La Semana Santa tiene una amplia acogida entre los ciudadanos de la República Checa, al igual que las Fiestas de Navidad. La Pascua, además de costumbres cristianas, es acompañada en este país por tradiciones populares, que tienen sus raíces siglos atrás.

Desconectar para estar más cerca de Dios
Tereza Kalkusová
30-03-2018


La Semana Santa tiene una amplia acogida entre los ciudadanos de la República Checa, al igual que las Fiestas de Navidad. La Pascua, además de costumbres cristianas, es acompañada en este país por tradiciones populares, que tienen sus raíces siglos atrás. Radio Praga les ofrece un programa especial en el que hablaremos del tema.

 La Semana Santa, época de un intenso recogimiento

La vida de Anna Melicharová se caracteriza, como la de muchos de nosotros, por dedicar gran parte del tiempo al trabajo. Anna aprovecha estas fechas para acercarse más a Dios, es decir, va a menudo a la iglesia e intenta atenuar el ritmo frenético que conlleva la vida en una época moderna. Para el Triduo Pascual se prepara mediante la cuaresma.
“Para mí es bastante importante encontrar algo que sea un poco superfluo en mi vida, que no necesito, y al mismo tiempo que me guste un poquito hacerlo, entonces se trata de dejar de lado lo que consume nuestro tiempo y nuestra atención. Hacer algo que vemos que nos hace cambiar. Es decir, para alguien que normalmente no suele comer mucha carne, como por ejemplo yo, una cuaresma sin carne no sería nada especial, entonces, en mi caso, yo dejé de usar el Facebook, no visitaba las tiendas en línea y cosas por el estilo. Y esta vez decidí ir a misa todos los días para tener algo positivo, porque este año mi problema es que hago muchísimas cosas y no tengo tiempo para Dios“.
Esta época del año tiene para ella también un significado personal, ya que el Sábado Santo fue el día que fue bautizada. Anna destacó la importancia de pasar el tiempo con la familia, con su marido, con la comunidad, aunque aún más importante considera dialogar consigo misma y reflexionar acerca del gran acto de salvación de Jesús, sin el que todo lo demás estaría privado de sentido.
La estudiante nos contó también cómo piensa pasar el Viernes Santo.
“Creo que a las seis o cinco de la tarde vamos a la iglesia, y no es una misa en realidad, es solamente para recordar la pasión de Jesucristo, entonces se adora la cruz y antes de eso voy a intentar prepararme para este momento, entonces normalmente intento hacer todo el trabajo que tengo los días anteriores y el viernes leo sobre todo libros que me ayudan a reflexionar, meditar y bueno, no como mucho”.

El Viernes Santo y las Pasiones de Jesús

Otro punto de vista nos brindó el padre Eliáš Tomáš Paseka de la Orden de los franciscanos, cuya labor se vinucla con la iglesia y el convento de Nuestra Señora de las Nieves en el casco histórico de la capital y con la iglesia de Santa Inés a las afueras de Praga.
El padre Eliáš destacó las ceremonias del Lavatorio del Jueves Santo o el Viernes Santo que se compone de tres partes cruciales: la liturgia, la lectura o el canto de las pasiones según San Juan y la adoración de la cruz que va seguida de la comunión.
Describe así cuál es el momento de la ceremonia del Viernes Santo que más le conmueve ya que simboliza que los sacerdotes unieron sus vidas al sacrificio de Jesucristo.
“Para mí el momento más intenso es el inicio de la celebración, cuando sumergidos en un silencio, ya sin el sonido del órgano y con el altar despojado de flores y velas, el sacerdote entra seguido de los monaguillos, todos vestidos en colores litúrgicos, rojos, y la primera cosa que hace es que o se pone de rodillas o se tumba directamente en el suelo frente al altar. Un rato permanece así en pleno silencio, mientras que los presentes, que él tiene a cargo, rezan por él, y después continúa con la celebración”.
 A lo largo de este día se recitan peticiones o se cantan o representan las llamadas Pasiones de Cristo, el tema más destacado en las creaciones artísticas cristianas. El padre Eliáš nos habló sobre el significado de estas representaciones, que nos recuerdan lo que vivió Jesús los últimos días de su vida. Añadió también, con una sonrisa pícara, que él mismo interpretó a Judas un sinfín de veces, por lo que un día recibió un paraguazo de una señora mayor.
“Encarnábamos a los apóstoles, a los que estaban presentes en el Vía Crucis, a los judíos, a la Virgen María, madre de Dios, a varios discípulos a los que Jesús había conocido en sus últimos días, por supuesto también al apóstol Judas, quien lo traicionó. La verdad es que lo interpreté durante cinco largos años, así pues le tomé cariño al personaje y para poder representarlo bien, me interesé mucho por la actitud de este apóstol”.

