Jorge Hernández, Coordinador de RUC-APS: “Chile tiene una gran oportunidad de ponerse a la par de países europeos”. El programa internacional que lleva a cabo la Universidad de Liverpool en conjunto con INIA y otras instituciones de investigación en el mundo pretende mejorar y optimizar la producción de hortalizas con un enfoque en la cadena de valor.

Jorge Hernández, Coordinador de RUC-APS: “Chile tiene una gran oportunidad de ponerse a la par de países europeos”.

El programa internacional que lleva a cabo la Universidad de Liverpool en conjunto con INIA y otras instituciones de investigación en el mundo pretende mejorar y optimizar la producción de hortalizas con un enfoque en la cadena de valor. El Coordinador de RUC-APS asegura que uno de los objetivos del proyecto es crear una asociación internacional de investigación en hortalizas, que incluya a diferentes actores de países de Europa y Sudamérica.
El Programa nacional de Horticultura de INIA está participando en el proyecto “Enhancing and implementing Knowledge based ICT solutions within high Risk and Uncertain conditions for Agriculture Production Systems (RUC-APS)”, en conjunto con la Universidad de Liverpool del Reino Unido. El objetivo del proyecto es la generación de un marco de trabajo estándar e internacional, validado por expertos multi-disciplinares, para la generación de soluciones de apoyo a la toma de decisión en condiciones inciertas que los agricultores enfrentan, por lo que se busca mejorar y optimizar la producción hortícola considerando los desafíos y retos actuales de los horticultores, con una mirada de cadena de valor. Esto implica el desarrollo de innovación y la generación de sistemas de apoyo a la producción, gestión de operaciones, logística, transporte y cadena de suministro, gestión de riesgo bajo incertidumbre, gestión del conocimiento y cadena de valor.
Para esto, RUC-APS tendrá en cuenta la utilización de metodologías y soluciones estándar para el apoyo de entornos colaborativos y soluciones participativas en la gestión de la cadena de valor hortícola nacional e internacional, sobre todo para el apoyo de la gestión del conocimiento, innovación, transferencia y tecnologías de la información. El programa está orientado a favorecer el desarrollo de investigación en el sector industrial y académico en el Reino Unido, España, Italia, Polonia, Francia, Chile y Argentina. A nivel general, el proyecto es liderado por Jorge Hernández, Profesor Asociado de la Universidad de Liverpool, y a nivel nacional por la investigadora de INIA Carillanca Elizabeth Kehr.
Jorge Hernández es titulado en Ingeniería Civil Industrial, mención informática, de la Universidad de La Frontera (UFRO). Desde siempre tuvo la inquietud de dar clases y enseñar en la Universidad, pero sus padres, ambos profesores connotados de la UFRO, le sugirieron que no se dedicara a la educación inmediatamente, dado que es importante tener experiencia profesional y un buen desarrollo en investigación previo a dedicarse a la academia. Junto con eso, algunos de sus profesores del departamento de física le advirtieron que dada la responsabilidad que implica ser profesor, era fundamental contar con el grado de Doctor para iniciar esta actividad. En ese momento, en los planes de Jorge no estaba ser Doctor, así que apenas se tituló partió a trabajar a Santiago como consultor. Todo cambió a finales del año 2005 cuando decidió cursar un doctorado en Gestión de la Cadena de Suministros en Valencia, España. Una vez obtenido su posgrado se adjudicó una plaza de planta en la Universidad de Liverpool el año 2011, donde trabaja y reside hoy en día. De esa manera, empieza a vincularse con diversos sectores y la agricultura llamó su atención. Así fue como contactó a la investigadora de INIA Elizabeth Kehr con el fin de plantear proyectos que fueran en mejoramiento de la cadena de valor en el agro. Finalmente, el año 2016 se adjudica el proyecto RUC-APS y actualmente está totalmente enfocado al sector agro-negocios.
Hace algunos días, Jorge Hernández estuvo de paso por su natal Chile para reunirse con el equipo de investigadores de INIA vinculados al proyecto. Durante su visita, el Coordinador de RUC-APS se dio el tiempo para conversar sobre el impacto que podría tener este proyecto, tanto en la agricultura chilena, como a nivel internacional. “La agricultura siempre me ha parecido muy interesante por los temas inciertos que rodean los marcos regulatorios, el cambio climático y los cambios económicos. Todo eso hace que el tema sea muy volátil y difícil de controlar. En ese sentido, el rubro hortalizas es mucho más interesante aún, sin desmedro de los demás rubros”, explica Hernández al comenzar el diálogo.
¿Qué has podido apreciar de la realidad de la agricultura chilena respecto a sus problemáticas y normativas?
