Investigación escolar desde Osorno vincula ciencia, contaminación y árboles urbanos con impacto provincial

 Investigación escolar desde Osorno vincula ciencia, contaminación y árboles urbanos con impacto provincial

En la Escuela Monseñor Francisco Valdés, ubicada en el sector Francke de Osorno, el profesor Guillermo Tapia lidera desde hace años un proyecto de indagación científica escolar sobre árboles y calidad del aire. Gracias a su constancia y visión, generaciones de estudiantes -varias de ellas niñas- han sido protagonistas de una experiencia educativa que cruza disciplinas, comunas y fronteras.

Todo comenzó con una observación aparentemente menor. Una estudiante llegada desde Venezuela comentó que se enfermaba con frecuencia al exponerse al humo de leña durante los inviernos en Osorno. “Esa simple observación se transformó en una pregunta científica que dio origen a todo lo que hoy somos como comunidad investigadora”, señala Guillermo Tapia, docente de la Escuela Monseñor Francisco Valdés y formador del programa ICEC del Ministerio de Educación.

Así nació “Bosques urbanos en acción: especies nativas e introducidas frente a la contaminación atmosférica”, una investigación escolar que ha involucrado a decenas de estudiantes, principalmente mujeres, quienes han analizado el rol de los árboles en la calidad del aire y su relación con la salud respiratoria.

El proyecto, iniciado en 2022, ha trascendido generaciones. A través de una metodología rigurosa pero adaptada a la realidad escolar, el equipo liderado por Tapia ha trabajado en terreno observando especies en Osorno. La iniciativa también ha sido replicada en Río Negro, Purranque y Puerto Octay. Las niñas han clasificado árboles como nativos o introducidos, perennes o caducos, midiendo indicadores como biomasa, área foliar y tasa fotosintética, y cruzando esos datos con variables ambientales y de salud.

“Lo interesante fue ver cómo los árboles que apreciamos todos los días tienen un impacto directo en nuestra salud”, cuenta Valentina Espinoza, estudiante de octavo básico. “Algunos árboles ayudan a limpiar el aire, otros no, y eso puede generar enfermedades como el asma o alergias”, detalla.

Ana Clara Leal, compañera de curso, agrega: “Gracias al proyecto me integré. Aprendí cosas que no sabía, pero también hice amigas. Fue un aprendizaje completo”.

La investigación no se ha limitado al aula. Se han realizado presentaciones en ferias científicas, actividades de reforestación con especies nativas, creación de fichas técnicas, ensayos argumentativos y análisis estadísticos. En octubre, la investigación fue seleccionado para representar a Osorno en el XIV Congreso Nacional de Educación en Ciencias, organizado por la Universidad de Chile en Santiago.

El Ministerio de Educación ha reconocido la labor de Tapia, quien figura entre los docentes destacados del programa ICEC por su capacidad de vincular ciencia, territorio, género y comunidad. “El profesor es el hilo conductor. Aunque cambien los estudiantes, él mantiene viva la investigación, adapta los métodos, motiva a nuevos equipos y proyecta el trabajo a futuro”, indica el documento oficial que autorizó su participación en el congreso que se desarrolló a fines de octubre.

Blanca Molina, presidenta del centro de alumnos y alumna de séptimo, resume el impacto del trabajo: “Yo estaba en cuarto cuando todo partió. Ver cómo los mismos compañeros plantaban árboles y hacían ciencia fue inspirador. Hoy soy parte de esto y quiero que más colegios se sumen. La ciencia también es para nosotras, las niñas”.

La experiencia ha generado una red de colaboración entre establecimientos de distintas comunas, fortaleciendo el enfoque territorial. Además, ha promovido el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico, la conciencia ecológica, la argumentación y el trabajo en equipo.

“Esto no es solo un proyecto científico. Es una forma de hacer comunidad, de formar ciudadanía desde la escuela”, afirma Tapia. Y concluye: “Nuestra responsabilidad como docentes es sembrar preguntas, abrir caminos y acompañar procesos. Si logramos eso, la ciencia deja de ser una asignatura y se convierte en una forma de entender y cuidar el mundo”, cerró.