COLUMNA DE OPINIÓN DEL CUERPO DE BOMBEROS DE CHILE:El bombardeo a Valparaíso y la labor de los bomberos

OPINIÓN .

El bombardeo a Valparaíso y la labor de los bomberos






Grandes catástrofes han azotado a nuestro país, terremotos, tsunamis, lluvias, por ejemplo, han hecho que los bomberos salgan a las calles prestando servicios de emergencia a la población.



Sin embargo, a 48 años de haber proclamado nuestra independencia, el 12 de febrero de 1818, nuevamente los chilenos se veían enfrascados en un conflicto que partió siendo bilateral entre Perú y España, y que finalmente azotó las costas chilenas tras el bombardeo a la ciudad de Valparaíso, generando la movilización del Cuerpo de Bomberos de la ciudad y el de Santiago.



Pero, ¿cómo se involucra Chile en todo esto?



La razón porque los chilenos comenzaron a ser parte de este problema diplomático radica cuando buques españoles como medida de presión ocupan Chincha, una isla peruanas rica en guano, cercana al puerto de Callao, reclamando el pago de una supuesta deuda externa que tenían los sudamericanos con los europeos.













Ante esto, la opinión pública chilena mezclada con el sentido americanista reinante en la región, hicieron que rechazaran por completo este acto por parte de la marina española y como consecuencia se negó la venta de carbón que era exportado desde las principales salidas y entradas comerciales del país.



Como respuesta, a las autoridades locales les llegó un memorándum de reclamaciones españolas, en un tono de ultimátum por parte de la escuadra al mando del Almirante Pareja, quien hizo llegar sus peticiones en una fecha muy poco diplomática: el 17 de septiembre de 1865, en vísperas de Fiestas Patrias, provocando la efervescencia entre los nacionales, quienes de inmediato comenzaron el bloqueo del puerto de Valparaíso.



Así, los buques peninsulares se encargaron de bloquear todas las entradas y salidas económicas del país con el fin de asfixiar la economía nacional, que además tuvo un golpe a la cátedra al capturaron la cañonera española Covadonga en Papudo, refugiándose posteriormente en Chiloé.



Con el pasar de los días y sin tener una pronta solución, la corte de Madrid decidió bombardear Valparaíso como una medida extrema si el Gobierno de José Joaquín Pérez no pedía excusas a la Reina Isabel II de España, no devolvía el buque tomado, además de saludar al pabellón español con 21 cañonazos.









Finalmente nada de esto ocurrió y el sábado 31 de marzo de 1866, la ciudad de Valparaíso fue azotada con más de dos mil cañonazos disparados desde cinco barcos distintos, que dejaron como consecuencia la muerte de dos personas y graves daños e incendios en la ciudad.



La labor de Bomberos



Corría 1866 y el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, con sólo 14 años de vida y el de Santiago, con un poco más de dos, debieron hacer frente a esta situación que se avecinaba desde hacía mínimo seis meses antes, cuando el 25 de septiembre de 1865, el Gobierno chileno declaró el estado de guerra con España y un día antes, los voluntarios santiaguinos ofrecieron sus servicios para llenar el vacío que dejaban las guarniciones.



Como respuesta, el ministro de Guerra, José Manuel Pinto, envió al Directorio del Cuerpo de Bomberos de Santiago una nota a nombre del Presidente de la República, en que agradecían la conducta asumida por la Institución y al mismo tiempo aceptaban los servicios ofrecidos.



Tras esto, el 11 de octubre de 1865, el secretario de Estado mandó una resolución en la que indicaba lo siguiente: “En virtud del patriótico ofrecimiento que los bomberos de esta capital han hecho al Gobierno, fórmese con estos ciudadanos un cuerpo de voluntarios para el servicio de la Guarnición, al mando de su Superintendente, José Besa”.



Después de este dictamen, inmediatamente se formó el Cuerpo de Bomberos armado, nombrándose al Secretario General de la época, Máximo Argüelles, como Comandante de esta nueva agrupación y el resto de los voluntarios al mando del Comandante Bascuñán Guerrero.



