Con "Theodora" de Händel inaugura Festival de Salzburgo
¿Cuántas libertades se puede permitir una minoría religiosa? ¿Puede un soldado negarse a acatar órdenes crueles o un funcionario ignorar leyes inhumanas? Preguntas actuales en torno a las cuales gira el oratorio "Theodora", de Georg Friedrich Händel.
"Theodora" trata de dos mártires durante la época de la persecución romana a los cristianos. Como la cristiana Theodora se niega a ofrecer un sacrificio a Júpiter, es obligada a prostituirse. El oficial romano Didymus (Bejun Metha) libera a la mujer a la que ama y la convierte al cristianismo. Finalmente, ambos son condenados a muerte por el gobernador romano Valens (Johannes Martin Kränzle).
Entre los frentes, está el personaje desgarrado de Septimius (Joseph Kaiser), un oficial leal, no cristiano, que no soporta la crueldad con que se trata a la minoría.
Versión moderna
El director Christof Loy centra su puesta en escena en la intensidad de los sentimientos y las relaciones y hace olvidar que "Theodora" no es una ópera, sino un oratorio de poca acción.
La pieza está ambientada en la actualidad, los protagonistas visten trajes de noche modernos. El Coro de Bach de Salzburgo alterna entre los papeles de mayoría ávida de diversión y minoría devota.
El escenario del Grosses Festspielhaus, ambientado por Annette Kurz, es una especie de sala de ensayo, dominada por un enorme órgano.
De hecho, hay un concierto para órgano de Händel integrado en la obra, una práctica que el compositor también aplicaba en vida. Mientras el organista James McVinnie toca, Theodora y su antagonista Valens se enfrentan en una muda lucha entre sexos sobre el escenario. El destino convirtió a la ingenua joven en una mujer segura de sí misma.
Al final, el público quedó encantado. El director Ivor Bolton y la Orquesta Barroca de Friburgo fueron ovacionados. El coro y los cantantes, encabezados por la soprano Christine Schäfer y el contratenor Bejun Metha en los papeles protagónicos, fueron aplaudidos a rabiar.
Sin embargo, a pesar del júbilo, llamó la atención una imagen fuera de lo común: al comienzo de la representación, había más de veinte asientos vacíos. Generalmente, los estrenos en Salzburgo agotan las entradas.
Último reducto de ideólogos de izquierda
Con una dura crítica al teatro de director, Daniel Kehlmann inauguró oficialmente pocas horas antes la 89 edición del Festival. El escritor alemán de 34 años criticó duramente la obligatoriedad de modernidad del teatro actual.
Hoy en día los extranjeros que van al teatro en Alemania quedan bastante confundidos, añadió. "¿Qué es esto que ocurre aquí?, se preguntan. ¿Por qué es todo tan similar lo que ocurre en los escenarios, constantemente pantallas de videos y spaghettis? ¿Por qué siempre hay alguien manchado con algo? ¿Para qué todos esos movimientos bruscos y esos gritos histéricos? ¿Es una disposición estatal?".
La pregunta más cargada de ideología es aquella sobre si representar a Schiller con vestuario de época o actualizado. "Es más fácil afirmar el más puro disparate, sin resistencia, que expresar suave y tímidamente que la puesta en escena históricamente correcta de una obra de teatro es sólo una decisión estética, pero de ninguna manera un proceso reaccionario en sí".
"En un mundo en el que nadie lee ya a Marx y las discusiones controvertidas en realidad sólo giran en torno al deporte, el teatro de director degeneró en el último reducto de la ideología de izquierda", dijo.
El festival se celebra bajo el lema "El juego de los poderosos". Hasta el 30 de agosto, se verán unos 190 eventos. El programa teatral comenzó con el tradicional "Jedermann", que se representa desde 1920. DPA/CHP
Editor: Claudia Herrera Pahl
fuente. http://www.dw-world.de
"Theodora" trata de dos mártires durante la época de la persecución romana a los cristianos. Como la cristiana Theodora se niega a ofrecer un sacrificio a Júpiter, es obligada a prostituirse. El oficial romano Didymus (Bejun Metha) libera a la mujer a la que ama y la convierte al cristianismo. Finalmente, ambos son condenados a muerte por el gobernador romano Valens (Johannes Martin Kränzle).
Entre los frentes, está el personaje desgarrado de Septimius (Joseph Kaiser), un oficial leal, no cristiano, que no soporta la crueldad con que se trata a la minoría.
Versión moderna
El director Christof Loy centra su puesta en escena en la intensidad de los sentimientos y las relaciones y hace olvidar que "Theodora" no es una ópera, sino un oratorio de poca acción.
La pieza está ambientada en la actualidad, los protagonistas visten trajes de noche modernos. El Coro de Bach de Salzburgo alterna entre los papeles de mayoría ávida de diversión y minoría devota.
El escenario del Grosses Festspielhaus, ambientado por Annette Kurz, es una especie de sala de ensayo, dominada por un enorme órgano.
De hecho, hay un concierto para órgano de Händel integrado en la obra, una práctica que el compositor también aplicaba en vida. Mientras el organista James McVinnie toca, Theodora y su antagonista Valens se enfrentan en una muda lucha entre sexos sobre el escenario. El destino convirtió a la ingenua joven en una mujer segura de sí misma.
Al final, el público quedó encantado. El director Ivor Bolton y la Orquesta Barroca de Friburgo fueron ovacionados. El coro y los cantantes, encabezados por la soprano Christine Schäfer y el contratenor Bejun Metha en los papeles protagónicos, fueron aplaudidos a rabiar.
Sin embargo, a pesar del júbilo, llamó la atención una imagen fuera de lo común: al comienzo de la representación, había más de veinte asientos vacíos. Generalmente, los estrenos en Salzburgo agotan las entradas.
Último reducto de ideólogos de izquierda
Con una dura crítica al teatro de director, Daniel Kehlmann inauguró oficialmente pocas horas antes la 89 edición del Festival. El escritor alemán de 34 años criticó duramente la obligatoriedad de modernidad del teatro actual.
Hoy en día los extranjeros que van al teatro en Alemania quedan bastante confundidos, añadió. "¿Qué es esto que ocurre aquí?, se preguntan. ¿Por qué es todo tan similar lo que ocurre en los escenarios, constantemente pantallas de videos y spaghettis? ¿Por qué siempre hay alguien manchado con algo? ¿Para qué todos esos movimientos bruscos y esos gritos histéricos? ¿Es una disposición estatal?".
La pregunta más cargada de ideología es aquella sobre si representar a Schiller con vestuario de época o actualizado. "Es más fácil afirmar el más puro disparate, sin resistencia, que expresar suave y tímidamente que la puesta en escena históricamente correcta de una obra de teatro es sólo una decisión estética, pero de ninguna manera un proceso reaccionario en sí".
"En un mundo en el que nadie lee ya a Marx y las discusiones controvertidas en realidad sólo giran en torno al deporte, el teatro de director degeneró en el último reducto de la ideología de izquierda", dijo.
El festival se celebra bajo el lema "El juego de los poderosos". Hasta el 30 de agosto, se verán unos 190 eventos. El programa teatral comenzó con el tradicional "Jedermann", que se representa desde 1920. DPA/CHP
Editor: Claudia Herrera Pahl
fuente. http://www.dw-world.de
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