Ensayo INIA evalúa 70 ecotipos de alfalfa


Foto INIA
Por  Eliana San Martín, periodista INIA La Cruz 
Se trata de uno de los estudios más completos e interdisciplinarios que se lleva a cabo en nuestro país. En el Campo Experimental Cauquenes  se lleva a cabo este ensayo de ecotipos de alfalfa donde  se evalúa tolerancia a la sequía, excesos de salinidad, tolerancia al pastoreo, además de un sinnúmero de rasgos fisiológicos y agronómicos, entre otros factores limitantes.
La iniciativa forma parte de los proyectos “Uso de cultivos naturales o ancestrales para el desarrollo de cultivares de alfalfas tolerantes al estrés hídrico y su extensión a agricultores de subsistencia en Kazakhstan, China y Chile” financiado por Global Crop Diversity Trust a través del Ministerio de Agricultura de Australia y “Estudio del potencial de germoplasma nativo de Alfalfa, para mejorar la tolerancia a estrés hídrico” financiado por Fondecyt.
El equipo de trabajo lo lidera el Dr. Carlos Ovalle Molina y lo integran  Soledad Espinoza, Luis Inostroza, Viviana Barahona y Jorge Ivelic-Sáez, además de científicos de las Universidades de Talca  como Alejandro del Pozo, la rizobióloga Macarena Gerding de la U. de Concepción e investigadores de Kazajstán, Mongolia Interior y Australia a través del Instituto de Investigación y Desarrollo de Australia.
El objetivo es evaluar y validar estas variedades resistentes que beneficien a los pequeños agricultores, quienes en su mayoría viven en entornos marginales de producción de alimentos y están menos equipados para hacer frente al cambio global.
Viviana Barahona, ingeniero agrónomo a cargo de la transferencia y extensión de esta iniciativa explica que estas mediciones se realizan directamente al aire libre, es decir, en el potrero. “Se consideran además otros parámetros como estudios de rendimiento, desarrollo vegetativo, floración, altura de planta, crecimiento invernal, materia seca, sobrevivencia de plantas. No sólo se están evaluando aspectos relacionados con estrés hídrico, sino también  tolerancia al frío y a la salinidad”.
En el Campo Experimental Cauquenes, hay otro tipo de evaluaciones más específicas que realiza el equipo de la Universidad de Talca a cargo del Dr. Alejandro del Pozo. Por ejemplo, evaluaciones sobre la fisiología de las plantas, efecto del sol, cierre estomático, entre otros.
Además, hay un trabajo con los microorganismos que están presentes en las raíces de las alfalfas, que es un rizobio y que es el responsable de captar Nitrógeno del aire e incorporarlo al suelo, mejorando progresivamente la fertilidad natural de éste, lo que está a cargo de Macarena Gerding, rizobióloga de la U. de Concepción.
Recordemos que previamente se hizo un proceso de colecta de materiales genéticos provenientes de diversos ecosistemas del mundo que presentan problemas severos de cambio climático y sequía.  Estos lugares fueron Kazakhstan, Mongolia Interior, sur de Australia, China y norte de Chile.
Por ejemplo, las alfalfas que se colectaron en el altiplano, tienen la característica de soportar aguas pesadas y suelos con mayor cantidad de minerales. En el caso de la Patagonia, las plantas tienen la capacidad de soportar bajas temperaturas y en el caso de la localidad de Cauquenes y Valparaíso, los ecotipos de alfalfa  soportan estrés hídrico.
Las unidades demostrativas establecidas con 70 ecotipos de alfalfas actualmente reciben labores de mantención, fertilización y en la medida de lo posible, se continúa con las mediciones a cargo de diferentes profesionales.
Se evalúan variedades y ecotipos de alfalfas de corta dormancia, resistentes al pastoreo, resistentes al frío, a la salinidad del suelo. Además de esta unidad demostrativa, algunas de estas alfalfas fueron establecidas en  predios de los productores en la zona del secano interior de la región del Maule y  del secano de precordillera de la región de Ñuble para su validación.
A pesar de las dificultades, el programa del proyecto no se detiene y la idea es ampliar la base genética para continuar con otras introgresiones que permitan enfrentar los retos del futuro.
La contribución del INIA a través de estos ensayos, es poder evaluar líneas de alfalfa con antecedentes relativos de cultivos silvestres para la adaptación a entornos estresantes afectados por el cambio climático.
INIA investiga este importante recurso forrajero como parte de un sistema pastoril, que junto a un sinnúmero de otras especies vienen a cumplir el mismo propósito: mejorar la pradera y otorgar una alternativa más al productor dedicado a la crianza de ganado.
Carlos Ovalle Molina, director de este proyecto afirma que; “con este tipo de ensayos se esperar realizar un aporte científico a los programas de mejoramiento de alfalfa para zonas con marcado déficit hídrico, y generar un impacto productivo en la cadena forrajera en zonas del secano Mediterráneo de nuestro país”.
Las primeras lluvias caídas favorecieron el rebrote de las alfalfas, lo que mantiene muy contento a los equipos técnicos. El gran plus que tiene la alfalfa, explica la ing. Agr. Viviana Barahona, “es que subsiste varios meses de sequía, y al recibir las lluvias de otoño e invierno, rebrota desde su corona, que es una estructura de reserva de la planta, produciendo gran cantidad de tallos y hojas”.

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