Documento Nº 6: EL FERROCARRIL DE CHILOÉ




Para las nuevas generaciones el ferrocarril que unió a Castro con Ancud es algo que bien poco se conoce, pero que realmente tuvo una gran trascendencia para la Isla Grande, ya que permitió sacar parte de la inmensa riqueza forestal que escondían los bosques.
 Se inició su construcción  el 6 de febrero de 1909, teniendo una extensión de 88 kilómetros cuatrocientos metros, de trocha angosta de 60 centímetros.
 La bendición del primer riel  fue hecha con gran solemnidad por el Obispo Ramón A. Jara, en el mismo lugar en que se iba a establecer la estación de Ancud. A la ceremonia asistió el Intendente, Juez de Letras, Promotor Fiscal, el clero secular y regular, el Cuerpo de Bomberos y la sociedad ancuditana.
 Amenizó este acto la banda de músicos del pueblo ancuditano, para terminada la bendición hacer uso de la palabra el empresario Eleazar Lezaeta, el Intendente Juan Prado Palma y diversas otras personalidades, quienes se refirieron  a “esta nueva palanca de progreso que el Excmo. Presidente de la República, don Pedro Montt, ayudado por los senadores Luis Devoto, Ramón Rosas, Domingo Fernández Concha, Gonzalo Urrejola y por los diputados  Guillermo Pereira e Ignacio García   Sierpe, decretara en esta  región austral para incremento de la industria, del comercio y demás riquezas que guarda en su suelo esta provincia, lasque serán explotadas en  el desarrollo de los capitales invertidos para obtener tan gran obra”.
 La memoria del Presidente de la República, de los senadores y  diputados citados, será perpetuada  por los habitantes de esta región, “porque dieron tregua a  la porfiada lucha que tuvieron que soportar contra los pesimistas del ningún bien que esta línea férrea reportaría al país.

 DÍA DE LA INAUGURACIÓN  .

La inauguración  de la histórica línea férrea tuvo lugar , el 2 de abril de 1912, con la bendición solemne que hizo de ella el Obispo Pedro Valenzuela en la estación Puntra  con  la asistencia de autoridades civiles , judiciales y  militares de los departamentos de  Ancud, Castro y Quinchao, de los contratistas, ingenieros y personeros de los tres departamentos isleños.
  El acto fue solemnizado también con el acompañamiento del Comandante General de Armas y Comandante del Regimiento Chiloé, varios oficiales y la banda de músicos del mismo regimiento.
 Los contratistas hicieron la entrega de la línea al Supremo  Gobierno para su explotación el 27 de julio de 1912.
 Para dar mayor realce a acto tan trascendental para Chiloé, la locomotora de Ancud, a las 09:00 A.M.  con sus vagones engalanados  con banderas y banderolas, llevando   a las familias ancuditanas que deseaban ver por  primera vez la línea férrea que cruzaba  estas hermosas montañas que llegaban a las inmediaciones de Castro.
 La llegada fue a las 14:00 horas , viajando en este tren el ingeniero mandado por el Gobierno para recibirse del ferrocarril. Un carro del convoy lo ocupaban los músicos del Regimiento Chiloé, los que tocaban en medio de aquella densa montaña, “ y con sus melodiosos acordes causaban gran júbilo, no sólo a los pasajeros sino también a los pajarillos que trinaban con tiernos gorjeos sobre las copas de los frondosos y elevados árboles.
 El tiempo que empleaba  este pintoresco y novedosos tren desde que se inauguró hasta ser levantado definitivamente en el año 1960, a consecuencia del terremoto, era como término medio de cinco horas, pero a veces sufría demoras por diferentes factores.
 Son numerosas las anécdotas que se cuentan en torno a este tren, como el caso de la mujer que iba junto a la vía férrea, y el maquinista le pregunta si quiere ir en el tren, a lo que ella respondió. “No, muchas gracias, voy apurada”. O, cual era la diferencia entre los pasajeros de primera y tercera cuando los carros eran iguales.
 A muchos viajar de Castro a Ancud les llamaba la atención este detalle y preguntaban al inspector, quien les decía con tranquilidad que ya se darían cuenta de la diferencia. Efectivamente. Cuando se llegaba  a la subida de Butalcura, se escuchaba el grito: “Pasajeros de tercera bajarse a empujar el tren”, el que patinaba a la subida y era necesario poner arena en los rieles. Allí estaba la diferencia entre los pasajeros de primera y de tercera.
 En todo caso, sin lugar a dudas la línea férrea cumplió un papel importante en el desarrollo de la provincia e incluso se habló de la posibilidad de haberlo extendido hasta el naciente pueblo de Quellón, de tal forma que cruzaría toda la Isla Grande.
 El terremoto y la apertura del camino de Castro a Ancud definitivamente hizo improductiva la línea férrea, más aún cuando por carretera se ahorraba algunas horas de viaje al pasajero y a la misma carga.
 En Castro, en el mismo sector donde estuviera la estación y ramales de la casa de máquinas, se encuentra una de las locomotoras que escribiera este pedazo de historia en las comunicaciones de la provincia. Hoy aún antiguos habitantes recuerdan con añoranza sus paseos a las diversas estaciones , a espera del tren de pasajeros. Que era el lugar de reunión obligada para los castreños y ancuditanos.




Fuente: Diario El Llanquihue de Puerto Montt, Edición Centenario, Cuerpo D,  12 de febrero  1985, pp D-5.  

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