Las señales y los efectos del cambio climático se mantienen en 2018

La tendencia al calentamiento a largo plazo se ha mantenido en 2018 y la temperatura media mundial han sido la cuarta más elevada de la que se tienen datos. Los 20 años más cálidos de los que se tienen datos se han registrado en los últimos 22 años, siendo los últimos cuatro los cuatro más cálidos, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Otras señales reveladoras del cambio climático, como el aumento del nivel del mar, el calor oceánico, la acidificación de los océanos y el derretimiento de los hielos marinos y los glaciares, se mantienen mientras que las condiciones meteorológicas extremas han sembrado la destrucción en todos los continentes, según se indica en la versión provisional de la Declaración de la OMM sobre el estado del clima mundial en 2018. Este informe incluye detalles referentes a los efectos del cambio climático que se basan en las contribuciones de diversos asociados de las Naciones Unidas.

Asimismo, muestra que la temperatura media mundial durante los diez primeros meses del año superó aproximadamente en 1 °C a la de la era preindustrial (1850-1900). El informe se basa en cinco conjuntos de datos relativos a la temperatura mundial mantenidos independientemente.

“No estamos bien encaminados para alcanzar los objetivos de la lucha contra el cambio climático y limitar el aumento de la temperatura”, declaró el Secretario General de la OMM, señor Petteri Taalas. Dijo además que “las concentraciones de gases de efecto invernadero han alcanzado de nuevo niveles sin precedentes y, si se mantiene la tendencia actual, es posible que se produzcan aumentos de la temperatura de 3 a 5 °C para finales de siglo. Si utilizamos todos los recursos de combustible de origen fósil conocidos, el aumento de la temperatura será considerablemente mayor”.

“Conviene reiterar una vez más que somos la primera generación que comprende plenamente el cambio climático y la última generación que puede hacer algo al respecto”, señaló el señor Taalas.

El Informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sobre el calentamiento global de 1,5 °C señala que la temperatura media mundial en el decenio 2006-2015 fue 0,86 °C más alta que en la era preindustrial. El aumento medio con respecto al mismo período de referencia en el último decenio (2009-2018) fue de aproximadamente 0,93 °C y en los últimos cinco años (2014-2018), de 1,04 °C.

“Son más que simples cifras”, afirmó la Secretaria General Adjunta de la OMM, señora Elena Manaenkova.

“Cada fracción de grado de calentamiento tiene repercusiones en la salud humana y el acceso a los alimentos y el agua dulce, en la extinción de animales y plantas y en la supervivencia de los arrecifes de coral y la vida marina. Asimismo, tiene repercusiones en la productividad económica, la seguridad alimentaria y la resiliencia de nuestras infraestructuras y nuestras ciudades. Afecta también a la velocidad de fusión de los glaciares y el suministro de agua, así como al futuro de las islas de baja altitud y las comunidades costeras. Cada fracción de grado que contribuye al calentamiento global importa, sostuvo la señora Manaenkova.

El informe de la OMM proporciona pruebas científicas fidedignas en las que se basarán las negociaciones sobre el cambio climático de las Naciones Unidas, que tendrán lugar del 2 al 14 de diciembre en Katowice (Polonia). El objetivo principal de la reunión es adoptar las directrices para la aplicación del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, que pretende limitar el aumento de la temperatura media mundial lo más cerca posible de 1,5 °C.

El Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sobre el calentamiento global de 1,5 °C afirma que ese objetivo es posible desde el punto de vista físico, pero exige cambios sin precedentes en nuestro estilo de vida, energía y sistemas de transporte. En dicho Informe se muestra que si se contiene el incremento de la temperatura por debajo de los 2 °C se reducirán los riesgos para el bienestar humano, los ecosistemas y el desarrollo sostenible.

Los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN) han contribuido a las evaluaciones climáticas nacionales. En un nuevo informe federal de los Estados Unidos se detalla cómo afecta el cambio climático al medioambiente, la agricultura, la energía, los recursos hídricos y de la tierra, el transporte y la salud y el bienestar humanos, con el riesgo de que provoque pérdidas cada vez mayores en la infraestructura y los bienes de los Estados Unidos y frene la tasa de crecimiento económico durante este siglo.

En una evaluación del Reino Unido publicada el 26 de noviembre se advirtió que las temperaturas en verano podrían ser hasta 5,4 °C más altas, que las lluvias estivales podrían disminuir hasta un 47 % para 2070 y que el nivel del mar en Londres podría subir 1,15 m para 2100. Un informe de Suiza sobre los escenarios climáticos publicado el 13 de noviembre indicaba que, si bien el país es cada vez más cálido y seco, en el futuro también padecerá lluvias más abundantes y sus famosas estaciones de esquí tendrán menos nieve.

