La reconstrucción escolar tras el terremoto del 2010 Entrevista a Gonzalo Yazgán, jefe de Infraestructura
La reconstrucción escolar tras el terremoto del 2010 Entrevista a Gonzalo Yazgán, jefe de Infraestructura
El
terremoto del 27 de febrero de 2010 dañó las instalaciones de numerosos
establecimientos a lo largo del país, lo que dio inicio al proceso de
reconstrucción, que concluye al inicio del año escolar de 2014.
Actualmente, el Ministerio de Educación ha financiado más de 2.500
proyectos para 2.000 establecimientos, con un avance de un 97%.
El
Jefe de Infraestructura Escolar del Ministerio de Educación, Gonzalo
Yazgán Prat, cuenta los logros, dificultades y aprendizajes obtenidos en
el proceso de reconstrucción y remodelación de diversas escuelas y
liceos. La participación de la comunidad escolar en la toma de
decisiones, un mejor diseño de las instalaciones y el uso de eficiencia
energética son algunos aspectos cruciales de esta tarea
Fuente: Revista Educación
¿Cómo ha sido el proceso de reconstrucción?
La
primera meta que fijó el Presidente de la República fue que los alumnos
que no entraron a clases en la fecha que correspondía, volvieran a la
escuela rápidamente para no perder el año escolar. Para ello, el
Ministerio de Educación se desplegó por completo, se hizo un catastro y
se constató que alrededor de 1.250.000 niños estaban sin clases en las
seis regiones afectadas. La meta fue que, a más tardar el 26 de abril
de 2010, todos los niños y niñas ingresaran a clases, porque se estimó
que ese era el plazo máximo para no perder el año escolar. En muchas
escuelas había salas no habilitadas, por lo que se instalaron aulas
modulares o containers refaccionados; algunas escuelas
compartieron infraestructura, acogiendo a alumnos de otros
establecimientos; en otros casos se habilitaron sedes sociales y se
armaron carpas de campaña e incluso buses. La meta se sacó adelante
porque hubo un consenso a nivel país, con mucha donación y voluntad.
¿Qué ha significado este proceso para la educación y para el país?
Ha
sido satisfactorio darse cuenta de que la meta de reconstruir las
escuelas en un plazo tan corto (cuatro años) es algo que se puede
lograr, pese a la burocracia. En 2010 vinieron expertos de EE.UU. que
vivieron el huracán Katrina y se demoraron casi el doble en tener las
escuelas habilitadas, incluso algunas perdieron dos años de clases. Uno
ve que el esfuerzo que se hizo acá es reconocido internacionalmente,
porque cuando hay voluntad de todas las partes se puede salir adelante y
es posible acortar los plazos. Lo que se ha hecho en estos años nos
llena de orgullo como gobierno. Además, el MINEDUC recibió un
reconocimiento de algunos intendentes, que nos evaluaron como el “Mejor
Ministerio de la Reconstrucción” y hemos recibido solicitudes para
compartir nuestra experiencia en países como Japón y Nueva Zelandia.
También hemos aprendido mucho de cómo actuar ante una emergencia, por
eso lanzamos un libro de la memoria de la reconstrucción para que queden
ciertas bases y antecedentes mínimos, así en el futuro las autoridades
podrán tomar las decisiones correctas en lugar de partir desde cero.
¿Cuál ha sido el aprendizaje de todo este trabajo para el ministerio, considerando que no es parte de la rutina institucional?
Se
aprendió bastante del manejo de catástrofes, eventos que nunca forman
parte de una rutina ministerial. Si bien ésta fue inesperada, al
interior del ministerio ya había cierta experiencia en la intervención
de infraestructura escolar, producto de la Jornada Escolar Completa
(JEC), por lo que el Departamento de Infraestructura sabía de
supervisión de la remodelación de escuelas. Ya se contaba con un área de
monitoreo que hacía convenios con los sostenedores por los concursos en
que hubo aporte de capital, eso fue importante para después implementar
todo el proceso de reconstrucción. Sin la experiencia de la gente que
venía de años anteriores hubiera sido mucho más complicado.
¿Qué grado de impacto tiene la infraestructura escolar en la educación y formación de los estudiantes?
Cuando
me preguntan si la infraestructura es lo más importante para mejorar la
calidad de la educación, prefiero salir de la soberbia y decir que no
es así, que hay factores dentro del aula que son más fuertes para
mejorar la calidad de la educación. Lo que hacemos quienes estamos en
esta área es generar las condiciones mínimas de confort que
hagan agradable estudiar en los espacios educativos. Por ejemplo, la
ventilación es clave, los niños cuando llevan 40 minutos adentro de una
sala y no tienen buena ventilación, les falta el oxígeno y les da sueño.
También es fundamental contar con espacios iluminados para que puedan
leer tranquilamente, ver bien el pizarrón y tener una buena interacción.
