Sarkozy decide abrir más centrales nucleares

El presidente francés Nicolas Sarkozy anunció, el jueves pasado y en plena huelga general, su esperada y controvertida decisión de construir un segundo reactor nuclear EPR en Francia. Indicó que el lugar escogido es Penly, una comarca normanda castigada por el paro en el automóvil.


La construcción del nuevo reactor de "tercera generación" y del tipo European Pressurized Reactor (EPR), diseñado por la firma AREVA NP, llega cuando todavía subsisten graves interrogantes sobre la construcción, en curso desde hace más de tres años, de sus dos predecesores del mismo género, los EPR de Olkiluoto (Finlandia) y el también francés de Flamanville.


El finlandés ha acumulado un retraso de al menos tres años, debido a defectos de construcción, y un sobrecoste estimado en al menos mil millones de euros. Las obras del primer EPR francés, en Flamanville, iniciadas en 2006, han sido paralizadas en varias ocasiones por defectos señalados por la Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN).


La presidencia francesa hizo saber ayer que la construcción del nuevo EPR de Penly se iniciará en 2012, y fijó la fecha inicial prevista de puesta en servicio en 2017.


EDF construirá la planta

La construcción y explotación del nuevo reactor, de una potencia instalada de unos 1.600 MW, fue confiada al gigante EDF, segundo grupo mundial de la energía y propiedad del Estado francés al 85%. No obstante, Sarkozy tomó la precaución de abrir la puerta de Penly a GDF-Suez, firma francesa que está al 73% en manos privadas. Es más fuentes del Elíseo dejaron entrever que un tercer EPR francés está en vías de lanzamiento. Esta vez, hasta el grupo Total tendría su tajada.


La jugada de Nicolas Sarkozy es incuestionablemente maestra. Aunque el Elíseo, de puertas adentro, empieza a ver las ventajas de las renovables, necesita confortar a EDF en su poderío exportador y satisfacer a los numerosos grupos privados franceses implicados en el sector, como AREVA NP, GDF-Suez y Total. Con un mercado exportador nada cómodo, dadas las dudas de futuro que pesan sobre el átomo, decenas de miles de empleos están en juego en Francia.


El presidente abre, además, un segundo frente, en el terreno sindical y del empleo. La región escogida es una tierra comunista castigada por la crisis del automóvil, y la energía nuclear es bastión del sindicato ex comunista CGT Energía. Ambos, PCF y CGT, fueron los primeros en aplaudir la decisión de Sarkozy, con lo que, al menos en este frente, Sarkozy logró apoyo de izquierdas.


El presidente de EDF, Pierre Gadonneix, saludó la "excelente noticia para el sector nuclear y el empleo". Por el contrario, Los Verdes, que manifestarán ayer en las inmediaciones del EPR de Flamanville, denunciaron "la indecencia de Nicolas Sarkozy" al impulsar una tecnología "inútil, costosa y peligrosa".

fuente: http://www.publico.es

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