“La comunidad de la OMM está mejorando la transformación de la ciencia en servicios. Esto ayudará a los países a generar escenarios y predicciones climáticas nacionales y a desarrollar servicios climáticos adaptados para reducir los riesgos asociados al cambio climático y a fenómenos meteorológicos cada vez más extremos. La OMM también está trabajando en la elaboración de instrumentos integrados de vigilancia y gestión de las emisiones de gases de efecto invernadero y los sumideros de carbono”, apuntó el Científico Principal y Director de Investigación de la OMM, señor Pavel Kabat.



Aspectos más destacados de la declaración provisional sobre el estado del clima

Temperaturas: el inicio de 2018 se caracterizó por un episodio de La Niña débil que se prolongó hasta marzo. En octubre, sin embargo, las temperaturas de la superficie del mar en el extremo oriental del Pacífico Tropical dieron signos de un retorno a un episodio de El Niño, aunque la atmósfera todavía muestra poca respuesta en este sentido. Si se formase un episodio de El Niño, es probable que 2019 sea más cálido que 2018.

Gases de efecto invernadero: las concentraciones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso alcanzaron nuevos valores máximos en 2017, según se desprende del ‎Boletín de la OMM sobre los gases de efecto invernadero‏. Los datos de diversos lugares, en particular Mauna Loa (Hawái) y el cabo Grim (Tasmania), indican que estas concentraciones siguieron aumentando en 2018.

Océanos: los océanos absorben más del 90 % del exceso de energía atrapado por los gases de efecto invernadero y el 25 % de las emisiones antropógenas de CO2, lo que hace que se calienten y acidifiquen. Para cada período de 3 meses hasta septiembre de 2018, el contenido calorífico de los océanos fue el más elevado o el segundo más elevado desde que empezaran los registros. De enero a julio de 2018, el nivel medio global del mar fue alrededor de 2 a 3 mm más elevado que en el mismo período de 2017.

Hielo marino: la extensión del hielo marino en el Ártico se situó muy por debajo de la media durante 2018 y se mantuvo en niveles bajos sin precedentes durante los dos primeros meses del año. Los máximos anuales se produjeron a mediados de marzo y fueron los terceros más bajos de los que se tienen datos. La extensión mínima en septiembre fue la sexta más baja jamás registrada, lo que significa que los 12 años con la menor extensión de hielo de los que se tienen datos durante un mes de septiembre corresponden a los últimos 12 años. La extensión del hielo marino antártico también estuvo muy por debajo de la media durante 2018. La extensión mínima anual se produjo a finales de febrero y se considera una de las dos extensiones más bajas.



Fenómenos meteorológicos extremos

Tormentas tropicales: se superó la media de ciclones tropicales en las cuatro cuencas del hemisferio norte, con 70 ciclones que provocaron numerosas víctimas registrados al 20 de noviembre, en comparación con la media de largo plazo de 53. La cuenca del Pacífico nororiental, cuya energía ciclónica acumulada fue la más alta desde que comenzaron las mediciones fiables tomadas por satélites, ha estado particularmente activa.

Dos de los ciclones tropicales más fuertes fueron Mangkhut, que afectó a Filipinas, la Región Administrativa Especial de Hong Kong y China, y Yutu, que causó estragos en las Islas Marianas. Jebi fue el tifón más fuerte que ha azotado al Japón desde 1993, Son-Tinh provocó inundaciones en Viet Nam y Laos, mientras que Soulik provocó inundaciones en la península de Corea. Los huracanes Florence y Michael estuvieron asociados a enormes daños económicos y se cobraron un gran número de víctimas en los Estados Unidos. Gita, en el Pacífico Sur, fue el ciclón más intenso y costoso que ha azotado a Tonga.

Inundaciones y lluvias: En agosto, el estado de Kerala, en el suroeste de la India, sufrió las peores inundaciones desde el decenio de 1920, que provocaron el desplazamiento de 1,4 millones de personas de sus hogares y afectaron a más de 5,4 millones. Gran parte del oeste de Japón sufrió inundaciones destructivas a finales de junio y principios de julio que causaron la muerte de al menos 230 personas y destruyeron miles de hogares. En marzo y abril hubo inundaciones en muchas partes de África oriental. Entre otros países afectados están Kenya y Somalia, que anteriormente habían sufrido una grave sequía, Etiopía y el norte y el centro de Tanzanía. Un intenso sistema de baja presión en el mar Mediterráneo a finales de octubre provocó inundaciones, fuertes vientos y víctimas mortales.