Los checos y la Fe, un espacio íntimo

En los países iberoamericanos la Semana Santa se celebra como un culto público y las procesiones forman una parte indispensable de dicha fiesta. En la República Checa esta tradición no está muy arraigada, aunque no siempre fue así. El hecho de que los checos no acostumbran exteriorizar su Fe durante estas celebraciones se debe a su experiencia de muchos años de comunismo, ya que la Policía del régimen totalitario perseguía a la gente del ámbito religioso.
 Anna Melicharová comenta esta realidad y añade que a pesar de que el carácter de los checos les puede resultar a los extranjeros cerrado y nada alegre, no es así.
“A mí me parece que en la República Checa no se sale tanto de la iglesia. También se sabe que no hay tantos católicos, así que cuando ya se va a la iglesia es algo bastante íntimo y son en general grupos de gente que se conocen bien entre sí, entonces más bien las celebraciones transcurren dentro de la iglesia. Por ejemplo el Domingo de Resurección, los domingos en general son muy alegres, que no sé, a lo mejor le puede sorprender a alguien quien conoce el carácter de la gente aquí, pero sí, se canta mucho, muchas personas participan en la celebración, ayudan con muchas cosas, leen durante la misa, no es solo el sacerdote quien lo hace todo”.
Aunque es también el temperamento moderado de la gente de Chequia, que en comparación con otros países impide unas celebraciones ostentosas, entre ellas la crucifixión o el azotamiento de personas, como lo menciona el padre Eliáš.
“No estoy del todo seguro si Jesús hoy desearía de nuestra parte este tipo de sacrificios, porque sabemos que la persona muere por otra simplemente ya mediante el hecho de que le presta atención, le dice algo bonito, cuida de ella, como por ejemplo una madre que cuida de su hijo, o en las familias donde tenemos a parientes enfermos. La persona así deja morir su propio tiempo y conecta este acto con la ayuda a otra persona”.

El Viernes Santo como día libre

Otro de los residuos del comunismo fue que el Viernes Santo dejó de ser día no laboral. Tras años de arduos debates en la Cámara Baja, el Viernes Santo finalmente fue aprobado como día festivo por ley en 2016. Las polémicas se debían al hecho de que la República Checa se caracteriza por ser uno de los países más ateos de Europa, tal y como lo indican reiteradamente las investigaciones. En la más reciente, realizada a base del proyecto European Social Survey, los checos entre 16 y 29 años resultaron ser los más ateos con un 91%, dejando a sus espaldas a países como Estonia o Suecia.
El padre Eliáš valora el cambio de legislación de 2016 de una forma positiva, ya que los feligreses antes no podían asistir a las celebraciones debido a los deberes laborales. Hoy los interesados pueden dedicar ese día a profundizar en su vida espiritual.
“Me parece muy bien, sobre todo para aquellos que querían celebrar el Viernes Santo, pero no podían por cuestiones laborales. Supongo que muchas personas no admitirían tan abiertamente que son creyentes, pero creo que entre los legisladores de nuestro país hay muchos que creen o personas que tiene sensibilidad para la Fe, o están bautizados, ya sea bajo la Iglesia católica u otra diferente, y saben que se trata de celebraciones que se dan en todo el mundo, y que cada persona interesada tiene derecho a participar, no es una cuestión de querer evadir el trabajo”.
Lo dicho lo atestigua Anna Melicharová, que añade otra consecuencia positiva que surgió del cambio. Gracias al día libre los checos que no profesan ninguna religión pueden interrogarse a sí mismos sobre cuál es el motivo de la fiesta.
“Para mí es muy positivo, porque el Viernes necesito tiempo para prepararme para lo que va a venir, y si tengo que trabajar todo el día es muy difícil concentrarse en lo importante y creo que para mucha gente está bien tener este tiempo, y en general hay muchos días no laborales, muchas fiestas que no significan casi nada para la gente, y la del Viernes Santo para mucha gente no significa nada o mucho, pero al menos así pueden ponerse a pensar qué significa para los cristianos, porqué se aprobó este día como festivo. Para cierta parte de la población es muy importante, muy útil, tener este tiempo“.

Pintar huevitos es divertido

 En la sociedad checa la Semana Santa está estrechamente vinculada con las fiestas de la fertilidad, con la naciente primavera. El gran día de celebración es para los checos el Lunes de Pascua, cuyas tradiciones, hoy ya de carácter más bien folclórico, son en parte de origen pagano, como por ejemplo la costumbre de pintar huevos de Pascua, símbolo de la vitalidad, que el hombre recibe a cambio de azotar a la muchacha con una vara de ramitas de sauce.
Anna Melicharová nos dio su opinión acerca de la coexistencia de estas dos tradiciones.
“Creo que hay mucha gente que conoce solamente esta parte pagana de las celebraciones de la Semana Santa, pero no lo veo como algo completamente malo, sin sentido, porque así se celebra la primavera, la resurrección de la naturaleza, una nueva vida que comienza y es un poco parecido a lo que pasa en la iglesia. Yo, por ejemplo, no hago nada de eso de pintar los huevos o hacer un cordero de bizcocho y cosas así, pero creo que cuando tenga hijos lo voy a hacer con ellos, porque es divertido, es bonito, y les voy a explicar que no es la cosa más importante de la Semana Santa y así creo que se pueden combinar las dos tradiciones”.
El padre Eliáš declaró que la Iglesia no tiene nada en contra de estas tradiciones, pero subrayó que el significado original no debería caer en el olvido.
“Creo que no debería perderse el sentido primordial de las fiestas, el por qué las celebramos. Aquí en Praga, por ejemplo, tenemos tres mercadillos de Pascua: uno en la plaza de Wenceslao, otro en la plaza de la Ciudad Vieja y el tercero en otra parte. Es bonito, pero no es más que una demonstración de oficios manuales. Hay un abedul, árbol típico, del que cuelgan huevos decorados y conejos de chocolate. Nosotros no decimos no, nos alegra que a la gente le atraiga, al fin y al cabo de forma parecida les atraen las tradiciones católicas”.
La Semana Santa y la Pascua ofrecen a los ciudadanos una gran variedad de actividades. Unos aprovechan este tiempo para enriquecer su vida espiritual, otros optan por celebrar el Lunes de Pascua con sus niños pintando huevitos o saliendo de excursión.

Fuente: Radio Praga, http://www.radio.cz/es/rubrica/especiales/desconectar-para-estar-mas-cerca-de-dios

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