Con el proyecto RUC-APS tenemos la oportunidad para empezar a contrastar. Al principio uno ve la realidad chilena y como Ingeniero Industrial uno ve la entrada, la salida, los recursos, la toma de decisión y si hay oportunidades de mejora. Hoy tenemos la oportunidad de trabajar con expertos de INIA y contrastar la realidad chilena con la de países como Argentina, Inglaterra, España, Francia, Italia y Polonia. No obstante, la opinión general de expertos del sector agrícola en todo el mundo es que la agricultura nunca es algo tan incierto en sí. Uno sabe que hay un suelo, una especie, un ciclo fenológico y que la planta tendrá que evolucionar. Con esto, la pregunta que hay que hacerse es: ¿Por qué hay tantos problemas entonces?, ¿por qué es tan ineficiente en ocasiones o hay costos que no se entienden? Claramente, se requiere de un plan de Gobierno que apoye las iniciativas de mejora que se requieren para el sector, pero apoyado por investigación aplicada y procesos de innovación abierta que es, a mi juicio, el gran desafío. Está la evidencia, los datos y las fotografías, pero mientras no haya una regulación adecuada en cuanto a criterios para financiar proyectos o iniciativas, va a ser muy complicado que las soluciones teóricas realmente se puedan llevar a la práctica. En este sentido, Chile tiene una gran oportunidad de ponerse a la par de países europeos ya que, a mi juicio, tiene las condiciones y el talento para hacerlo. En cierta manera, ha sido interesante ver como RUC-APS ha ido incrementando el interés por el sector hortícola a todo nivel, así como favoreciendo la creación de grupos de trabajo multi-región en INIA.
¿Cómo funciona la retroalimentación de información entre países con niveles de desarrollo tan diferentes como por ejemplo Chile e Inglaterra? 
Cuando estás muy metido en tu problemática quizás hay cosas obvias que para uno no son un problema, pero ciertamente pueden llegar a serlo. Esta iniciativa RUC-APS, en base a reuniones iniciales con Elizabeth Kehr, se inicia porque se visualizó que las especies y variedades no tienen igual rendimiento en países de latitudes similares aunque se cumplan con todas las especificaciones, por lo que surge la necesidad de establecer una metodología y plan de trabajo estándar para comparar estas latitudes y tratar de explicar por qué rinden menos o más. Sin embargo, para establecer un análisis global de todos los países, el proyecto incorpora a los investigadores en una dinámica de intercambio colaborativo, donde no sólo visitan una entidad internacional de destino, sino que se incorporan a su orgánica para desarrollar investigación conjunta. De esta manera, se favorecen los procesos de retroalimentación entre Chile y todos los países, pues se tratan las problemas y soluciones in-situ para producir investigación de impacto. De esta manera, se considera la incorporación de casos de estudio específicos (o mini-projects) durante el año uno del proyecto, los cuales debiesen interactuar en el año dos. Así, se espera que para el año tres exista una interacción más específica entre los mini-projects que más impacto puedan generar. Para el año cuatro se filtrarán los mini-projects más avanzados para generar una solución aunada, porque lo que busca RUC-APS finalmente es generar un marco de trabajo estandarizado a nivel internacional de modo que cualquier agricultor pueda utilizar para mejorar su productividad en condiciones de incertidumbre como cambio climático, cambio social o económico.
¿Crear un mensaje uniforme para los agricultores, indistintamente del país en que se encuentren, así como un punto de encuentro para encontrar soluciones, es la clave del asunto entonces?.
Todos los mini-projects tienen un componente de técnica agronómica, un componente de técnica tecnológica y un componente de técnica de gestión de la cadena de valor. Lo que se espera con esto es tratar de crear una asociación internacional de investigación en horticultura, que pueda ser capaz de incluir a los diferentes actores, de manera pragmática, y que puedan colaborar de manera conjunta en países de Europa o Sudamérica. Sería interesante contar con esta asociación ya constituida para el año 2020, o antes, y crear un grupo de trabajo que se conecte con los Gobiernos, sobre todo para que las necesidades se reflejen de manera correcta y actualizada, por lo que se espera poder influir en las decisiones para priorizar qué cosas se deben hacer primero o después en el mundo de las hortalizas a nivel de cadena de valor, que es la visión innovadora y novedosa que se plantea en RUC-APS.
¿Y cómo se financiaría esa organización?
Como toda organización sería sin fines de lucro. Por lo tanto, se espera que existan proyectos de investigación que puedan financiar viajes y visitas para luego, a través de las soluciones que se generan con eventuales patentamientos, se puedan generar start-ups que permitan incluir a agricultores que generen su negocio, lo cual evidentemente tendría que ir financiado, por ejemplo, vía royalties, etc. En realidad, el ánimo es tener a actores vinculados al sector hortícola internacional que apoyen la generación de nuevos proyectos de cara a soluciones pragmáticas.
¿Y siempre los proyectos estarán vinculados a la cadena de valor o se abordarán otras temáticas más adelante?
El proyecto RUC-APS se inicia con el sector hortícola, pero se espera que se expanda al frutícola, cárnico, acuícola, etc. Se espera que para fines de este año pueda haber más proyectos adjudicados en otras temáticas que le den continuidad a esta actividad para captar nuevos recursos.
¿Qué puedes comentar respecto al aporte de INIA en este proyecto?
La participación de INIA es fundamental en este proyecto. Creo que es una gran oportunidad para traer actores relevantes de Europa que apoyen la definición de una normativa regulatoria revisada para mejorar el sistema de inocuidad en hortalizas, y que permita en un futuro a un pequeño agricultor exportar. Para eso, tienen a su disposición expertos que les permiten validar ideas y escenarios para lo cual INIA es un excelente actor en representación de Chile. Se espera poder incluir a más participantes chilenos en el futuro.

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