Olas de calor y sequías: grandes partes de Europa experimentaron una ola de calor y una sequía excepcionales a finales de la primavera y en el verano de 2018 que provocaron numerosos incendios forestales en Escandinavia. En julio y agosto se registraron temperaturas máximas sin precedentes al norte del círculo polar ártico y largas series de temperaturas cálidas, incluidos 25 días consecutivos con temperaturas superiores a 25 °C en Helsinki (Finlandia). En algunas partes de Alemania se registraron largos períodos de días en los que las temperaturas excedieron 30 °C, mientras que una ola de calor estuvo asociada a víctimas mortales en Francia. También fue un período excepcionalmente cálido y seco en el Reino Unido e Irlanda. Una ola de calor corta pero intensa afectó a España y Portugal a principios de agosto.

Las condiciones de sequía fueron especialmente persistentes en Alemania, la República Checa, el oeste de Polonia, los Países Bajos, Bélgica y determinadas zonas de Francia. A mediados de octubre, el caudal del Rin alcanzó niveles mínimos sin precedentes, lo que perturbó gravemente el transporte fluvial.

La zona oriental de Australia sufrió una sequía importante durante 2018, especialmente Nueva Gales del Sur y la región meridional de Queensland, y en gran parte de la región las lluvias se redujeron a la mitad de la media de precipitaciones en el período comprendido entre enero y septiembre. A finales de 2017 y principios de 2018, una grave sequía afectó al Uruguay y al norte y centro de la Argentina que provocó grandes pérdidas agrícolas.

Tanto el Japón como la República de Corea registraron nuevos récords nacionales de calor (41,1 °C y 41,0 °C, respectivamente).

Omán informó de una de las temperaturas mínimas conocidas más altas durante la noche en junio, con 42,6 °C. En Argelia se registró un nuevo máximo nacional de 51,3 °C en julio.

Frío y nieve: una de las olas de frío más importantes de los últimos años afectó a Europa a finales de febrero y principios de marzo.

Incendios forestales: el 23 de julio se produjeron importantes incendios forestales que afectaron a Atenas (Grecia) y provocaron numerosas víctimas mortales. La provincia canadiense de Columbia Británica superó su récord de superficie quemada en una temporada de incendios por segundo año consecutivo. California sufrió devastadores incendios forestales, siendo la campaña de noviembre más mortífera de los Estados Unidos durante más de un siglo.



Otros efectos

En la versión provisional de la Declaración figura información pormenorizada de los efectos del cambio climático, basada en las contribuciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la UNESCO, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Esta sección se ampliará en la versión final de la Declaración, que se publicará en marzo de 2019.

La exposición del sector agrícola a los fenómenos climáticos extremos amenaza con echar por tierra los avances realizados en la lucha contra la desnutrición. Los nuevos datos revelan que ha aumentado el hambre en el mundo después de un período prolongado de disminución. Se estima que el número de personas subalimentadas aumentó a 821 millones en 2017, según el informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2018 de la FAO, el PMA, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la Organización Mundial de la Salud.

La región en la que los fenómenos climáticos tuvieron más repercusiones en la inseguridad alimentaria y la malnutrición agudas en 2017 es África, donde se vieron afectadas 59 millones de personas en 24 países que requieren acción humanitaria urgente. Gran parte de la vulnerabilidad ante los choques climáticos se deriva de los sistemas de cultivo de secano y los sistemas de pastizales pastoriles que dominan los sistemas de medios de vida de entre el 70 % y el 80 % de la población rural del continente.

De los 17,7 millones de desplazados internos de los que la OIM ha hecho seguimiento, 2,3 millones lo fueron debido a desastres relacionados con fenómenos meteorológicos y climáticos hasta septiembre de 2018. En Somalia, el ACNUR registró unos 642 000 nuevos desplazamientos internos entre enero y julio de 2018, siendo las inundaciones el principal motivo de desplazamiento (43 %), seguidas de la sequía (29 %) y los conflictos (26 %).

Varios organismos de las Naciones Unidas, entre ellos la COI de la UNESCO y el PNUMA, están haciendo un seguimiento de los efectos del cambio climático en el medioambiente, en particular la decoloración de los corales, la reducción de los niveles de oxígeno disuelto en los océanos y la pérdida de carbono azul en los ecosistemas costeros, como los manglares y las marismas. El cambio climático también expone al deshielo las turberas actualmente protegidas por el permafrost, lo que puede provocar un aumento de las emisiones de metano y una pérdida de carbono, y la elevación del nivel del mar conexa aumenta el riesgo de erosión costera y salinización de las turberas de agua dulce.

 Fuente: OMM

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