Para defender la ciudad de Valparaíso contra los incendios que obviamente se produjeron tras los embates de los españoles y para prevenir los posibles saqueos, el Gobierno dispuso que el Cuerpo de Bomberos de Santiago, a excepción de las Compañías extranjeras que permanecerían en guaria preventiva en la capital, fueran enviadas a la ciudad puerto con la bomba a vapor de la actual Primera Compañía, la bomba a palanca de la Tercera y todo el material en muy buen estado de la Segunda Compañía, al igual que todo el equipo de hachas, ganchos y escaleras de la Octava Compañía.









El 28 de marzo pasadas las 15:00 horas emprendieron rumbo a su misión, llegando a las 6:45 de la mañana del día siguiente para después de descargar todo el material mayor y menor y dirigirse a un hospital que se les dio como cuartel general.



Tras esto, el Directorio del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso se reunió con los oficiales de Santiago para adoptar un plan en conjunto para sofocar rápidamente los incendios después del ataque español.



Valparaíso quedó dividido en tres sectores y cada división al mando de un jefe que estaba a cargo de cuatro Compañías, de las cuales tres tenían la especialidad de agua y la restante de hachas y escalas.



Después de una serie de reuniones, finalmente los voluntarios se fueron a acostar y al día siguiente se tocó la diana a las 4 de la madrugada tomando cada grupo las ubicaciones que les habían asignado.



Finalmente a las 9 de la mañana del 31 de marzo de 1866, (hora y fecha señalada con cuatro días de antelación), comenzó el bombardeo a Valparaíso, donde 2 mil 600 granadas y balas de cañón sucumbieron durante tres horas la indefensa ciudad, cuyos pobladores vieron desde los cerros como los edificios se destruían y comenzaban a arder.









Al principio los embates iban dirigidos a los almacenes de la aduana, a la Intendencia y la Estación Barón, pero con el transcurrir de los minutos, los buques españoles dirigieron su artillería el sector de los Almacenes Fiscales y la Estación de Ferrocarriles, sucumbiendo con varios edificios que se caían a pedazos.



A esto hay que sumarle las ofensivas realizadas por dos cohetes incendiarios, los cuales erraron su destino que era sobre la Intendencia, y finalmente fue a parar en una propiedad ubicada al lado del Hotel Unión en calle Planchada, actual Serrano. En tanto el otro, impactó sobre los Almacenes Fiscales generando un segundo incendio.



A las doce del día terminó el bombardeo, y de inmediato se dio la alarma de incendio acudiendo las tres brigadas de bomberos formadas para esta ocasión a los siniestros que afectaron principalmente los Almacenes de la Aduana y en el sector de calle Planchada, siendo esta última emergencia, la que provocó mayor trabajo a los bomberos.



Aquí las llamas adquirieron proporciones inimaginables, convirtiendo en cenizas todo lo que había a su paso, dejando el Hotel Unión junto a 30 almacenes y numerosas casas arruinadas por el fuego, el cual avanzó unas cuatro o cinco cuadras por ambas costados de la calle hasta llegar a la Plaza Municipal, actual Plaza Echaurren, donde los bomberos lograron contener a este “monstruo” y que no se siguiera propagando hacia las viviendas ubicadas en calle Cochrane.









Tras de 20 horas de arduo trabajo se pudo controlar la emergencia que sucumbió la ciudad de Valparaíso y el personal bomberil pudo retirarse a descansar, salvando parte de la metrópoli porteña de una hecatombe mayúscula.



Después de este gigantesco operativo, dos días más trabajaron los bomberos apagando las últimas brasas que quedaban encendidas entremedio de los escombros de los alicaídos inmuebles del principal puerto del país.



En la mañana del 3 de abril los voluntarios santiaguinos volvieron a sus cuarteles ubicados en la capital, a excepción de la bomba a vapor que la dejaron de manera preventiva frente a nuevo bombardeo.









fuente. http://www.bomberos.cl/

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