
Estimó positivo que el CEF no mantenga facultades regulatorias, ya que ello podría propender a que los supervisores sectoriales diluyan su responsabilidad. Reconoció, sin embargo, que las potenciales complejidades del sistema son que algún miembro no reacciones con la celeridad necesaria. “La conducción y diseño del CEF debiera propender a minimizar los riesgos de este esquema, por ejemplo, fortaleciendo análisis y prontitud en la detección de riesgos y política comunicacional”, comentó.
Respecto de la titularidad del Ministerio de Hacienda en el CEF, dijo que las principales ventajas son su potestad legislativa, que permitiría corregir distorsiones del sistema, y la opción de entregar recursos fiscales ante una crisis inminente. Asimismo, señaló que un eventual desafío se asocia al horizonte político que, eventualmente, pudiese afectar las decisiones del Poder Ejecutivo.
“Este desafío puede abordarse mediante una mayor autonomía de las Superintendencias, tema que aparece en forma reiterada en las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional y en otras instituciones internacionales y que ha estado en la discusión interna desde hace un tiempo”, resaltó.
Un tercer desafío que visualizó se centra en el aspecto comunicacional. Consideró importante que el CEF sea capaz de responder frente al mercado, a la opinión pública y a las autoridades, en especial si se sugieren medidas de política para minimizar el riesgo de una eventual respuesta lenta.
Sobre el mismo punto, alertó que el mero hecho de discutir riesgos puede generar repercusiones en el mercado, por lo cual relevó la necesidad de mantener la adecuada reserva en la discusión de las materias al interior del Consejo.
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