El peligro de los llamados “turnos cortados” en el ámbito del turismo. Por Pedro Muñoz, senador por la Región de Magallanes

OPINIÓN  

Publicado el: 27/12/2013

Durante la tramitación del proyecto que adapta las normas laborales al ámbito del turismo, recibimos al interior de la Comisión de Trabajo y Previsión Social a representantes de los trabajadores gastronómicos y académicos.

La mayoría de éstos coincidieron en que los cambios que impulsa esta iniciativa son inconvenientes y que su aprobación implica la precarización de las relaciones laborales. Nos expresaron que este proyecto que es “pro-empleador” y que éstos terminarán imponiendo sus condiciones de adaptabilidad laboral.

Asimismo, señalaron que se vulnera el Convenio N° 172 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre condiciones de trabajo en hoteles y restaurantes del año 1991, que si bien no ha sido ratificado por Chile, es un instrumento de referencia en la materia.

En lo puntual, se afecta gravemente el principio de la continuidad de la jornada diaria con impacto concreto en temas de enorme importancia como lo referido a los accidentes del trabajo.

Los “turnos cortados” implican una desprotección temporal durante la interrupción de la jornada que puede ser bastante extensa. En dicho período no quedarían cubiertos los accidentes del trabajo que se podrían producir. ¿Quién va a responder por lo que le pueda ocurrir a un empleado en los llamados “turnos cortados”?

Ello es relevante considerando que muchos de ellos, en la práctica, no volverán a sus casas, por los largos tiempos de transporte, sino que permanecerán en espacios públicos o establecimientos cercanos a la espera de la reanudación.

Lo mismo ocurre con el descanso diario y semanal. Pese a que la jornada diaria ordinaria siga siendo de 10 horas, las interrupciones afectarán el descanso pleno. No es propiamente un tiempo descansado, menos si no será en el domicilio. Es sólo un tiempo de espera con las complicaciones propias del retorno al trabajo en un par de horas.

Preocupa, asimismo, que se está abriendo la puerta para poder afectar luego el descanso diario y semanal de otros trabajadores, como los empleados de comercio en que podría aplicarse la misma lógica. Por ello también se han mostrado contrarios a este proyecto.

A pesar de que los trabajadores gastronómicos no están organizados y ciertos sectores del turismo respaldan la propuesta, no me siento, por una cuestión de principios, en la obligación de apoyar este proyecto porque creo que afecta derechos fundamentales.

Se han buscado algunas salidas como, por ejemplo, que los trabajadores que quieran flexibilidad laboral pudieran conjuntamente con su empleador, ratificar esta adaptabilidad ante un ministro de fe o la Inspección del Trabajo. Sin embargo, el escaso equilibrio en las relaciones entre empleador y trabajador, producto de la baja sindicalización del gremio gastronómico, terminará haciendo que se imponga la voluntad del empleador.

Este tipo de problemáticas que se producen en el sector turismo debieran ser resueltas en forma colectiva, a través de una negociación entre trabajadores y empresarios. Así ocurre en otros países. Esa es la forma de avanzar en la construcción de verdaderos acuerdos y no de imposiciones legales o contractuales.