Un grupo de 50 personalidades europeas, entre economistas, ex jefes de Gobierno y europarlamentarios apeló a no dejar caer a Atenas, porque “las consecuencias podrían ser catastróficas”. Y no solo para Grecia.
El llamado fue publicado hoy (30.05.2012) en Internet. Entre los firmantes se hallan personalidades tan conocidas como el primer ministro italiano Giuliano Amato, el exministro de Economía alemán Hans Eichel y el reconocido economista Peter Bofinger.
La mayoría de las 50 personalidades son miembros del European Council on Foreign Relations (ECFR), una especie de “think tank” europeo, fundado, entre otros, por George Soros, Joschka Fischer, Brian Eno y Rem Koolhaas. La mayoría de los miembros del ECFR son expolíticos y economistas de la UE. Como el ECFR es independiente, los firmantes del llamado a favor del euro lo hacen a título personal.
Grecia no tiene salvación y deberá abandonar la eurozona: esa opinión parece lograr cada vez más aceptación entre los Gobiernos y la población de la Unión Europea (UE), sobre todo en el norte de Europa, se lee en el llamado.
El grupo de los 50 se opone terminantemente y apela a “no dejar caer a Grecia”. Agrega que “el número de quienes creen que la eurozona pueda superar sin problemas la salida de Grecia crece; nosotros, por el contrario, creemos que si Grecia abandona la eurozona, ello sería una catástrofe política y económica”.
Para el grupo de los 50, los fondos europeos de rescate “no ofrecen una protección suficiente”. “Una salida de Grecia del euro podría tener como consecuencia una implosión de la eurozona, lo cual a su vez desembocaría en una profunda recesión y una nueva crisis financiera global”.
En ese caso, dice el grupo, “el prestigio de Europa se vería dañado en forma irreparable”. Si ello es válido para Grecia, mucho más lo es para España, cuya crisis se agrava día a día. En efecto, el temor al “worst case” parece cundir en el Viejo Continente y se multiplican las voces que instan a evitarlo a toda costa.
Una catástrofe política, un interrogante económico
DW entrevistó a Jürgen Matthes, senior economist en el instituto IW de Colonia sobre el actual debate en relación con la posibilidad de que Grecia abandone la eurozona y el nuevo llamado a evitarlo.
Jürgen Matthes
En opinión de Matthes, que Grecia abandonara la eurozona sería “políticamente en efecto una catástrofe, porque dejaría en evidencia que el proyecto de unión de Europa no es sostenible”. La señal política, según el economista, sería muy negativa y podría hacer aumentar la desconfianza en la viabilidad del proyecto europeo.
En cuando a lo económico, dice que “es difícil de estimar”, ya que en su opinión, a diferencia de lo que estima el grupo de los 50, “los paraguas de rescate del euro son actualmente lo suficientemente fuertes como para hacer evitar un contagio a otros países”.
En cuanto a la posibilidad de introducir una moneda paralela en Grecia conservando simultáneamente el euro, propuesta lanzada recientemente por economistas del banco alemán Commerzbank, Matthes dice que su instituto tiene dudas acerca de la viabilidad. “La pregunta es si una moneda paralela gozará de aceptación, lo cual no es de ninguna manera seguro de antemano, por lo que cabe un cierto escepticismo al respecto”, subraya el economista.
La cara condonación de deuda
Los acreedores privados han condonado a Grecia ya gran parte de la deuda. ¿Por qué evidentemente no alcanza ello para estabilizar la situación en el país? En opinión de Matthes, la condonación y reestructura de la deuda griega han resultado bastante caras para el Estado griego. “El cambio de deuda ha traído consigo una necesidad de apoyo a los bancos griegos”, pues de otra forma no podrían haber hecho frente a la quita.
Además, la “renuncia voluntaria” por parte de los acreedores privados a parte de la deuda “se ha realizado de tal forma que el Estado ha asumido nuevos compromisos”. Es decir, que “para el Estado griego la condonación ha resultado onerosa y la deuda pública no se ha reducido tanto como a veces se piensa”.
En cuanto a que la bancarrota del Estado griego sea o no inevitable, el economista del instituto IW dice que “en definitiva se trata sobre todo de armar escenarios de amenazas”. En otras palabras, agrega, es un “juego de la gallina”: una competición en la que dos participantes conducen un vehículo en dirección al del contrario y el primero que se desvía de la trayectoria del choque pierde.
Para evitar la colisión, el IW comparte el criterio del llamado de los 50 europeos en el sentido de que “hay que quitar algo de presión sobre los programas de ajuste, darle más tiempo a los países con dificultades para que lleven a cabo las reformas necesarias, hacer los ajustes en forma más suave”.
Pero en ello es tajante Matthes: “sin reformas no les queda a esos países más opción que la bancarrota”. Las reformas estructurales, es decir una mayor eficiencia del Estado, el aumento de la competitividad, la flexibilización del mercado laboral y el aumento de la edad de jubilación, entre otras medidas, deben ser la condición de la política de ayudas de la UE.
Bancos españoles: la situación es dramática
“Si los países con problemas de deuda no están dispuestos a implementar las reformas, efectivamente la UE no podrá seguir ayudándolos y ello supondría la cesación de pagos y por ende la quiebra”. Una señal de advertencia, no solo para Grecia, sino también para España y todos los países con problemas de deuda en Europa.
Autor: Pablo Kummetz
Editor: Enrique López
fuente: Deutsche Welle, http://www.dw.de/dw/article/0,,15985427,00.html?maca=spa-newsletter_sp_alemaniaactual-2359-html-newsletter
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