Asamblea Constituyente: El ejemplo de Venezuela. Por Valentina Verbal
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OPINIÓN
Asamblea Constituyente: El ejemplo de Venezuela. Por Valentina Verbal, consejera de Evópoli
En su defensa del régimen chavista, algunos
sectores de la izquierda chilena han afirmado que el país de Bolívar
es, a diferencia del nuestro, un ejemplo de democracia para la región, entre otras razones por poseer una Constitución legítima, elaborada a través de una Asamblea Constituyente.
A manera de contexto, hay que decir que antes de la Constitución de 1999, regía la de 1961 que, pese a las diversas crisis políticas por la que atravesó el país bajo su vigencia, ostenta el récord de ser la más duradera en la historia de Venezuela, es decir, 37 años. Las anteriores 19 constituciones del país rigieron menos de esa cantidad de tiempo. En comparación, la Constitución chilena de 1833 se mantuvo vigente durante 92 años, es decir, casi el triple de tiempo que la venezolana de 1961.
Hugo Chávez Frías, después de fracasar en un intento de golpe de Estado en 1992, y gracias a la fama obtenida luego de hablar en televisión al momento de ser arrestado y conceder una gran cantidad de entrevistas desde prisión, llegó al poder por la vía electoral en 1999. El mismo día de su toma de posesión, dictó un decreto a través del cual llamaba a un referendo consultivo para preguntarle al pueblo si aprobaba o no la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
Además de que este referendo violaba las normas de reforma constitucional de la Carta de 1961, aún vigente (que no contenía dicho mecanismo), incorporaba una segunda pregunta: “¿Autoriza usted al Presidente de la República para que mediante un Acto de Gobierno fije, oída la opinión de los sectores políticos, sociales y económicos, las bases del proceso comicial en el cual se elegirán los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente?”.
Pese a que la Corte Suprema había aceptado la convocatoria a una ANC, anuló dicha pregunta, ya que implicaba la concesión de poderes especiales al Presidente no contemplados en la Constitución de 1961, pasando a llevar al Poder Legislativo, en quien descansaba el poder constituyente derivado. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) mantuvo la pregunta en su esencia, aunque haciendo referencia a una propuesta de bases comiciales presentada por el gobierno. La aprobación a las preguntas del referendo fue de más de un 80 %, pero con una abstención de casi un 40 %.
Apenas comenzó a funcionar la ANC se autoafirmó como originaria, pese a que esta pretensión había sido anulada por la Corte Suprema en un fallo específico sobre el punto. O sea, además de desacatar al máximo tribunal, la ANC se declaró por encima de la Constitución de 1961, que estaba vigente.
Como consecuencia de lo anterior, la ANC estableció que “todos los órganos del Poder Público quedan subordinados a la Asamblea Nacional, y están en la obligación de cumplir y hacer cumplir los actos jurídicos estatales que emita dicha asamblea”. Una importante consecuencia de esta decisión fue la disolución del Poder Judicial mediante la creación de una “Comisión de Emergencia Judicial”, lo que derivó en un proceso de destitución del 95 % de los jueces sin un debido proceso. Todo esto, como es de público conocimiento, derivó en la total pérdida de autonomía del Poder Judicial frente al gobierno.
Finalmente, y después de ser aprobada vía referendo el 20 de diciembre de 1999, el 24 de marzo siguiente apareció una nueva versión de la nueva Constitución (con 200 modificaciones) bajo el argumento de tratarse de correcciones de “errores de gramática, sintaxis y estilo”. El constitucionalista Allan Brewer-Carías ha llegado a calificar el proceso general de creación de la Constitución de 1999 como un “golpe de Estado constituyente”.
Aunque el mecanismo de la Asamblea Constituyente ha sido claramente descartado por la Nueva Mayoría, es importante desmitificar algunas experiencias de otros países latinoamericanos, en particular el caso de Venezuela. Crisis que, precisamente, se explica por la estructura institucional antidemocrática creada por el régimen chavista desde el mismo año 1999.
http://www.chileb.cl/perspectiva/asamblea-constituyente-el-ejemplo-de-venezuela/
A manera de contexto, hay que decir que antes de la Constitución de 1999, regía la de 1961 que, pese a las diversas crisis políticas por la que atravesó el país bajo su vigencia, ostenta el récord de ser la más duradera en la historia de Venezuela, es decir, 37 años. Las anteriores 19 constituciones del país rigieron menos de esa cantidad de tiempo. En comparación, la Constitución chilena de 1833 se mantuvo vigente durante 92 años, es decir, casi el triple de tiempo que la venezolana de 1961.
Hugo Chávez Frías, después de fracasar en un intento de golpe de Estado en 1992, y gracias a la fama obtenida luego de hablar en televisión al momento de ser arrestado y conceder una gran cantidad de entrevistas desde prisión, llegó al poder por la vía electoral en 1999. El mismo día de su toma de posesión, dictó un decreto a través del cual llamaba a un referendo consultivo para preguntarle al pueblo si aprobaba o no la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
Además de que este referendo violaba las normas de reforma constitucional de la Carta de 1961, aún vigente (que no contenía dicho mecanismo), incorporaba una segunda pregunta: “¿Autoriza usted al Presidente de la República para que mediante un Acto de Gobierno fije, oída la opinión de los sectores políticos, sociales y económicos, las bases del proceso comicial en el cual se elegirán los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente?”.
Pese a que la Corte Suprema había aceptado la convocatoria a una ANC, anuló dicha pregunta, ya que implicaba la concesión de poderes especiales al Presidente no contemplados en la Constitución de 1961, pasando a llevar al Poder Legislativo, en quien descansaba el poder constituyente derivado. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) mantuvo la pregunta en su esencia, aunque haciendo referencia a una propuesta de bases comiciales presentada por el gobierno. La aprobación a las preguntas del referendo fue de más de un 80 %, pero con una abstención de casi un 40 %.
Apenas comenzó a funcionar la ANC se autoafirmó como originaria, pese a que esta pretensión había sido anulada por la Corte Suprema en un fallo específico sobre el punto. O sea, además de desacatar al máximo tribunal, la ANC se declaró por encima de la Constitución de 1961, que estaba vigente.
Como consecuencia de lo anterior, la ANC estableció que “todos los órganos del Poder Público quedan subordinados a la Asamblea Nacional, y están en la obligación de cumplir y hacer cumplir los actos jurídicos estatales que emita dicha asamblea”. Una importante consecuencia de esta decisión fue la disolución del Poder Judicial mediante la creación de una “Comisión de Emergencia Judicial”, lo que derivó en un proceso de destitución del 95 % de los jueces sin un debido proceso. Todo esto, como es de público conocimiento, derivó en la total pérdida de autonomía del Poder Judicial frente al gobierno.
Finalmente, y después de ser aprobada vía referendo el 20 de diciembre de 1999, el 24 de marzo siguiente apareció una nueva versión de la nueva Constitución (con 200 modificaciones) bajo el argumento de tratarse de correcciones de “errores de gramática, sintaxis y estilo”. El constitucionalista Allan Brewer-Carías ha llegado a calificar el proceso general de creación de la Constitución de 1999 como un “golpe de Estado constituyente”.
Aunque el mecanismo de la Asamblea Constituyente ha sido claramente descartado por la Nueva Mayoría, es importante desmitificar algunas experiencias de otros países latinoamericanos, en particular el caso de Venezuela. Crisis que, precisamente, se explica por la estructura institucional antidemocrática creada por el régimen chavista desde el mismo año 1999.
http://www.chileb.cl/perspectiva/asamblea-constituyente-el-ejemplo-de-venezuela/
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