La OMS y el UNICEF advierten de que los países no están acabando con la comercialización nociva de los sucedáneos de la leche materna
Ambos organismos alientan a las mujeres a seguir amamantando durante la pandemia de COVID-19
Un nuevo informe de la OMS, el UNICEF y la Red Internacional de Grupos pro Alimentación Infantil (IBFAN) revela que, a pesar de los esfuerzos para poner fin a la promoción perjudicial de los sucedáneos de la leche materna, los países siguen sin proteger eficazmente a madres y padres frente a la información engañosa.
La pandemia de COVID-19 pone de manifiesto la necesidad de una legislación más firme para proteger a las familias contra afirmaciones falsas sobre la inocuidad de los sucedáneos de la leche materna o contra prácticas comerciales agresivas. La leche materna salva vidas infantiles ya que proporciona anticuerpos que promueven la salud de los bebés y los protegen contra numerosas enfermedades de la infancia.
La OMS y el UNICEF alientan a las mujeres a seguir amamantando durante la pandemia de COVID-19 aunque tengan la sospecha o la confirmación de estar infectadas por el coronavirus. Si bien los investigadores siguen realizando análisis de la leche materna de mujeres con sospecha o confirmación de COVID-19, los datos actuales indican que es poco probable que la COVID-19 pueda transmitirse a través del amamantamiento o de la administración de leche materna extraída de una mujer con sospecha o confirmación de COVID-19. Los numerosos beneficios de la lactancia materna superan con creces los posibles riesgos de enfermedad asociados al coronavirus. No resulta más seguro alimentar a los lactantes con leche artificial.
De los 194 países analizados en el informe, 136 cuentan con algún tipo de medida legal relativa al Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna y las posteriores resoluciones de la Asamblea de la Salud en esa esfera (en adelante, el Código). El Código concita cada vez más atención: en los dos últimos años, 44 países han endurecido su reglamentación de la comercialización de estos productos.
Sin embargo, las restricciones legales de la mayoría de los países no abarcan plenamente la comercialización que tiene lugar en los centros sanitarios. Solo 79 países prohíben la promoción de sucedáneos de la leche materna en centros sanitarios, y solo en 51 existen disposiciones que prohíban la distribución de productos gratuitos o de bajo costo en el marco del sistema sanitario.
Solo 19 países han prohibido que los fabricantes de sucedáneos de la leche materna —que comprenden los preparados para lactantes, preparados de continuación y preparados de crecimiento comercializados para su consumo por lactantes y niños de hasta 36 meses— patrocinen reuniones de asociaciones científicas o asociaciones de profesionales sanitarios.
«La comercialización agresiva de sucedáneos de la leche materna, especialmente a través de profesionales sanitarios en quienes las madres y los padres confían para obtener consejos relativos a la nutrición y la salud, constituye un importante obstáculo para mejorar la salud neonatal e infantil en todo el mundo —afirma el Dr. Francesco Branca, Director del Departamento de Nutrición e Inocuidad de los Alimentos de la OMS—. Los sistemas de atención sanitaria deben actuar para fomentar la confianza de madres y padres en la leche materna sin influencia de la industria con el fin de que los niños no se queden sin sus beneficios, que salvan vidas».
La OMS y la UNICEF recomiendan que los bebés se alimenten exclusivamente con leche materna en los primeros 6 meses de vida, momento a partir del cual debe continuarse la lactancia materna —complementada con otros alimentos nutritivos e inocuos— hasta los 2 años o más.
La lactancia materna, amenazada ante el desbordamiento de los sistemas sanitarios
Los bebés alimentados exclusivamente con leche materna presentan una mortalidad 14 veces menor que los que no reciben lactancia materna. Sin embargo, en la actualidad solo el 41% de los lactantes menores de 6 meses reciben lactancia materna exclusiva, un porcentaje que los Estados Miembros de la OMS se han comprometido a aumentar al menos hasta el 50% de aquí a 2025. La comercialización inapropiada de sucedáneos de la leche materna continúa socavando los esfuerzos por mejorar las tasas de lactancia materna, y la crisis de la COVID-19 agrava la amenaza.