En lo acústico, a raíz de la reconstrucción, se hicieron proyectos de
mitigación acústica en las aulas de varios establecimientos. Los
primeros agradecidos son los profesores, que siempre están con problemas
a la garganta por todo lo que tienen que gritar para ser escuchados y
también los alumnos, que oyen mejor.
¿Qué otros aspectos han sido clave en el proceso de reconstrucción?
La
clave en la reconstrucción ha sido hacer partícipe a la comunidad
escolar. Siempre que los colegios postulaban a una reparación o
reposición, nosotros pedíamos una carta firmada por los representantes
de la comunidad escolar, donde aprobaban el proyecto. No queríamos
levantar nuevas infraestructuras que las comunidades no sintieran suyas,
quisimos hacerlas partícipes. Eso fue fundamental, por ejemplo, en los
proyectos grandes se armaron mesas de trabajo con el sostenedor, a quien
le pedíamos que convocara a los representantes de la comunidad escolar
porque queríamos escuchar sus opiniones para considerarlas en el diseño.
La infraestructura es algo tangible, que toda la comunidad escolar
aprecia, tiene un sentido de identidad, de pertenencia y cariño.
¿Qué elementos nuevos se usaron para mejorar la infraestructura?
En
pos de la mejora de la infraestructura, nosotros estuvimos abiertos y
fomentamos el uso de nuevas tendencias o tecnologías en la construcción,
como en temas de iluminación, acústica y ventilación. Pero también nos
preocupamos de promover y financiar algunas obras que tuvieran
incorporados criterios de eficiencia energética, puesto que entendemos
que esas son inversiones, aunque tengan un costo inicial más alto,
rentables en el futuro porque los costos de operación y de mantención de
un establecimiento bajan. Muchas veces el gran drama que tienen los
sostenedores es que no poseen recursos para poder mantener en buenas
condiciones los recintos, por lo tanto, había que plantearse
infraestructura que durara más en el tiempo sin tener que invertir mucho
en la mantención. Es increíble cómo se puede mejorar y ahorrar si nos
preocupamos de la orientación de las salas. Es muy distinto tener un
aula con las ventanas orientadas hacia el norte, que hacia el sur o el
poniente. Cuando uno orienta mejor la sala, tiene espacios bien
iluminados y menor pérdida energética. Eso era clave desde el punto de
vista de diseño para después tener menos costos de operación y lograr un
mejor nivel de confort para los estudiantes y profesores.
¿Qué se priorizó a nivel de infraestructura en el proceso de reconstrucción?
Fomentamos
una mejora en los espacios educativos, muchas veces encontramos que
cuando se hicieron proyectos de JEC (Jornada Escolar Completa), éstos
cumplían con la normativa, pero se generaban espacios complejos para el
uso de la comunidad escolar. Eran espacios cerrados, con poca
ventilación e iluminación, con malos pasillos o que tenían muchos
recovecos. Por ejemplo, a veces cuando hay esquinas que no se ven, se
presta para el bullying. Acá la idea fue fomentar espacios más abiertos,
incluso por temas prácticos: cuando dejas separación entre patios,
debes tener más inspectores para supervisar lo que está ocurriendo, en
cambio, con infraestructuras más abiertas, los inspectores tienen paneos
generales de lo que ocurre.
¿Cómo dialoga la infraestructura escolar con la comunidad y su entorno?
También
promovimos espacios que fueran compatibles con el entorno. Si había una
cierta arquitectura, teníamos que fomentar que los proyectistas
hicieran algo que conversara con ese entorno y con la cultura. Otro tema
fue generar espacios abiertos a las comunidades para que las
bibliotecas o gimnasios estuvieran cerca de puertas de acceso
independientes, con el fin de que después de las horas de clases o los
fines de semana, las comunidades escolares pudiesen ocupar esos recintos
sin entrar al resto del colegio. Por ejemplo, en el Liceo Oscar Castro
de Rancagua se creó una gran plaza de acceso abierta a la comunidad,
donde se puede acceder al gimnasio y a la biblioteca directamente.
¿Se promovió también la inclusión a través de estos espacios?
Buscamos
la accesibilidad universal, en línea con la normativa, que señala que
los espacios de las aulas deben ser accesibles a estudiantes con
distintos tipos de discapacidades. También se promovieron espacios
seguros y nos preocupamos de ver cómo vive la comunidad, cómo recorren
los pasillos los estudiantes y por eso buscamos que en los diseños no se
generaran espacios peligrosos o incómodos que no se iban a aprovechar.
Privilegiamos lugares seguros con criterios normativos, como que las
puertas abrieran hacia afuera, que tuvieran buenas vías de escape, que
contaran con la señalética de emergencia, entre otros.
fuente: Ministerio de Educación
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