Los servicios sanitarios destinados a ayudar a las madres en la lactancia materna, que incluyen asesoramiento y apoyo especializado a la lactancia, están sujetos a presión como consecuencia de la crisis de la COVID-19. Las medidas de prevención de infecciones, como el distanciamiento físico, dificultan la continuidad del asesoramiento comunitario y los servicios de apoyo entre madres, lo que abre un hueco para que la industria de los sucedáneos de la leche materna se aproveche de la crisis y disminuya la confianza en la lactancia materna.
«Ante el avance de la pandemia se reasigna a los profesionales sanitarios a la respuesta a la COVID-19 y los sistemas sanitarios se ven sobrecargados. En un momento así, la lactancia materna puede proteger la vida de millones de niños, pero las mujeres que acaban de dar a luz necesitan el apoyo del personal sanitario para ello —afirma el Dr. Víctor Aguayo, jefe de Nutrición del UNICEF—. Debemos intensificar los esfuerzos más que nunca para garantizar que todas las madres y familias, en todas partes, reciban de un profesional sanitario capacitado la orientación y el apoyo que necesitan para alimentar a sus criaturas con leche materna desde el mismo momento del nacimiento».
El Código prohíbe cualquier forma de promoción de los sucedáneos de la leche materna, en particular la publicidad, los obsequios a trabajadores sanitarios y la distribución de muestras gratuitas. En el etiquetado de estos productos no deben figurar declaraciones sobre propiedades saludables o nutricionalmente beneficiosas ni imágenes que idealicen los preparados para lactantes. Por el contrario, el etiquetado debe incluir mensajes relativos a la superioridad de la leche materna sobre los sucedáneos y a los riesgos que supone no practicar la lactancia materna.
La OMS y el UNICEF hacen un llamamiento a los Gobiernos a fortalecer urgentemente la legislación relativa al Código durante la pandemia de COVID-19. Además, los Gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil no deben solicitar ni aceptar donaciones de sucedáneos de la leche materna en situaciones de emergencia.
«El temor a la transmisión de la COVID-19 está eclipsando la importancia de la lactancia materna, y en demasiados países se está separando a las madres de sus hijos tras el parto, lo que hace difícil, cuando no imposible, la lactancia materna y el contacto piel con piel. Todo esto sucede sin que exista ningún dato objetivo que lo respalde. Mientras tanto, la industria de alimentos para lactantes está aprovechándose del miedo a la infección, promoviendo y distribuyendo preparados gratuitos para lactantes y proporcionando consejos que inducen a error a la vez que atribuye un carácter humanitario a las donaciones y se presenta como interlocutor fiable», afirma Patti Rundall, del Consejo Mundial de la IBFAN.
El seguimiento del Código y su cumplimiento son inadecuados en la mayoría de los países. El informe Marketing of breast-milk substitutes: National implementation of the International Code – Status report 2020 («Comercialización de sucedáneos de la leche materna: aplicación nacional del Código Internacional: informe de situación 2020») proporciona información actualizada sobre la aplicación del Código en los países, en particular sobre las medidas que se han incorporado o no a la legislación.
Dado el importante papel de los trabajadores de la salud para proteger a las embarazadas, a las madres y a sus hijos lactantes contra la promoción inapropiada de los sucedáneos de la leche materna, el informe de 2020 contiene un amplio análisis de las medidas legales adoptadas para prohibir la promoción de los sucedáneos de la leche materna a los trabajadores sanitarios y en los centros sanitarios.
Lactancia materna y COVID-19
Hasta la fecha no se han detectado virus activos de la COVID-19 en la leche de ninguna madre con COVID-19 presunta o confirmada. Por lo tanto, parece poco probable que la COVID-19 pueda transmitirse al amamantar o administrar leche materna extraída de una mujer con sospecha o confirmación de COVID-19.
Por consiguiente, las mujeres con sospecha o confirmación de COVID-19 pueden amamantar si lo desean, adoptando las siguientes precauciones:
- Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o limpiárselas con un gel hidroalcohólico, en especial antes de tocar al bebé;
- Utilizar una mascarilla médica (quirúrgica) durante cualquier contacto con el lactante, en particular mientras lo amamantan;
- Protegerse la boca y la nariz con un pañuelo al estornudar o toser, tras lo cual deben desechar el pañuelo inmediatamente y lavarse las manos;
- Limpiar y desinfectar las superficies sistemáticamente después de tocarlas.
Incluso si las madres no disponen de mascarillas médicas, deben aplicar el resto de medidas preventivas indicadas y continuar con la lactancia materna.
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